Editorial

Editorial: Johnson contra la democracia británica

Sus ímpetus de un ‘brexit’ sin acuerdo han sido frenados, pero persisten muchos riesgos más.

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Pocas semanas después de convertirse en primer ministro británico por decisión de apenas 92.153 miembros de su Partido Conservador, Boris Johnson pidió a la reina Isabel II suspender las actividades del Parlamento por cinco semanas, a más tardar a partir del 12 de setiembre. Su decisión, seriamente cuestionada, pretendía reducir al mínimo el tiempo de los diputados para decidir cómo proceder al retiro del Reino Unido de la Unión Europea, cuyo plazo es el 31 de octubre, y asumir, así, el control total del proceso. Pero la maniobra, dichosamente, fracasó de forma estrepitosa y condujo a tres derrotas en serie al impetuoso Johnson, gracias a las cuales el riesgo de un traumático retiro sin acuerdo ha podido evitarse, por ahora.








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