Wendy Casares encontró en Alajuelense una oportunidad única para que su hijo Deylan Aguilar se prepare de cara al futuro y luche por su gran sueño de ser futbolista. Fue en 2018 cuando Víctor Badilla y Enrique Vásquez detectaron el talento de ese niño de Barranca, Puntarenas.
Ella se alegró al ver la puerta que se le abría a uno de sus gemelitos y dijo que sí. Sin embargo, no contaba con el dinero para pagar los pases. El problema se resolvió rápido.
La Liga le planteó la opción de que el menor se fuera a vivir al CAR. Además, le ofreció trabajo a ella. Así fue como ambos se mudaron al Centro de Alto Rendimiento en Turrúcares.
En aquel momento, Wendy Casares habló con Agustín Lleida, para ver si a esa casa dentro del CAR podría llevarse también a Dylan, el gemelo de Deylan. No como futbolista, porque a él no le gusta el deporte, pero sí para que estuvieran juntos.
La respuesta fue afirmativa y ella lo llevó, pero Dylan quería más estar en su tierra, así que regresó a Puntarenas, donde vive con su hermana mayor y doña Wendy trata de ir a verlo cada vez que puede.
Para esa familia no fue fácil y todos han hecho un sacrificio, pero lo que doña Wendy jamás sospechó es que ella iba a ser la encargada de una misión muy especial en la Liga, al convertirse en la mamá postiza de los cachorros más pequeños que viven en el CAR. Y en esa tarea, la psicóloga de la Liga, Rocío Morera, le da un soporte fundamental.
“Hace cinco años me trajeron con mi hijo y me tocó cuidarlo a él y dos chicos más, que ya tienen 16 años y ya están en la residencia, ya los pasaron al edificio. Después me propusieron dejarme chicos a cargo para cuidarlos. Respondí que sí, me gusta apoyarlos y que se sientan tranquilos, que yo los voy a cuidar”, relató Wendy Casares a La Nación.
Ella vive adentro del CAR, pero en una casa. Le toca levantarse en la madrugada por si se enferman, pasa pendiente de si alguno padece de algo, como uno de ellos, que tiene asma.
Les transmite confianza y los acompaña, apoyándolos y guiándolos, al ser los más niños del CAR y que están lejos de sus casas.
“Ahorita tenemos siete, en un turno van seis y en el otro va solo uno a la Escuela Mixta de Siquiares. Cuando les toca por la mañana, me tengo que levantar antes, porque tengo que planchar seis camisas, alistarlos, irlos a dejar, voy, regreso, los traigo y llevo al otro, cuando él sale igual voy a traerlo”.
Esa misión la hace con amor y le gusta saber que las familias de ellos saben que esos pequeños están bien cuidados.
“Claro que uno se encariña, yo les digo: ‘Vean, ustedes son como mis hijos, cualquier cosa me dicen y yo con mucho gusto, yo los entiendo a ustedes, es muy feo estar lejos de la mamá’. Al mío nunca le tocó pasar por eso, porque aquí me dieron la oportunidad de que yo me viniera junto con él. Es feo estar lejos de la mamá, pero conmigo pueden sentirse como que tienen una mamá”.
![Wendy Casares llegó hace cinco años al CAR, cuando Alajuelense le ofreció trabajo y casa para que acompañara a su hijo Deylan Aguilar en su sueño de ser futbolista.](https://www.nacion.com/resizer/v2/M735SMNHVVG2XGAYKMYSOD2Q4A.jpg?smart=true&auth=0a4de0701cc1322197e9b43de4cfe426dda30c6d56d46e5a2dbe506278e141a2&width=1167&height=650)
Son bastantes los chiquitos que durante estos años primero han vivido en la casa del CAR con ella y que después de algún tiempo, se mudan a la residencia. Eso se da cuando pasan de prospectos, a las categorías elite (U-15, U-17, U-19 y U-21).
