Mensajes de texto, testimonios y copias de recibos señalan que un consultorio médico en Ciudad de Panamá elaboró, para pacientes enviados por la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), facturas por terapias contra el cáncer de cérvix por un monto superior al costo real del tratamiento.
El traslado de usuarios de la CCSS a Panamá se debe a que, desde diciembre de 2021, dejó de funcionar el equipo del Hospital México utilizado para ese tipo de procedimientos. Desde entonces, la Seguridad Social desembolsó $1,3 millones (¢890 millones al tipo de cambio al 15 de julio) en braquiterapias fuera del país, la mayoría de ellas en una misma clínica por recomendación directa de una médico del Hospital México de apellidos Chaves Quesada.
Se trata de Radioterapia Oncológica Cirro, en Ciudad Panamá, dirigida por el médico panameño Keith Britton. Según la Gerencia Médica de la CCSS, desde diciembre de 2021, ese consultorio realizó braquiterapia, un tratamiento que consiste en colocar un implante en el cuerpo para generar radiación y así combatir la enfermedad, a 74 mujeres (de un grupo de 124 que fueron a ese país), por $11.033 cada una para un total de $816.442 (¢560 millones aproximadamente).
No obstante, mensajes de WhatsApp enviados por Marlyn Camarena, secretaria de Britton, a familiares de una asegurada que debía viajar por el tratamiento, revelan que el costo real del servicio es de $9.380 por persona, pero le dice que confeccionan el recibo por $11.033 para que el paciente se deje la diferencia para pagar transporte, hospedaje, alimentación y otros gastos propios o de acompañantes, lo cual va en contra de la normativa de la Caja para este tipo de ayudas.
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La elaboración de facturas por una suma mayor al valor real también fue confirmada por otras cuatro pacientes, cuyas identidades La Nación no revelará para protegerlas de posibles represalias. Además, dos de las mujeres consultadas manifestaron que el consultorio del médico panameño ofrece ayuda para conseguir descuentos en hoteles y precios especiales para la alimentación en ese país.
“El consultorio del médico hace un costo del hotel, de la comida... Él hace un presupuesto de todo, si él no hace ese presupuesto, si solo se paga lo que cuesta el tratamiento no podría viajar uno, porque solo los pasajes son caros, la estadía, la comida (...) Tengo entendido que él habló con los de la Caja y dijo que él conseguía el hotel, la comida y todo y les dio un presupuesto de cuánto se iba en dinero, más o menos”, declaró una de las pacientes consultadas por este diario.
Pese a que el Reglamento lo prohíbe, la paciente agregó que ella recibió, de la doctora Chaves Quesada, la instrucción de llamar directamente al doctor Britton para agendar el tratamiento.
“A mí me dijeron, está el doctor de Panamá, se llama fulano de tal, este es el número de la clínica de él, hablen con él, para que reserven el campo del tratamiento”, subrayó la asegurada, quien fue diagnosticada con cáncer de cérvix hace un año.
Se intentó contactar a Britton para consultarle cómo se estableció su relación con la CCSS, pero no contestó las llamadas hechas a su teléfono celular. También se le enviaron, el jueves 14 de julio, mensajes de texto para pedirle una entrevista, pero indicó que se comunicaría luego, lo cual no sucedió.
No sabían
El gerente médico de la CCSS, Randall Álvarez, y el director Médico del Hospital México, Douglas Montero, aseguraron en una entrevista realizada el 22 de junio que desconocían la discrepancia entre el monto facturado y el costo real de la terapia.
Al informarles sobre la recomendación directa del médico panameño por parte de Chaves Quesada, sobre los mensajes de texto de la secretaria indicando un importe menor al facturado y sobre los testimonios de las pacientes, ambos funcionarios señalaron que pedirían la intervención de la Auditoría Interna para realizar una investigación.
“Dicha discrepancia podría ser interpretada como una ganancia inapropiada de terceros, o simplemente un inadecuado cumplimiento del Reglamento de Ayudas Económicas.
“Es por lo anterior que solicitamos vehementemente una auditoría sobre el proceso que se está llevando en este hospital para la ayuda de braquiterapia y sus resultados”, comentó Montero en el oficio HM-DG-2622-2022, enviado a Olger Sánchez Carrillo, auditor interno de la CCSS.
Álvarez también expresó, por medio de un correo electrónico enviado el 8 de julio a este medio de comunicación, que solicitó la intervención de la Auditoría Interna.
“Analizados los criterios técnicos y de riesgos a los cuales se encuentra expuesta la institución, se procedió a instaurar un equipo de auditores profesionales en Administración e Ingeniería en electromedicina, con el objetivo de analizar el proceso del otorgamiento de ayudas económicas para el tratamiento de braquiterapia en el exterior a pacientes del hospital México, considerando el estado de habilitación del equipo de braquiterapia y la verificación del cumplimiento de las disposiciones del Reglamento de ayudas económicas para el tratamiento médico en el exterior a pacientes de la Caja Costarricense de Seguro Social; evaluación que actualmente se encuentra en la ejecución de procedimientos de Auditoría”, manifestó la Auditoría Interna ante una consulta de La Nación.
¿Por qué el médico panameño?
¿Por qué se enviaron los pacientes nacionales al consultorio del médico radio-oncólogo Keith Britton? ¿Por qué, a la hora de explicarle a los pacientes el proceso para obtener la ayuda de $11.033, se les entregaba una nota con el contacto del galeno contrario a lo que establecen las reglas?
En una primera explicación, el director del Hospital México rechazó que a los pacientes se les dirija con un profesional en específico.
“Esto es muy importante, no somos nosotros los que escogemos, los que decimos, nosotros le explicamos al paciente dónde está el tratamiento y ellos tienen la libertad de buscar cualquier otro país, si quieren van a Europa y ponen la diferencia, nosotros lo que dimos fue una guía”, afirmó el jerarca del centro médico.
Sin embargo, al mostrarle que a las aseguradas se les entrega un papel con el contacto telefónico de Britton y la información de su secretaria, respondió que “ese es el contacto que nos dio la empresa por si alguno quería utilizarlos, es un contacto, como cuando a uno le dicen: ‘llame a fulanito de tal y con él conversan’, porque ellos ya saben cómo es que se colabora con estos pacientes”, enfatizó Montero.
Añadió que existe otra opción de braquiterapia en Guatemala, pero esa no se utilizó hasta días atrás, pero no detalló la cantidad de pacientes que han ido a ese país por el servicio.
Por último, garantizó que la CCSS revisó la capacidad técnica del prestatario del servicio en Panamá para corroborar las condiciones y calidades.