Superar o reducir drásticamente las enormes desigualdades regionales que nos aquejan es tarea urgente. Quienes habitan fuera de la Gran Área Metropolitana tienen derecho a contar con mejores servicios, oportunidades y condiciones de vida: un imperativo de elemental justicia. Además, esas diferencias son un freno al desarrollo general del país y un límite estructural al crecimiento, según recuerda la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Del desarrollo regional también depende el nacional. Y en ambos se sustenta buena parte de la estabilidad política y social.
Si existe urgencia, es porque el desafío, aparte de profundo, se ha vuelto crónico y con tendencia al deterioro, cuando menos por tres factores: 1) falta de estrategias focalizadas bien construidas; 2) pobres ejecución y coordinación institucional para desarrollar los planes que, aunque imperfectos, han existido; y 3) trabas y fallas que limitan el conjunto de nuestro crecimiento y se agudizan por factores territoriales.
Ayer, el Gobierno presentó una nueva estrategia regional para impulsar «una economía inclusiva y descarbonizada» de aquí al 2050. En su dimensión conceptual y bases fácticas, es impecable: no una simple manifestación de aspiraciones, sino un depurado ejercicio de investigación y análisis, alimentado por robustas técnicas de inteligencia de datos y prospección territorial, al que se han sumado como estables aliados la Unión Europea, el BID, la agencia de cooperación alemana GIZ y la empresa global GeoAdaptive.
A partir de ahora la gran tarea es responder a una pregunta simple y a la vez demoledora: ¿Cómo proceder? Más allá de los temas fiscales, nos confronta con retos de ejecución, coordinación y amarras transversales que atrapan nuestro dinamismo y, como ha dicho el Banco Central, impiden alcanzar la tasa de crecimiento potencial, que estima en un modesto 3,5 % del producto interno bruto.
Respuesta optimista: con un buen modelo, buen método y clara voluntad será más posible el éxito de la ejecución. Respuesta pesimista: los feudos institucionales, intereses creados, descoordinación y bloqueos ya han doblegado otros modelos y voluntades. Deseo apostar por que el nuevo desate una dinámica que derribe obstáculos y nos acerque a sus fines. Pero el éxito de los esteroides regionales dependerá ahora, sobre todo, de duro trabajo y un compromiso de amplio horizonte.
Correo: radarcostarrica@gmail.com
Twitter: @eduardoulibarr1