Labores cotidianas como lavar platos, cocinar, limpiar, sacudir muebles o jugar con los niños, son formas de movimiento que requieren una inversión de energía y, por lo tanto, podrían ayudar a mejorar la salud cardiovascular, especialmente de los hombres que presentan obesidad.
Un estudio de la investigación Hermex (Armonizando las ecuaciones de riesgo en los países del Mediterráneo, por sus siglas en inglés) detectó que los varones con exceso de peso que son hacendosos tienen menores posibilidades de desarrollar diabetes, infartos y derrames cerebrales.
Este estudio tomó en cuenta a 2.698 participantes entre los 25 y los 79 años. Los resultados se publicaron en la Revista Española de Cardiología.
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Para esta investigación los científicos partieron de un concepto nuevo y poco conocido en las ciencias de la salud: el obeso metabólicamente sano (OMS). Se trata de una persona con obesidad que parece estar protegida de las principales complicaciones cardiometabólicas asociadas como diabetes, hipertensión, infarto, accidente cerebrovascular, enfermedades coronarias o arteriales. Estudios anteriores han demostrado que los individuos OMS llevan una vida menos sedentaria que otras personas con obesidad.
"Los participantes con el fenotipo OMS presentaron mayores niveles de actividad física de cualquier tipo y mejor cumplimiento de las recomendaciones de actividad física que los individuos con alteraciones metabólicas, sean obesos o no", dijo en un comunicado de prensa Virginia Aparicio, coordinadora de la investigación.
Más evidencia
Este no es el primer estudio en resaltar cómo realizar labores domésticas puede ayudar a mejorar la condición físicia y evitar enfermedades crónicas.
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Un estudio realizado en 1.994 costarricenses que no habían sufrido un infarto determinó que barrer, limpiar, lavar o cocinar sí cuentan como actividad física cuando les ponemos un poco más de empeño. Este estudio fue publicado en junio de 2015 en la revista Preventive Medicine.
A todos los participantes se les tomaron muestras de sangre y grasa; también se les hicieron 18 preguntas sobre sus actividades cotidianas, intensidad física y descanso, midiéndolo en MET (equivalente metabólico), una unidad que estima el consumo de oxígeno.
Por ejemplo, según la escala, dormir consume 0,8 MET por hora; sentarse, 1,0 MET; trabajar en escritorio, 2,8 MET; barrer o hacer agricultura, 3,6 MET; correr o trabajar en construcción 7,1 MET y, cargar objetos pesados, 7,8 MET.
La investigación pretendía analizar cuántas personas tenían síndrome metabólico y su relación con el tipo de actividad física que realizaban durante el día.
Para mejor comprensión, el síndrome metabólico es una condición que se caracteriza por sobrepeso, obesidad abdominal, presión alta, niveles elevados de colesterol, azúcar y triglicéridos en la sangre, así como resistencia a la insulina. Esto se considera un precursor de enfermedades cardiovasculares.
En total, 916 (45,9%) participantes tenían síndrome metabólico y 1.078 (54,1%) no lo tenían.
Al final, se determinó que quienes más hacían actividades manuales y actividades ligeras al aire libre tenían menores posibilidades de síndrome metabólico y menor obesidad abdominal (su cintura medía menos).