El resultado de desempleo, publicado con datos a setiembre del 2023 (un 8,1 %) es el más bajo de los últimos 13 años, en los cuales se ha calculado este indicador por medio de la Encuesta continua de empleo (ECE) del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
A simple vista, pareciera una buena noticia, porque revela que de cada cien personas que desean trabajar y realizan esfuerzos por buscar un empleo, solo ocho no han logrado conseguirlo. Sin embargo, la reducción del desempleo solo cuenta una parte de lo que está sucediendo en el mercado laboral, y omite otras realidades que afectan seriamente a las mujeres.
A pesar de la menor tasa de desempleo, en setiembre, se registró también la tasa de ocupación más baja de los últimos dos años (un 50 %). Este indicador es aún más útil para comprender la realidad del mercado laboral, pues muestra que de cada 100 personas en edad de trabajar (15 años o más) solo 50 tienen un empleo.
El dato es pequeño, tomando en cuenta que, en los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) —Costa Rica es uno de ellos— el promedio de ocupación es del 70 %.
Es bajo también en nuestro propio contexto, ya que dicha tasa era del 56 % antes de la pandemia, y hasta alcanzó el 53,4 % hace tan solo un año, momento desde el cual ha disminuido hasta estacionarse en el 50 % actual.
¿Es posible tener un bajo desempleo y al mismo tiempo menos personas empleadas? Lo es, si más personas dejan de buscar empleo. Y setiembre del 2023 nos dejó otra estadística récord: nunca tantas personas “decidieron” dejar de trabajar como hoy, ya que casi la mitad de la población económicamente activa “optó” por salir de la fuerza de trabajo.
Antes de la pandemia, en promedio, solo el 36 % de las personas se encontraban fuera de la fuerza laboral. En el peor momento de la crisis sanitaria mundial, el indicador creció al 43 %, pero hoy, luego del llamado período de recuperación pospandémica, el dato se elevó hasta el 46 %.
Algunos analistas señalan que se debe a un aumento masivo en las personas que se jubilan; sin embargo, tal interpretación revela una parte de lo que realmente sucede en el mercado laboral.
Si se comparan los datos de febrero del 2022 con los de setiembre del 2023, se determina que el grupo de personas que no participan en la fuerza de trabajo creció en 444.000.
De estos, únicamente el 28 % corresponde a quienes se retiraron del mercado laboral por su jubilación (incluidos pensionados del Régimen No Contributivo) y un 12 %, por estar en edad avanzada, pero no han logrado acceder a ningún tipo de jubilación, una situación grave en sí misma.
Pero el principal motivo por el cual aumentó el número de personas fuera de la fuerza de trabajo está relacionado con la atención de obligaciones familiares, ya que un 33 % señalaron este aspecto como causal de su salida del mercado laboral. Lo que es alarmante (más no sorpresa) es que el 95 % de quienes dejaron de buscar trabajo por este motivo son mujeres.
Brechas de género
El problema de los promedios generales es que ocultan la realidad para distintos grupos. La reducción en la tasa de ocupación mencionada, del 56 % en febrero del 2020 al 50 % en setiembre del 2023, no sigue un patrón similar cuando se analizan las diferencias por sexo.
En el caso de los hombres, en el mismo período, la tasa de ocupación aumentó del 62 al 63 %, es decir, los hombres sí muestran tasas de ocupación similares o hasta superiores a las del período prepandémico, lo que quiere decir que la reducción de la tasa de ocupación del país se debe exclusivamente a la disminución en la participación de las mujeres en el mercado laboral, cuya tasa bajó del 44 al 37 % entre el 2020 y el 2023.
En palabras más simples, las brechas de género para acceder al mercado laboral no hacen más que incrementarse, y mientras en el 2020 por cada 100 hombres con trabajo había 70 mujeres en la misma condición, hoy, por cada 100 hombres trabajando solo hay 58 mujeres que conservan un empleo.
La Estrategia Nacional de Empleabilidad y Talento Humano 2023-2027, presentada por el Ministerio de Trabajo en julio, reconoce esta realidad, y estableció como uno de sus objetivos “priorizar las inversiones y la atención en aquellas poblaciones que se encuentran en busca activa de empleo, pero en mayores condiciones de exclusión del mercado laboral, como las mujeres”.
De acuerdo con las metas propuestas, el esfuerzo no es suficiente, por lo que iniciativas promovidas por el sector privado, como el Programa Asciende, del Consejo de Promoción de la Competitividad, que procuran mejorar la empleabilidad de la gente con énfasis en las mujeres, serán requeridas para que, en conjunto, los sectores público y privado encuentren una solución a la brecha estructural que no ha hecho más que aumentar en los últimos meses.
El autor es economista.