Belén
Dijo que no era su intención evadir las consultas de los medios de comunicación sobre su desaire al gobierno de Michel Temer de Brasil. Sin embargo, el presidente Luis Guillermo Solís rehusó explicar este miércoles lo que hizo el 20 de setiembre en la Organización de Naciones Unidas (ONU): abandonar la sesión de la Asamblea General en señal de protesta cuando el mandatario brasileño empezó su discurso.
Hoy, en conferencia de prensa, Solís alegó que no se referiría al tema porque los diputados decidieron debatir el gesto diplomático en el Parlamento y convocar al canciller Manuel González para este jueves. En consecuencia, dijo, no hablará del asunto hasta que Manuel González haga lo propio ante los legisladores.
En el Centro de Eventos Pedregal, donde asistió a inaugurar la Buyers Trade Mission de la Promotora de Comercio Exterior, Solís afirmó que no era su intención ignorar la lluvia de preguntas de la prensa sobre el conflicto diplomático con Brasil.
"He sido exhaustivo durante los últimos días que no cambian la situación (...). Por respeto a la Asamblea y al Canciller, quien mañana va a estar compareciendo ante el primer poder de la República, como corresponsable junto conmigo de las relaciones exteriores del país, no voy a ahondar en el tema. Me parece que hay que esperar la voz del canciller que es la voz del Estado en la materia".
"Comprendo la necesidad de que el Gobierno se pronuncie formalmente respecto de esa situación, lo he hecho ya de forma reiterada y amplia y podría hacerlo ahora otra vez, pero me parece que por un asunto de formalidad y habiendo colocado, no el Gobierno sino la Asamblea Legislativa, el debate en esa sede, es el Canciller el que debe dar esa respuesta y creo que por respeto a ustedes debería hacerlo, pero por respeto al resto del país y a la Asamblea creo que debe ser el canciller el que dé las declaraciones", reiteró y zanjó el asunto.
Así Solís se apresuró a pasar la página del desaire a Brasil, que calentó las relaciones bilaterales entre ambos países.
A Luis Guillermo Solís se le consultó si sentía que había perdido más que de lo que había ganado con su actuación en la ONU. Además, se le pidió que se refiriera al daño que el hecho le podría provocar a su Gobierno y a su mandato, dado el palpable descontento popular. Sin embargo, no se obtuvo ninguna respuesta.
"Las valoraciones sobre la situación del país, tanto de aquel (Brasil), como el nuestro, y las reacciones frente a una decisión del Gobierno, hay que colocarlas en ese marco", y se despidió.
La semana pasada, la Cancillería costarricense informó de que la decisión de no escuchar el discurso del brasileño responde a que tiene dudas sobre lo que ocurre en Brasil, tras el proceso de destitución contra Rousseff: "Nuestra decisión, soberana e individual, de no escuchar el mensaje de Temer en la Asamblea General, obedece a nuestra duda de que ante ciertas actitudes y actuaciones, se quiera aleccionar sobre prácticas democráticas".
Ante el hecho, Brasilia pidió cuentas a la diplomacia costarricense.
A raíz de la acción presidencial en la ONU, los congresistas aprobaron una moción para interpelar a Manuel González, quien en todo momento ha defendido la acción que Solís ejecutó junto a las delegaciones de Nicaragua, Venezuela, Cuba, Bolivia y Ecuador, naciones eje de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).
La oposición legislativa también evalúa presentar una moción para que el plenario se distancie de la decisión del mandatario Solís y le ofrezca una disculpa al pueblo brasileño.
El presidente añadió sobre las propuestas legislativas: "Cuando fui a ver al Papa también le mandaron una carta (los diputados), quiero reiterar que los responsables de la política exterior de Costa Rica somos el canciller de la República y yo, no lo digo con prepotencia. Por lo tanto, todas esas expresiones las miro con mucho respeto, las recibo con todo respeto, tomo nota de ellas con todo respeto, y procederemos según corresponda a los intereses de la política exterior de la nación".