Santo Domingo. El presidente dominicano, Luis Abinader, asegura que nunca antes un predecesor suyo enfrentó una crisis como la que él ha tenido con su vecino Haití, que está tomado por pandillas. Sus políticas contra la migración haitiana lo llevaron a una reelección cómoda este domingo.
Este economista millonario de origen libanés, quien gobierna República Dominicana desde 2020, ordenó la construcción de un muro en la frontera con Haití, deportaciones masivas y frenó la migración desde el empobrecido país vecino. Estas medidas son respaldadas por la población, a pesar de la presión internacional para acoger más refugiados.
“El país conoce la firmeza que hemos tenido en estos tres años ante la situación más grave jamás enfrentada por Haití”, dijo el mandatario de 56 años en abril. “Nunca antes la situación de Haití había sido tan crítica como la que enfrenta actualmente, y hemos actuado con firmeza ante cualquier organismo o gobierno internacional que haya querido que incumplamos nuestra ley de migración y nuestra Constitución”.
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Vistiendo casi siempre traje oscuro a la medida, Abinader lleva la política en la sangre. Perfiles oficiales resaltan sus dotes de liderazgo desde la infancia, y su padre, José Rafael Abinader, luchó en su juventud contra la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo.
Abinader militó de hecho en la organización política fundada por su padre, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), establecido en 1939. Sin embargo, tras una división en 2014, surgió el Partido Revolucionario Moderno (PRM), que él lidera en la actualidad.
Antes de convertirse en presidente, Abinader enfrentó varios fracasos electorales. Intentó sin éxito ser senador en 2005, vicepresidente en 2012 y presidente en 2016.
‘Tiempos de crisis’
En 2020, Abinader asumió la presidencia en medio de la pandemia de covid-19, que según el gobierno, cobró la vida de más de 4.300 personas.
Abinader se presenta como el “presidente en tiempos de crisis”, e incluso recientemente difundió un documental de propaganda que destaca sus esfuerzos durante la crisis sanitaria.
Ganó las elecciones en 2020 con un discurso contra la corrupción y la vieja política, en medio de los escándalos del tradicional Partido de la Liberación Dominicana (PLD), que gobernó el país durante 16 años. Ya en el poder, el manejo de la pandemia, la economía y, sobre todo, la relación con Haití, catapultaron su popularidad en este país de 11,2 millones de habitantes.
Según las encuestas, su gestión cuenta con un 70% de aceptación.
República Dominicana y Haití comparten la isla caribeña de La Española con una relación siempre tensa. Haití está hoy sumido en el caos y la violencia de las pandillas criminales que controlan buena parte de su territorio.
Pero Abinader insiste una y otra vez que “no hay ni habrá jamás una solución dominicana” a la crisis de su vecino.
Más de 250.000 personas fueron deportadas en 2023, la mayoría haitianos, capturados en redadas que las autoridades migratorias llevan a cabo a diario.
Abinader también aumentó la presencia militar en la frontera y construyó un muro divisorio de 164 km, el cual planea ampliar durante su segundo período de gobierno.
“Ha tenido un nivel de aprobación y de agrado que no tenía cuando llegó al poder”, comenta el politólogo Belarmino Ramírez.
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‘Mi amorcito’
Abinader es economista, formado en Estados Unidos y heredero de un imperio familiar millonario en el sector del turismo y la construcción.
Antes de ser elegido por primera vez, dirigía el consorcio de construcción Abicor de su familia, lo que le permitió acumular una fortuna estimada en $75 millones.
Está casado con Raquel Arbaje Soni, también de origen libanés. “Ni el tabulé, ni el humus ni el tajín faltan en mi mesa”, expresó en una conferencia en Líbano en 2017.
En un documental, confesó que al asumir el cargo no se acostumbraba a llamar a su esposa “excelentísima señora primera dama”, sino que ella le pidió que la llamara “mi amorcito”.
Además, Abinader tiene tres hijas: Graciela Lucía, Esther Patricia y Adriana Margarita. “Lo que la gente no sabe es que él hace chistes malísimos”, mencionó Esther en una entrevista reproducida en el documental.