Managua. Edén Pastora Gómez, quien luchó contra la dictadura somocista, rompió con sus compañeros de armas del sandinismo y se reconcilió en los últimos años con Daniel Ortega, falleció este martes en la madrugada en el Hospital Militar en Managua, confirmaron familiares y el gobierno de Nicaragua.
Acababa de cumplir 83 años, el 13 de junio.
Pastora permanecía internado desde hace casi dos semanas en ese centro médico debido a padecimientos respiratorios.
“La familia se siente muy dolida en este momento y conmocionada porque mi padre realmente lo era todo. Somos una gran familia, en estos momentos lo que solicitamos es que la gente respete el dolor y duelo de la familia. Agradecemos las condolencias tanto en Costa Rica y Nicaragua, agradecemos a todos sus amigos. Él decía que él tiene muchos amigos en Costa Rica y que los años más felices los vivió en Barra del Colorado”, manifestó Emilio, uno de sus hijos.
Según uno de sus nietos, Álvaro Pastora, la causa del deceso del Comandante Cero fue “un infarto fulminante”.
Emilio Pastora declaró a La Nación: “Él dedicó toda su vida a su país y decía que él no fue un mejor padre por ser un mejor revolucionario, pero estoy convencido que él fue un excelente padre y revolucionario quien nos dejó muchas enseñanzas para continuar en la vida”.
El dirigente, cercano al presidente Daniel Ortega, había sido internado recientemente tras sufrir una recaída de una bronconeumonía, según contó él mismo a la plataforma de noticias Nicaragua Investiga.
Uno de sus hijos, Álvaro Pastora, declaró al mismo sitio web que su padre era tratado como si tuviera covid-19, aunque no se le realizó la prueba para determinar si tenía el nuevo coronavirus, que ha golpeado fuertemente a Nicaragua.
En su despedida, el gobierno de Ortega consideró a Pastora “un héroe” y “una leyenda”, según un comunicado leído por la vicepresidenta Rosario Murillo.
Golpe al somocismo
Pastora saltó a la fama mundial en agosto de 1978 cuando encabezó un comando armado sandinista que ocupó el palacio Nacional, sede entonces del Congreso, retuvo a los diputados y otros funcionarios. Usó el nombre de Comandante Cero.
El gobierno del dictador Anastasio Somoza Debayle se vio obligado a pagar un rescate de varios cientos de miles de dólares y liberar a varios líderes sandinistas.
Combatió al régimen somocista desde el sur de Nicaragua. Tras la victoria de la revolución, fungió por poco tiempo como viceministro de Defensa, pero renunció por desavenencias con el gobierno provisional.
Luego del triunfo de la Revolución sandinista, a Pastora le otorgaron el grado honorífico de Comandante Guerrillero y el grado militar de Comandante de Brigada en el naciente Ejército Popular Sandinista (EPS).
Llegó incluso a ocupar por un tiempo el cargo de viceministro de Defensa y Jefe Nacional de las Milicias Populares Sandinistas (MPS) antes de su ruptura con el Frente Sandinista y fundar en el exilio en Costa Rica la Alianza Revolucionaria Democrática (ARDE) para combatir a sus antiguos camaradas.
En 1984, durante una conferencia de prensa, fue objeto de un atentado en la localidad de La Penca, en la ribera nicaragüense del río San Juan. Resultó ileso, pero murieron 11 personas, entre ellos varios periodistas.
Tras la derrota electoral sandinista en 1990, Pastora permaneció en Costa Rica, donde obtuvo la ciudadanía.
A su regreso a Nicaragua se incorporó a la vida política y en 1996 intentó ser candidato a la Presidencia, pero fue descartado por el Consejo Supremo Electoral (CSE) por tener la doble nacionalidad nicaragüense y costarricense.
Al lado de Ortega
Tras años de distanciamiento, Pastora se reconcilió con Ortega cuando este retornó al poder en 2007, y lo defendió incluso en medio de la represión a las protestas antigubernamentales del 2018.
“Combatí los errores políticos y morales que pusieron en peligro al Estado revolucionario con un fusil en la mano, dirigiendo a miles de hombres. Ahora (que Ortega) lo está haciendo (bien), sería inconsecuente contra todo lo que yo decía” si lo criticara, argumentó Pastora en una entrevista con AFP en el 2008.
Desde el 2008, fue el encargado por parte del gobierno del dragado del río San Juan.
Durante esa misión, Costa Rica presentó una demanda ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya luego de que Managua unilateralmente alteró la frontera e incluyó la isla Calero como parte de su territorio. Bajo la dirección de Pastora, se abrió un caño en ese territorio.
La CIJ falló que la isla era parte del territorio costarricense y ordenó a Nicaragua pagar poco más de $300.000 por daño ambiental.
Tras las protestas sociales del 2018 que pusieron en jaque al gobierno sandinista, y en medio de rumores sobre la salud de Ortega, Pastora manifestó a la prensa que recomendaba al FSLN “elegir al sucesor” del presidente, declaraciones que fueron interpretadas como un rechazo del Comandante Cero a la posibilidad de que Rosario Murillo, vicepresidenta y primera dama, asumiera el poder si su marido fallecía.
También opinó que la militancia partidaria obedecía a Ortega “por cariño, más que por disciplina”, desatando un revuelo en el seno del sandinismo.
Ante rumores de que la pareja gobernante le había llamado la atención por sus declaraciones, respondió con desenfado: “No me jalaron la chaqueta (reprendieron), ni tienen porque jalármela”. Y remató: “Si se murió Jesucristo, ¿cómo no se va a morir Daniel Ortega?”.
En una entrevista con The Associated Press (AP) en mayo del 2018, se presentó así: “Soy Edén Pastora, conocido mundialmente como Comandante Cero, sandinista siempre, revolucionario, luchador social.” Y sin más, se lanzó a una larga defensa de Ortega.
Al comentar el apoyo que una buena parte de la Iglesia católica dio a las protestas sociales, amenazó a los sacerdotes que cuestionaban al gobierno: “Que recuerden los obispos que las balas también atraviesan sotanas”.