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Cuando se adapta un libro a un lenguaje cinematográfico, donde la imaginación del lector es reemplazada por una puesta en escena con lo que alguien más imaginó, siempre es complicado.


Retumba el cielo. Un relámpago rasga la noche y el griterío de la turba estremece a los muertos. La riada humana desemboca al pie del castillo y con picos, palas, hoces, rastrillos, garrotes y antorchas asalta las puertas, tumba las paredes y sube hasta el laboratorio donde habita un engendro, mitad hombre y mitad cosa.