La tramitomanía es otro virus que mata. Poco a poco asfixia la economía en medio de la pandemia porque, los políticos (dígase candidatos presidenciales y diputados) se llenan la boca con “reactivación económica”, pero, a la hora de la acción, son quienes más trabas ponen a la simplificación de trámites. Tenemos ejemplos de sobra en las excesivas 330 entidades que conforman el Estado, pero, el caso del Café Otoya, en el distrito Carmen, en San José, a unos pocos metros de la Cancillería, es ahora la punta del iceberg.
A sus dos propietarios, que operan en un local de 1917, ambientado para que sus clientes disfruten encuentros de familia o amigos, se les ocurrió colocar cuatro mesitas de dos o tres sillas junto a la acera para que la sensación de tomar un café u otra bebida, en una tarde o noche fresca, fuera inigualable.
Allí, donde empieza la cuesta de la avenida 7, se disfruta no solo el aire, sino también el entorno, pues al lado está el icónico edificio neocolonial de la Embajada de México (1929) y al frente, la histórica Fábrica Nacional de Licores (1856), donde funciona el Centro Nacional de Cultura.
Sin embargo, las cuatro mesitas requieren permiso. Es lo correcto. Necesitan ser reguladas para evitar que invadan la acera o impidan el paso de peatones (lo cual, no ocurre allí). También, si fuera el caso, para cobrar un canon. Sin embargo, por más gestiones, los propietarios declaran que ha sido imposible en seis meses que el Concejo Municipal de San José apruebe el permiso.
La tramitomanía, entonces, atenta contra la cacareada “reactivación económica”. Si este o cualquier otro Concejo Municipal se arroga la potestad de conceder esos permisos, deberían ser diligentes y, sobre todo, sensibles a la crisis que atraviesan los comerciantes por cierres y reducciones de aforo durante la pandemia.
Tanta tramitomanía para autorizar cuatro mesitas también se presta para lo peor. Entre más obstáculos, más se tienta la corrupción. Por ello, la Municipalidad de San José y la de los otros 81 cantones deben acelerar la simplificación y digitalización de trámites de construcción, patentes y hasta de mesas porque sí, con sus irracionales trabas impiden hasta tomarse un café al aire libre.
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