“Cuando juegan yo me voy a verlos y los apoyo como si fueran mis hijos. Yo les digo que cuando mi hijo estaba de la edad de ellos, yo iba a todos lados, pero ya está más grande. A veces viene Deylan a la casa y como ellos saben que él hizo pretemporada con la Primera, que ha ido con la Selección Sub-17 a muchos lugares, ellos le preguntan de todo y él les dice que se porten bien, que con disciplina van a llegar y le prometen que así será”.
En la casa de Wendy en el CAR hay algunas reglas, como tender la cama y arreglar el cuarto. Para facilitar las cosas, hicieron un rol, así que esas tareas se las repartieron, porque a las 8 a. m. deben de ir a desayunar.
“Aparte del fútbol, aquí se estudia. Ahorita fue diferente porque la estaban esperando a usted para la entrevista, pero vienen de la escuela, van, almuerzan, acomodan sus cosas y se van a jugar bola. Ya luego van a su entrenamiento, a las 6 p. m.
”A las 8 p. m. ya tienen que estar adentro de la casa, después de que ya entran a la casa cada quien está en su cuarto y a las 9 p. m. ya es hora de dormir”.
Su comprensión con ellos es total y los entiende muy bien, porque ella también por momentos quería regresarse a su casa. Y no porque ahí estuviera mal, sino porque extrañaba a los demás integrantes de su familia.
“La Liga me dio trabajo a mí y fue muy duro. En las primeras semanas él y yo llorábamos y entre nosotros nos decíamos que nos íbamos a regresar. Al hablar con Víctor Badilla él nos sostenía y aquí estamos. Deylan llegó de once años y ya tiene 16. Fue campeón con la U-17 y en vacaciones lo llamaron para que hiciera pretemporada con el primer equipo”.
Psicóloga Rocío Morera, sobre los cachorros que viven con doña Wendy: ‘Como son tan pequeñitos, tenemos que darles una protección extra’
La psicóloga Rocío Morera tiene muchos años de trabajar con las divisiones menores de Alajuelense y expresó que esos niños que viven en esa casa en el CAR están ahí porque son talentos.
“Como son tan pequeñitos, tenemos que darles una protección extra y para eso está Wendy aquí, que ella los cuida en la noche, si se enferman se levanta a verlos, a darles medicinas y yo lo que hago es un apoyo emocional y en la parte educativa, porque hay que nivelarlos”, expresó Rocío Morera.
Dijo que el proyecto de Alajuelense no es solamente fútbol, sino que es una formación integral y el estudio es vital. Así que ella procura enseñarles valores, que se desarrollen como buenos seres humanos y que todos esos valores sean parte de su personalidad más adelante.
![La sicóloga Rocío Morera tiene muchos años de trabajar en las ligas menores de Alajuelense.](https://www.nacion.com/resizer/v2/Y5NWZ4FAMBENPPSY7MHIWKU2JI.jpg?smart=true&auth=a679920a7c42eac08cf8ac3d92cb8f915954dc8e5cc1e5757f7171a738e70c8c&width=1170&height=650)
“Ahora la institución cuenta con tres psicólogos. Antes estaba solo yo, por años de años y ahora tenemos el departamento de desarrollo humano. Óscar Argüello, que está a cargo de la residencia es psicólogo, el otro es Eduardo Rubinstein y estoy yo”, relató.
Entre ellos procuran cubrir todas las aristas en la parte del desarrollo emocional y psicológico para que esos talentos sean personas seguras de sí mismas, dueñas de sí mismas.
“Nos interesa aportarle a la sociedad buenos seres humanos, no todos van a llegar a jugar, no todos van a llegar a hacerlo con la Liga tampoco, pero yo tengo más de 30 años aquí y puedo dar fe de la cantidad de jugadores que hay en todos los equipos que han pasado por aquí en algún momento de la vida. También algunos que no llegaron y hoy en día son profesionales y le aportan cosas buenas a la sociedad”.
Rocío Morera contó que hace un par de meses pasaron a dos de los cachorros que vivían en la casa con Wendy a la residencia y que eso siempre es motivo de alegría para todos.
