Consumidores de diésel afirman haber gastado hasta ¢500.000 para arreglar los daños que provocó en sus vehículos el nuevo diésel que Recope distribuye desde noviembre.
Los afectados atribuyen los gastos a la mala calidad del carburante y al hecho de que la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) no advirtió oportunamente de los posibles efectos.
La institución admitió que el carburante daña los empaques de la bomba de inyección, pieza que regula el ingreso del hidrocarburo a la cámara de combustión del motor.
“Ese diésel se comió los empaques de la bomba de inyección cuando me fui de paseo a Playas del Coco (Guanacaste) a fin de año. De regreso, el carro tiraba chorros de diésel pero llegó (a la casa). Me he gastado ya como ¢500.000”, se quejó Carlos Cubero Cruz, vecino de Sarchí, Valverde Vega de Alajuela y dueño de un vehículo modelo 99.
Cubero Cruz advirtió que busca asesoría legal para reclamar a la Refinadora esas erogaciones porque, opina, se cambió la calidad del diésel sin informarle oportunamente a la ciudadanía.
“Tuve que reparar dos bombas de mi carro porque se le hicieron fugas a cada una. Me costó solo poner los empaques ¢150.000 y, aunque me ahorre la mano de obra para volverla a montar, ¿quién me reconoce eso?”, se lamentó Cristian Badilla, vecino de Heredia.
De acuerdo con un informe elaborado por la Recope, esos efectos son producto de la disminución del azufre y las sustancias conocidas como aromáticos. Esa nueva composición, afirmó la institución, se implementó por ser menos perjudicial para la salud y el ambiente.
Naresh Khanna, director de Planificación de Recope, dijo en conferencia de prensa, el 23 de febrero, que habían recibido no más de 30 quejas de usuarios. Según él, "ya no esperaban nuevos casos".
Sin embargo, informes oficiales señalan que para el 26 de febrero los reclamos llegaban a 45.
Las denuncias por los problemas con el diésel también llegaron al Área de Atención al Usuario de la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep), situación que motivó a esa entidad a pedirle explicaciones a la Refinadora.
Hasta el momento, Sara Salazar, presidenta de Recope, ha descartado el pago de resarcimiento a alguno de los choferes afectados, pues afirma que el nuevo combustible solo evidencia faltas de mantenimiento preventivo para sustituir piezas desgastadas.
Los consumidores, sin embargo, confirman su molestia por la falta de información.
¿Por qué Recope no hizo una campaña de divulgación si desde mediados de enero conocían de los problemas?
“Para no causar alarma”, respondió a este diario la presidenta ejecutiva de la empresa pública.
Varados y molestos
"Tuve que ponerle empaques a la bomba de inyección porque no sabía cómo, de un momento a otro, le salieron fugas por todo lado. Es un motor Toyota Turbo. Lo único que puedo decir es que son unos descarados", aseveró Carlos Umaña vecino de Guadalupe, Goicoechea, San José.
Manuel Zumbado Soto, residente de San Antonio de Belén y quien usa un vehículo modelo 97, aseguró que, en diciembre, este empezó a chorrear diésel.
Zumbado cambió el filtro de la bomba de inyección, pero, una semana después, debió llevarlo a un mecánico especializado porque persistieron las fugas.
"Esto que está vendiendo Recope es basura. Ya voy como por ¢400.000 en arreglos que, igual no le quitan a uno el temor de que lleguen más problemas”, afirmó Zumbado.
Él calcula que estuvo unos 10 días sin carro debido a al menos tres visitas al mecánico.
Talleres especializados en motores de diésel confirmaron a este diario que perciben un cambio en la lubricación del diésel.
Según ellos, se ha dado un incremento en la demanda de sus servicios desde finales de diciembre.
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Entre las quejas enviadas a Recope, consta una del 17 de enero donde se indica que laboratorios de inyección en diésel en Tibás (San José) y Santo Domingo (Heredia) "tienen exceso de bombas por atender" y varios transportistas de estudiantes estaban inquietos porque necesitaban sus vehículos en buen estado antes del inicio del curso lectivo, el 8 de febrero.
Olger Martín Blanco Castro, dueño del Laboratorio Diésel Martín, en Sarchí (Alajuela) explicó que la bomba de inyección de diésel es el corazón del motor y, si solo se tratara de cambiar sus empaques, sería un arreglo "muy simple", pero la realidad es otra.
Como cada trabajo se extiende con garantía, explicó Blanco, deben sustituirse otras piezas para calibrar el motor según las especificaciones de cada fabricante. Esto agrega costos que pueden superar los ¢200.000, según cada caso.
Desde finales de diciembre, comentó Blanco, ha atendido unas 100 bombas entre microbuses, equipo agrícola y carros.
“Esto no es de ahora, ha pasado como tres veces ya. Acuérdese de que el diésel antes era verde, luego amarillo y ahora es transparente. Cada cambio causa estas fallas. En cada ocasión, ese cambio de diésel disminuye la vida útil de los empaques”, explicó Julio Zúñiga López, del Laboratorio de Inyección Jukasa en El Coco de Alajuela.
Riesgo de usar aditivos
El mecánico recordó que el valor de una de estas bombas de inyección, según el tipo, puede oscilar entre ¢185.000 y ¢220.000. Por eso, antes de cambiarla, algunos consumidores optan por agregarle aditivos al diésel para alargar la vida útil de la pieza.
Según el mecánico, las personas suelen ponerle al diésel aceite de cocina, aceite hidraúlico u otros aditivos para aumentar su lubricación.
Sin embargo, advirtió, es preferible evitarlos porque estos arrancan basuras adheridas al tanque de combustible que luego entran al filtro del diésel, a la bomba de inyección y a los inyectores. Esto, en conjunto, produce fallas y obliga a un mantenimiento mayor.
Cristian García, del laboratorio de inyección diésel del taller Vargas Matamoros, también sugirió mucha prudencia al usar aditivos.
“Hay demasiados a la venta y de distinta calidad. Si el carro aún está en garantía, podría ser contraproducente usar aditivo si este altera en alguna el carro e invalida dicha garantía”, explicó.
García reiteró que un aditivo de mala calidad arrastra residuos del tanque de combustible al sistema de inyección o a las cámaras de combustión del motor.
Rándall Rodríguez, mecánico especialista en motores diésel en El Brasil de Alajuela, aseguró que la calidad del diésel decayó tanto con el cambio que los talleres tienen también problemas afinando vehículos de cara a la revisión técnica vehicular.
"Antes el diésel era más oscuro y aceitoso. Al no ser de buena calidad, el comportamiento del motor varía y, por ejemplo, ingresa más carburante a la cámara de combustión y ello genera más emisiones porque el combustible no se quema bien, hay más emisiones y se falla la prueba”, explicó Rodríguez.