Las 12 camas disponibles para la atención de menores consumidores de drogas se hicieron insuficientes en el Hospital Nacional Psiquiátrico.
Se tuvo que abrir un pabellón más para duplicar la capacidad instalada actual, que permita atender el crecimiento en el número de niños y adolescentes afectados mentalmente por el consumo de alcohol y drogas.
Con ayuda del Instituto Costarricense contra las Drogas (ICD), ese hospital invirtió ¢350 millones en las obras.
El nuevo pabellón fue presentado este miércoles a las autoridades de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), cuyo gerente general, Roberto Cervantes Barrantes, reconoció que la institución está obligada a dar respuesta a un problema que va más allá de ser solo un asunto de salud.
El reacondicionamiento irá más allá de la infraestructura. Implica un cambio en el enfoque de la atención pues a cada paciente que ingrese se le dará seguimiento y soporte comunal y familiar.
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Este hospital recibe, en promedio, unos 400 menores de edad con diferentes problemas de salud mental por año.
“Las instalaciones nos van a permitir cambiar el modelo de atención. Vamos a introducir terapias grupales con los chicos, terapias ocupacionales y físicas, y principalmente el trabajo con sus familias”, explicó la directora del hospital Lilia Uribe.
Tras todo este cambio, la intención es asegurar una rehabilitación efectiva de cada uno de estos pacientes.
En los últimos años, el consumo de droga y el narcotráfico se han convertido en caldo de cultivo de muchos problemas sociales que tocan a menores de edad.
Al Psiquiátrico, por ejemplo, le preocupa la disminución en la edad de consumo, el aumento de mujeres adictas y el consumo de drogas mixtas, cuando al alcohol o a la marihuana los muchachos suman otras pastillas y sustancias.
Ahí han atendido menores de diez años con problemas por adicción a las drogas, confirmó Gloria Chacón, jefe del servicio de niños y adolescentes en el Psiquiátrico.
Además, han logrado confirmar que menores ingresados al hospital por otras causas, como depresión o trastornos de aprendizaje, también tienen historia de consumo de drogas.
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Detrás de cada uno de esos menores hay una historia familiar y comunal muy compleja.
“Del total de los chicos que ingresan, el 70% ha tenido relación con drogas. Entre los adultos, es un 50%, que también es muy alto, pero es más en los jóvenes.
"Nos asusta mucho el tema de las mujeres, que están consumiendo más alcohol, y una persona que consuma alcohol tiene 6 veces más posibilidades de hacer adicción a otras drogas”, advirtió Uribe.
Drogas, la llave para males mental y suicidio
Un estudio realizado por el Hospital Psiquiátrico en el 2016, fue el que reveló el incremento en el número de menores internados ahí con historia de haber consumido drogas.
Ese año, el porcentaje de niños y adolescentes en esa condición fue de un 73%. En el 2015, se registró un 46% y en el 2014 un 30%.
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“La capacidad instalada de los servicios de salud se ha visto sobrepasada por la demanda creciente de atención de personas con consumo de drogas asociado o no a trastornos mentales, y con una manifestación alarmante de ideación o conducta suicida que rebasa la capacidad de respuesta de los servicios de salud y nos ha trascendido. No estábamos preparados”, reconoció Gloria Chacón.
Estos menores vienen referidos o ingresan generalmente por el servicio de Emergencias, con severas crisis causadas por el consumo de sustancias prohibidas.
Chacón dijo que el cambio de infraestructura permitirá reforzar un cambio de enfoque: centrar la atención en la persona y no en la enfermedad.
“Estamos administrando antidepresivos pero vamos a tener que trabajar sobre la construcción de bases seguras: el vínculo. Primero el vínculo, después los fármacos”, dijo la especialista.
Lo que se busca con este cambio es ir más allá del tratamiento a una persona intoxicada o con un trastorno sicótico asociado al consumo, involucrando todo el entorno de ese niño o joven para garantizar, al máximo, su rehabilitación.
El gerente general de la Caja, Roberto Cervantes, confirmó que el siguiente paso será reproducir este modelo en otros hospitales del país.
Cervantes informó sobre la elaboración de una propuesta generada desde el Psiquiátrico para mejorar la calidad de la atención de la salud mental en todo el país.
Atención comunitaria
La psiquiatra Karina Vargas Lepe es la especialista responsable del nuevo pabellón.
Vargas dijo que el hospital impulsa un programa de psiquiatría comunitaria para niños y adolescentes con un fin básico: “que estos muchachos no se queden en el aire cuando egresan del hospital”.
Para esto, dijo, se les llamará a lo largo de todo un año para verificar si están yendo a sus citas y si están tomando el medicamento como se lo enviaron.
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Vargas dijo que también está previsto darle apoyo al Ministerio de Educación Pública (MEP) para impulsar la detección temprana de factores de riesgo.
El Hospital Nacional Psiquiátrico es referente en los esfuerzos para insertar a sus pacientes a la vida ordinaria.
En abril del año pasado, cerró definitivamente su área asilar, en donde llegó a tener internadas personas durante varias décadas. A todos estos pacientes, se les reubicó en sus comunidades.