Hay un barullo en los jardínes del Museo Nacional que llama la atención. Unas personas tocan una esfera precolombina de un 1,2 m de diámetro y la observan minuciosamente desde todos los ángulos posibles. ¿Qué buscan? Pues el grabado de danta que tiene esa escultura, la cual fue creada por nuestros antepasados indígenas en la Zona Sur del país.
Este objeto arqueológico, que pesa más de una tonelada, es especialmente valioso porque es una de las pocas esferas que cuentan con figuras originales grabadas tanto en alto como en bajo relieve.
Cuenta la arqueóloga Ifigenia Quintanilla, directora del Museo Nacional, que solo se han identificado 14 esferas así entre las más de 400 conocidas en el país. Es decir, apenas un 3,5% de estos monolitos muestran grabados.
Claro, la danta no es fácil de ver: aparece y desaparece dependiendo de las luces y sombras. La imagen se nota mejor cuando la esfera está mojada, por la noche con iluminación especial o a ciertas horas en que el sol la hace revelar la figura que esconde.
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Una reveladora casualidad
De hecho, a esta danta se la encontraron por casualidad.
La esfera llegó al Museo Nacional en el 2022, luego de que una persona, que la tenía en el jardín de una casa en Rohrmoser, la entregó a la institución debido a que estos bienes arqueológicos son propiedad del Estado. Se debe recordar que está prohibido que particulares tengan piezas precolombinas en sus casas, de acuerdo con ley N° 6703 (Ley sobre Patrimonio Nacional Arqueológico).
Volviendo a esta escultura, permaneció estos meses al aire libre en la sede de Pavas de la entidad.
Un día de mayo, a las 11 a. m., Cleria Ruiz, arqueóloga del Departamento de Protección del Patrimonio Cultural del Museo, iba caminando con otros funcionarios frente a la esfera y se dio cuenta de que la esfera tenía un grabado. Por supuesto, se abalanzaron sobre la pieza para verla con más detenimiento y tocar las líneas trazadas sobre la piedra.
Al principio creyeron que se trataba de un delfín, luego se reveló Naí (danta en boruca y bribri).
¿Cómo es Naí? Es una danta cuyo cuerpo está grabado en alto relieve en un hemisferio de la esfera. Su hocico alargado, un ojo almendrado -en bajo relieve- y líneas curvas son algunos de los elementos más evidentes cuando se aguza la vista y se pasa la mano sobre la escultura.
Gracias a luces, fotografías y el tacto, los especialistas del Museo Nacional dibujaron a Naí sobre una imagen digital con el fin de hacer más fácil su detección.
Para Quintanilla, estas esferas tienen gran importancia porque no solo está la perfección del objeto escultórico, sino también por el valor comunicativo de las figuras que resguardan y por la singularidad de que la imagen solo se exponga bajo ciertas condiciones de luz y de sombra especiales.
“Probablemente esas figuras estaban orientadas en determinada dirección o se veían a partir de determinados momentos del sol o a partir también de espacios, donde les diera la luz, como en fogatas, o en momentos específicos en se pudieran visualizar”, lanzó la arqueóloga como posibles hipótesis.
Por ahora, la danta es uno de los dos animales ocultos en esferas de piedra en el Museo Nacional.
Como parte de la exposición Memorias en piedra, se encuentra una pieza con un felino. Al igual que Naí requiere de cierta iluminación y ser observada con paciencia y curiosidad; sin embargo, esta no puede ser tocada por los visitantes del antiguo Cuartel Bellavista.
Como parte del aniversario de la declaratoria de cuatro sitios arqueológicos con esferas de piedra precolombinas en el Diquís como Patrimonio de la Humanidad, la escultura que expone a Naí puede ser examinada y tocada por el público que asista al Museo.
Por supuesto, es un lujo que tendremos por tiempo limitado para no dañar la escultura en piedra.
Preguntas y respuesta breves
¿Dónde se encontró la esfera con la danta?
No se tiene información de dónde fue extraída. El Museo Nacional solo detalló que la esfera fue entregada voluntariamente por una persona que la tenía en su patio sobre una estructura de metal; de allí, que este objeto arqueológico tenga manchas a causa del óxido.
¿Cuándo la construyeron los pueblos originarios en la Zona Sur?
Con base en diferentes estudios, se sabe que las esferas precolombinas costarricenses fueron fabricadas en un periodo de 1.000 años entre el 600 después de Cristo y la llegada de los españoles al territorio que hoy se conoce como Costa Rica.
“Cuando un objeto es sacado de su contexto, del sitio arqueológico donde está, y no tenemos con qué asociarlo es muy difícil fecharlo. Sin embargo, sabemos que las hicieron a lo largo de mil años, especialmente después del 800 después de Cristo”, agregó la arqueóloga Ifigenia Quintanilla.
¿En qué material está construida?
Roca tipo granítica.
¿Qué misterio ayuda a desentrañar esta danta?
A juicio de la directora del Museo Nacional, la esfera con una danta ayuda a probar que estas esculturas precolombinas en piedras fueron realizadas no por alienígenas, como esgrimen algunas teorías, sino por manos humanas de poblaciones originarias en el trópico, las cuales convivían con estos animales.