Las falsas noticias y teorías de la conspiración, decía nuestro editorial de ayer, siembran desconfianza y deslegitiman a las instituciones. En una emergencia inédita, cuyas proporciones no alcanzamos a adivinar, la mentira es particularmente dañina. La credibilidad de las autoridades sanitarias es instrumento indispensable para reaccionar contra la pandemia. Las órdenes sanitarias son doblemente eficaces cuando a la obligatoriedad conferida por ley se le añade el convencimiento fundado en la confianza.
El debate democrático, la rendición de cuentas y el ejercicio del derecho a exigir explicaciones son igualmente indispensables para asegurar una reacción adecuada a la emergencia de salud pública, pero el sano control ciudadano, de la prensa y de las instituciones especializadas debe ejecutarse con buena fe y prudencia.
Las noticias difundidas sin verificación y sin cuidado en las redes sociales causan serios daños, pero el efecto en las instituciones y su buen crédito es aún mayor cuando aparecen en medios establecidos —no importa su grado de credibilidad— y parten de fuentes con algún nivel de autoridad.
Ayer, los datos oficiales sobre el número de infectados por el coronavirus fueron puestos en duda a partir de una certificación del Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (Inciensa). Según el documento, 855 muestras analizadas habían dado positivo hasta el 13 de abril. El número es muy superior a la cantidad de contagios reportados por el Ministerio de Salud. En la fecha de la solicitud, las autoridades informaron de apenas 612 casos positivos y todavía ayer hablaban de solo 6 más.
El diputado Jonathan Prendas, de Nueva República, no dejó pasar la oportunidad para señalar la “contradicción” y exigir explicaciones, públicamente y sin más trámite. La explicación existe y echa por tierra las teorías conspirativas, pero eso no le impidió al Diario Extra titular: “Temen que el gobierno maquille datos de covid-19” y atribuir esos temores a Prendas. La propia información de Extra consigna las razones ofrecidas por las autoridades sanitarias, pero ni el periódico ni el diputado parecen estar dispuestos a permitir semejante interferencia de la verdad. El titular insiste en el posible “maquillaje”.
La explicación es sencilla. Inciensa hace las pruebas requeridas para dar de alta a quienes habían contraído el virus. Para estar seguros de la recuperación, los médicos exigen dos pruebas negativas en un plazo de 24 horas porque un falso negativo pone en pelig
ro a los contactos de un enfermo dado de alta en forma prematura. En ocasiones, es necesario hacer hasta cuatro pruebas para dar a una persona por recuperada porque muchas siguen resultando positivas cuando todos los demás signos indican normalidad. En consecuencia, la cantidad de pruebas positivas no puede concordar con el número de personas realmente contagiadas. Siempre será superior.
De las 855 pruebas positivas citadas por la certificación de Inciensa, 510 corresponden a muestras procesadas para certificar una posible recuperación y solo 345 son diagnósticos y confirmación de diagnósticos. Con esa explicación en mano, la insistencia en sembrar duda sobre la integridad de los datos difundidos por las autoridades sanitarias resulta injustificable.
La covid-19, ya lo sabemos, es asunto de vida o muerte. Creíamos haberlo visto todo cuando circuló el titular “Costa Rica con más contagios que China”, pero este nuevo incidente no permite callar. Prendas, cuyo partido se ha visto en aprietos en más de una oportunidad por difundir informaciones falsas, debe explicar por qué no investigó antes de poner en duda a quienes tienen en la credibilidad un instrumento indispensable para desempeñar sus delicadas tareas. Con la salud no se juega.