En 15 años, la venta de automóviles nuevos con motor de combustión será ilícita en California. La medida anunciada por el gobernador Gavin Newsom está directamente vinculada con los históricos incendios forestales de este año. Las autoridades admiten que omisiones en el manejo de los bosques contribuyeron a la tragedia, pero no dudan del cambio climático como causa fundamental de los incendios.
California es uno de los lugares de la Tierra donde el cambio climático se presenta, con mayor claridad, como amenaza existencial para la humanidad. El mes pasado fue el agosto más caliente de la historia californiana, justo después de ocho años de sequía iniciada en el 2011. La temporada de incendios de este año es también la peor de la historia. Constituye la culminación de una década desastrosa y, al mismo tiempo, un eslabón de una tendencia cuyo fin no está a la vista.
Washington y Oregón, dos estados vecinos también castigados por las llamas, aportan cifras asombrosas a las pérdidas totales. En conjunto, los tres estados han visto arder cinco millones de acres en esta temporada, es decir, algo más de la tercera parte del territorio costarricense.
Miles de edificios fueron alcanzados por las llamas, 27 personas perdieron la vida y decenas de miles de desplazados buscan refugio. El humo convirtió California en una de las regiones con peor calidad del aire en todo el planeta y abundan las enfermedades respiratorias. Las nubes de humo obligan a cancelar vuelos en el noroeste de los Estados Unidos y el año escolar sufre interrupciones adicionales a las causadas por la pandemia de la covid-19.
Las pérdidas, valoradas en miles de millones de dólares, no se conocerán en toda su extensión hasta dentro de un mes, cuando cambie el clima y los incendios se hagan menos frecuentes en espera de la próxima temporada. El cambio climático tiene en las llamas una de sus manifestaciones más destructivas, junto con los huracanes, las inundaciones y las sequías.
Los incendios forestales comienzan a ser problema en lugares donde rara vez se presentaban. En los últimos años, los países nórdicos han pedido asesoría sobre prevención y mitigación a los europeos del sur, más acostumbrados a lidiar con las llamas. En Costa Rica, Héctor Chaves, director general del Cuerpo de Bomberos, no solo advierte del peligro en las zonas tradicionalmente afectadas en la costa del Pacífico y Guanacaste, sino también en el Atlántico, donde las condiciones ambientales no favorecían los incendios en el pasado.
Si la orden del gobernador Newsom se cumple y los californianos se ven obligados a no adquirir nuevos vehículos de combustión a partir del 2035, el estado dará un formidable paso adelante, quizá menos dramático de lo que parece en este momento. La tecnología de baterías avanza a pasos agigantados y los expertos esperan una equiparación de precios entre la tecnología de combustión y la eléctrica a mediados de esta década. Tesla se cree capaz de ofrecer un vehículo eléctrico por $25.000 dentro de tres años. La caída del precio va de la mano con el aumento de la capacidad de almacenamiento y la extensión de la autonomía de los autos eléctricos.
California también se prepara para transitar por una ruta en la cual Costa Rica tiene mucha distancia recorrida. En el 2045, dice una ley aprobada en el 2018, la energía eléctrica del estado debe ser limpia en su totalidad. La generación solar, eólica e hídrica serán la norma y ya para el 2030 la ley exige un 60 % de energía libre de carbono. Ese es el futuro y nuestro país tiene condiciones envidiables para recibirlo. Las tareas pendientes comienzan por la transformación del transporte público y el abaratamiento de la electricidad.