Sitios de alto valor en arqueológico e histórico se vuelven sumamente atractivos para los turistas. Sucede en todas partes del mundo: lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y que requieren de acciones para su conservación son, a su vez, espacios muy apetecidos para el turismo y que, a su vez, podrían generar el dinero necesario para su mantenimiento.
Precisamente este fue uno de los temas discutidos en el I Congreso Latinoamericano de Sostenibilidad, Ecología y Evolución (SEE) que se celebró en Parque Viva durante esta semana,
El foro contó con la participación de personas que ya han estudiado y trabajado directamente con el tema: Tomás Barrientos, investigador de la Universidad del Valle en Guatemala, Guiselle Méndez, del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC), Allan Valverde, de la Universidad de Cooperación Internacional (UCI) y Juan Carlos Calvo, del Área de Conservación de Guanacaste.
Ellos discutieron cómo deben tratarse estas áreas para no solo obtener la acreditación como Patrimonio de la Humanidad, sino también para mantenerla.
“Para el turista esto es importante porque es vivir una experiencia. No es lo mismo ver una foto a estar respirando en el lugar. Por eso mismo deben tenerse planes para que los visitantes pueden verse beneficiados de la experiencia, su dinero pueda aportar a la conservación del sitio, las comunidades puedan sacar provecho para subsistir, pero que el impacto que genere el turismo no dañe la conservación del lugar”, señaló Barrientos.
“Abrir visitación en cualquier lugar es un riesgo si no está regulado. La gente no sabe hasta qué punto sus actividades como turista pueden afectar y no lo miden, si no se regula, es peligroso”, resaltó.
Valverde agregó: “sí es posible lograr el equilibrio. Tenemos ejemplos positivos y otros no tan positivos. Debemos entender que estos sitios patrimonio no son cualquier espacio. Son frágiles. Son, o muy antiguos o con características especiales que lo hacen más sensible. Sí puede haber visitantes, pero no pueden estar por encima de la conservación”.
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Adaptar las visitaciones
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Hay formas de conseguir equilibrios para que así todas las partes puedan alcanzar el mayor provecho, pero esto implica esfuerzos entre varios frentes: la academia, el sector turismo, y las comunidades locales, entre otros.
“Los administradores deben entender que la conservación es el punto de partida, pero el turismo puede ayudar en esa conservación”, apuntó Méndez.
Calvo dijo también que debe conceptuallizarse la idea del turismo: “puede hacerse un plan de manejo no tanto por parque, si no por Área de Conservación y así venderles la idea a los turistas. Que no sea un plan de turismo de ir al parque Santa Rosa, si no de vender la experiencia de turismo del Área de Conservación, que incluya Santa Rosa y su historia, pero también otros sitios del Área de Conservación Guanacaste. En Santa Elena tenemos sequía y animales vulnerables, pero hay miradores”, agregó.
Para los panelistas hay que tomar otros puntos en cuenta, como el que los sitios patrimonio de la humanidad también sufren los embates del cambio climático y que los planes que incluyan cualquier tipo de intervención humana deben tomar esto en cuenta, tanto para el turismo como para la conservación.
“¿Conviene a un país tener más sitios de declaratoria de patrimonio con todas las responsabilidades que esto implica?”, preguntó Barrientos.
En Costa Rica, de momento, no hay planes de nuevas declaratorias.
“Primero debemos fortalecer los que ya tenemos para mantener esa declaratoria antes de buscar otras. No solo es lograr que la Unesco nos de la declaratoria, es poder mantenerla”, concluyó Méndez.
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