“Van creciendo y van haciendo méritos y se mudan a la residencia, siempre y cuando haya espacio, porque usualmente la residencia también está llena. Cuando pasan allá, ya son grandes (ríe…). Wendy aquí los chinea mucho y procuramos que estén todos bien. Reciben una buena educación, alimentación, salud y se cubren todas las aristas”.
Cachorros más pequeños de Alajuelense se sienten afortunados
Tres de los cachorros más pequeños de Alajuelense que viven en la casa del CAR con Wendy Casares quisieron contar parte de su historia.
Uno de ellos es Lyrrean Lowe, un delantero centro de 12 años y que viene de Limón. Lo primero que dijo es que para que él esté ahí, sus padres han hecho un gran sacrificio que él agradece.
“Todo esto es una oportunidad que me está dando Dios y la tengo que aprovechar. Me dan de todo, la salud, la comida, todo lo que yo ocupo siempre me lo dan, depende de lo que uno pida”, manifestó Lyrrean Lowe.
En cuanto a Wendy Casares, el atacante de 12 años dijo que “ella es como una madre para nosotros, nos cuida y nos trata bien (...). Hay muchos chicos que quieren formar parte de este club y no han podido, nosotros estamos aquí y tenemos que lograr hacer este sueño posible”.
También mencionó que él está en el CAR desde octubre de 2021, luego de que la Liga fue a hacer pruebas a Moín.
“Llegaron Enrique Vásquez y Víctor Badilla, me vieron y me trajeron a jugar aquí. Todos mis compañeros son buenos, porque si forman parte del equipo, es porque son buenos”.
¿Se ve jugando en Primera División? “Si Dios quiere, esa es la meta que quiero lograr”, respondió Lyrrean Lowe.
Con once años, Dylan Talavera es un talento oriundo de Guanacaste. A él también lo reclutaron en una visoría y contó que cuando Alajuelense le planteó a sus padres la opción de que se quedara en el CAR, ellos lo pensaron mucho, pero pensando en su futuro, lo dejaron irse con la Liga.
“Voy cada mes tal vez, o así al menos. Juego en el mediocampo, soy contención. Hemos ganado dos campeonatos y vamos por este también. Es bonito vivir en esta casa, ha pasado con varios que ya están en la residencia y tal vez ya me toca a mí en estos meses pasarme a la residencia”, apuntó Dylan Talavera.
![Jaden Armas, James Warren, Edison Fuller y David Molina son cuatro de los cachorros de Alajuelense que viven en la casa del CAR con Wendy Casares.](https://www.nacion.com/resizer/v2/P7UQX3RLSNBGXGWPJT7ADQ4UKM.jpg?smart=true&auth=ace9cb37931759a17c5a6e61e6299e7ba8362847c715583c2a1206fb7da52715&width=1440&height=959)
Edison Fuller, de 11 años, fue el tercer cachorro de la Liga que accedió a conversar con La Nación. Contó que él integraba un equipo que se llama Águilas de Limón y un día hubo un partido que le cambió la vida, porque unos visores del club le dijeron que fuera a hacer pruebas.
“Vine y quedé, gracias a Dios. Soy central. Jugamos bien, somos un equipo al que no le gusta jugar mucho con la bola, tocamos rápido y así”, mencionó Edison Fuller.
Pese a su corta edad, este cachorro de la Liga se expresa con mucha madurez y dice que está poniendo todo de su parte para cumplir su sueño.
“Ellos están dando todo por mí para yo poder llegar a Primera, o salir del país, para valorar yo también lo que me están dando ellos. Por ejemplo, la Liga me está dando comida, la casa donde vivir, ropa de entrenar y tacos.
”No es lo mismo, estar lejos de la mamá no es nada fácil, porque desde pequeño he estado con ella y Wendy es como mi mamá también, pero tengo que luchar”, afirmó Edison Fuller.
Así como Lyrrean Lowe, Dylan Talavera y Edison Fuller, otros cachorros de entre 11 y 12 años vien en esa casa contiguo a la residencia del CAR. Ellos están cuidados por Wendy Casares, su mamá postiza.
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