La Antártida es uno de los destinos predilectos de múltiples expediciones de carácter científico de todo el mundo y Costa Rica no ha sido la excepción. El sismólogo del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (OVSICORI) de la Universidad Nacional (UNA), Marino Protti, realizó la visita más reciente de un costarricense en el 2016.
Según la casa de estudios, Protti se dedicó a recabar datos recogidos por estaciones sismológicas que fueron instaladas por él mismo junto a otros expertos de la Universidad de California, en una expedición a la Antártida realizada tres años antes, es decir, en el 2013.
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Gracias a esa expedición científica, el experto pudo comprender aún mejor la dinámica tectónica de nuestro país, pues los deslizamientos y choques de los glaciares en la Antártida ocurren con una frecuencia mayor, hasta dos veces por día, en comparación con los de las placas tectónicas.
De acuerdo con la UNA, los momentos de ruptura dentro de los llamados procesos de subducción —cuando una placa tectónica se hunde por debajo de otra— en zonas sísmicas como la Península de Nicoya, suceden cada 50 ó 60 años. En cambio, en la Antártida las ventajas científicas son mayores, ya que suceden prácticamente a diario.
“La Antártida se ha convertido en un ‘laboratorio vivo’ fundamental para comprender mejor los procesos tectónicos de Costa Rica”, afirmó la universidad en un comunicado a raíz de la adhesión de Costa Rica al Tratado Antártico.
Adhesión al Tratado Antártico
La UNA celebró el jueves la aprobación en segundo debate de la adhesión de Costa Rica al Tratado Antártico. Este acuerdo establece que esa zona del mundo se utiliza exclusivamente para fines pacíficos, además de que mantiene la libertad de investigación científica en ese continente.
“Esto le abre las puertas a personas investigadoras y estudiantes, para participar en expediciones a la Antártida donde podemos contribuir tanto en ciencias naturales como en ciencias políticas. Además es un aporte político de Costa Rica en términos de mantener el status quo de ese continente, preservado para la paz y la conservación”, afirmó Marino Protti.
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Históricamente, durante buena parte de la Guerra Fría, la Antártida fue una zona del planeta llena de tensiones, debido a los reclamos territoriales de soberanía que hacían algunos países. Sin embargo, entre 1957 y 1959, se promovió la firma de este acuerdo, que estableció un cese en las tensiones políticas de la época y abrió la posibilidad de compartir recursos, infraestructura y datos en favor de la investigación, aunque esta fuera desarrollada por científicos de regímenes políticos opuestos.
El Tratado entró en vigencia el 23 de junio de 1961, tras la ratificación por parte de las 12 naciones que firmaron el acuerdo. Hasta la fecha, 41 países más se han adherido. Desde su firma se acordó que no se harían más reclamos de soberanía y se prohibió toda explosión nuclear, así como la eliminación de desechos radiactivos.