El prófugo yugoslavo Sulejman Asanoski --conocido como Angel Castillo Rodríguez-- participó en al menos dos negocios con la Dirección General de Inteligencia cubana (DGI), grupo secreto de seguridad del gobierno de Fidel Castro.
Así lo informó ayer una fuente policial, quien explicó que esa organización de inteligencia domina algunas de las empresas cubanas que son controladas totalmente por el régimen de Castro.
Asanoski, quien tiene orden de captura de Interpol --Policía Internacional--, afronta cargos por falsedad material y estafa en Guatemala, 42 denuncias por estafa en Costa Rica y, además, el cobro judicial por ¢159 millones que adeuda al extinto Banco Anglo Costarricense (BAC).
Según las investigaciones policiales, el prófugo tenía participación económica en un crucero de la DGI --es decir, del Gobierno cubano-- llamado Sirena Caribbean Cruisser. Además, está confirmada la intervención del yugoslavo en la única fábrica productora de productos plásticos de PVC en Cuba, donde le llaman "el rey del plástico".
La fuente policial vinculada al caso explicó a La Nación que en todas las compañías cubanas, particularmente en las más fuertes, existe alguna injerencia del régimen oficial de Fidel Castro o, de otra manera, no podrían existir.
Es por eso que al ligar todos los elementos, sumados al hecho de que el yugoslavo promocionaba viajes y excursiones al país caribeño que eran atendidos por "anfitriones del gobierno", las autoridades costarricenses presumen que los nexos de Asanoski con el régimen de Castro se manejaban a "muy alto nivel".
DGI nos visita
Precisamente esa tesis cobró mayor fuerza a inicios de esta semana --según se informó--, con la llegada a nuestro país de al menos dos funcionarios cubanos ligados con la DGI.
Los visitantes, de los cuales no se suministraron los nombres, acudieron a las empresas del prófugo yugoslavo --principalmente a Euroclub-- con el argumento de que "fueron víctimas de una estafa" por parte del prófugo.
Según la fuente, a principios de semana hubo varios "roces" entre el equipo costarricense que busca a Asanoski y los miembros del espionaje cubano que también lo persiguen. Esto porque ambos grupos coincidieron en algunos de los sitios en los que puede ubicarse al yugoslavo, que sigue sin aparecer.
Sin embargo, la situación se habría "aclarado" cuando los caribeños explicaron que su objetivo, al intentar localizar a Asanoski, es recuperar un dinero que les quedó debiendo.
Otra versión de deudas con cubanos se dio a conocer anteayer por parte del exministro de seguridad Juan José Echeverría, quien es apoderado de un grupo de empresarios caribeños de la firma Técnica Hidroeléctrica, especializada en la perforación de pozos.
Según Echeverría, el yugoslavo incumplió los términos de un acuerdo comercial con ellos e intentó sacar de Costa Rica una maquinaria de excavación que le pertenecía a la empresa.
Pero los nexos con Cuba no dejan de aparecer en todo lo que tiene relación con "Angel Castillo", quien adoptó ese nombre ilegalmente en Guatemala. La semana pasada, el Juzgado Cuarto de Instrucción de San José procesó al yugoslavo por una estafa relacionada con la falsificación de cheques del Tesoro de los Estados Unidos, los cuales aseguró haber obtenido "en Cuba".
Afloran las denuncias
Según reveló ayer el departamento de Información y Relaciones Públicas del Poder Judicial, Asanoski y su empresa Euroclub S.A. tenían planteadas --hasta las 2:45 p.m. de ayer-- un total de 40 denuncias por estafa, por haber incumplido con los términos de los contratos de la agencia de viajes, que además financiaba electrodomésticos y otros bienes.
Las causas contra el fugitivo, amigo de José Martí Figueres Boggs --hermano del presidente de la República, José María Figueres-- están distribuidas en las seis agencias fiscales de San José.
El departamento de Información insistió en que el Juzgado Cuarto de Instrucción no tramita ninguna de las acusaciones por el asunto de Euroclub, únicamente dos causas, ya procedadas, por otros asuntos: la supuesta falsificación de cheques del Tesoro y otra --junto con el exgerente del BAC, Carlos Hernán Robles-- por vender al Anglo, en ¢10 millones, una pantalla electrónica.