La familia Wanchope Watson está ligada al futbol tico desde hace cuatro décadas. El viejo Vicente fue estrella en los años 60 y 70, como un delantero al que le apodaron El Huracán , por exhibir bravura y certeza en el juego aéreo.
Sus tres hijos, Javier Vicente –el mayor– Carlos y Paulo César, le siguieron los pasos y sobresalieron igual que su padre en el futbol superior. El tío de estos muchachos, Carlos Watson, también destacó como jugador y en estos momentos como director técnico.
Javier y Carlos ya se retiraron. El que está vigente y sigue haciendo historia es el menor de la familia: Paulo César, el más famoso de todos desde que debutó en la máxima categoría hace diez años.
Chope es el referente del futbol nacional. Un estandarte del país en Europa. Primero en la liga inglesa, al anotar la respetable cifra de 72 goles, y ahora en el Málaga español, donde dio de qué hablar con tres tantos en cinco fechas.
Pero el peso del goleador también ha sido indiscutible en la Selección Mayor. Desde su debut hace ocho años en un choque amistoso contra Venezuela, en octubre de 1996, su constancia, carácter y superación para buscar ser el mejor, se reflejaron claramente en la cancha y en la red enemiga.
El atacante de 28 años, casado con Brenda y padre de una hija, Pamela, es el máximo anotador de Costa Rica en eliminatorias de copas del mundo, con 18 tantos, y el segundo mejor artillero del país en selecciones, con 40, a solo dos del líder, Rolando Fonseca.
Y esta cifra de 40 dianas la consiguió en 57 presencias para un excelente promedio de 0,70 goles por juego. De seguir esta senda, pronto superará a Rolo y se introducirá entre los mejores goleadores de selecciones del mundo.
Su aporte en los dos últimos juegos de la Sele fueron determinantes. Cumplió una actuación extraordinaria, de calificación “10”, contra Guatemala, el sábado de la semana anterior, para ganar el juego 5-0 con tres golazos de su repertorio, que enloquecieron a los asistentes al Ricardo Saprissa.
Pero no se conformó solo con esas dianas a los chapines, sino que mereció nota de “8”, porque fue decisivo cuatro días después en Burnaby, Canadá. Allí fue un tormento para la zaga local desde que ingresó al juego, como relevo de Andy Herron, en el minuto 29.
Paulo César sentenció el empate parcial a un gol, en un instante clave del duelo. El temor de los rivales fue evidente por su juego letal, para convertirse en la gran figura de la noche; Costa Rica ganó 3-1 y afianzó su opción de llegar a la hexagonal final, rumbo al Mundial de Alemania.
El orgullo del viejo Vicente es un ejemplo para todos. El indomable y perseverante Chope , mundialista del 2002, nunca claudicó cuando le tocó superar, con entereza y profesionalismo, los obstáculos de cinco cirugías de rodillas y una en el hombro izquierdo.
Heredero de la fortaleza, velocidad y temple de su padre, continúa su ruta con disciplina, lucha y fuerza de voluntad, para pelear por los desafíos que aún le faltan.