Santiago. El presidente de Chile, Sebastián Piñera, condenó este lunes la “brutal agresión” que sufrieron inmigrantes, principalmente venezolanos, durante una protesta contra extranjeros indocumentados en el norte del país el sábado.
"Condenamos categóricamente la brutal agresión que una turba descontrolada cometió contra un grupo de migrantes irregulares de origen venezolano. Estamos haciendo todo lo necesario para que ese crimen no quede impune", dijo Piñera en un comunicado.
Las declaraciones de Piñera, quien cumple una visita a Uruguay, fueron divulgadas por su despacho después de que la ONU expresara su "preocupación por la violencia y xenofobia" hacia los inmigrantes en la protesta en la ciudad norteña de Iquique.
“Respetando la soberanía [de Chile], instamos a las autoridades y la población a actuar en el marco del respeto a los #DDHH [derechos humanos] y el derecho internacional humanitario”, señaló la ONU en su cuenta de Twitter.
“Reiteramos la voluntad de apoyar con asistencia técnica y colaborar en los esfuerzos de las autoridades nacionales y locales”, agregó.
En esa movilización, algunos de los 3.000 manifestantes quemaron las pertenencias de los migrantes que acampaban en la calle, hechos que son investigados por la Fiscalía.
La protesta estuvo marcada por carteles y gritos contra los migrantes irregulares, principalmente venezolanos, que desde hace años ingresan a Chile por pasos clandestinos desde Bolivia, cruzando la cordillera de Los Andes y el desierto de Atacama.
El representante especial conjunto de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) y de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) para los refugiados y migrantes venezolanos, Eduardo Stein, expresó en una carta publicada en las redes sociales su “tristeza y consternación” por los hechos “de odio, intolerancia y xenofobia” en Iquique, que “son sumamente preocupantes”.
“Estos actos de intolerancia van contra el espíritu solidario, de acogida y respeto por los derechos fundamentales que el pueblo y el gobierno de Chile han demostrado históricamente, recibiendo a los venezolanos y venezolanas con generosidad, de la misma manera que, en el pasado, el pueblo venezolano abriera sus puertas a un gran número de refugiados y migrantes chilenos”, afirmó Stein.
El gobierno chileno endureció este año su política migratoria, otrora solidaria y receptiva en medio de una mayor hostilidad hacia los migrantes por parte de la población.
El ministro del Interior, Rodrigo Delgado, también manifestó su rechazo a la violenta protesta, pero advirtió que el gobierno seguirá con los desalojos de migrantes "en todos los espacios públicos que se requieran" y las expulsiones de indocumentados.
Un día antes de la protesta, la Policía chilena desalojó a centenares de migrantes venezolanos que acampaban desde hace un año en una plaza de Iquique.
Hace unos meses, las autoridades afirmaron que con las deportaciones se redujeron drásticamente los ingresos clandestinos, pero el drama sigue, con un flujo migratorio que genera hostilidad entre muchos chilenos.
Los ingresos de personas a Chile por pasos clandestinos suman 23.673 hasta julio, casi 7.000 más que en todo el 2020, según un informe del Servicio Jesuita a Migrantes.
En febrero del 2019, en un acto en la ciudad colombiana de Cúcuta, fronteriza con Venezuela, Piñera prometió una “Visa de responsabilidad democrática” para venezolanos, pero su gobierno solo concedió el 21% de las 164.908 solicitadas hasta diciembre del 2020.
Desde el 2014, casi 500.000 venezolanos se afincaron en Chile escapando de la crisis política y económica en su país.
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