Al salir a caminar, dueño y perro se enfrentan a situaciones en las que interactúan con otras personas, animales y elementos urbanos como los carros.
Un buen adiestramiento evitará accidentes, como atropellos, pero también dará al dueño control físico del can, lo que le permitirá prever situaciones de riesgo y mantener una actitud armoniosa con el entorno.
Según David Peiró, etólogo canino y director de la Fundación Fogaus, existen dos tipos de paseos: uno destinado al ejercicio y otro a la exploración. Cada uno tiene sus particularidades en cuanto a la forma de caminar.
Por ejemplo, durante los paseos de ejercicio, el perro debe caminar tranquilamente al lado de su dueño, sin adelantarse. “Siempre debe ir por el mismo lado, a la derecha o izquierda del propietario”, acotó Peiró.
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Este comportamiento debe reforzarse positivamente con un premio, ya que será clave en el control físico del animal.
En la manada, el líder o alfa es quien determina la ruta. Si el can hala la correa, está siendo alfa y eso distorsiona la jerarquía, lo cual puede desembocar en problemas de conducta.
Los paseos de exploración, que representan el 20% del tiempo de la caminata, son más libres porque el dueño, sin dejar que el animal tire de la correa, lo deja que se adelante un poco para que pueda ir oliendo y curioseando.
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En ambas situaciones, el adiestramiento básico en obediencia es clave. Órdenes como “sentado”, “quieto” y “venga” permitirán uniformar el lenguaje entre dueño y can, darán control físico del animal y favorecerán la jerarquización.
Un dueño con un perro obediente podrá evitar situaciones como que se escape, lo atropellen o se pelee con otro animal.
La correa. Se recomienda siempre sacar a pasear a la mascota con correa, que se convierte en el medio de transmisión de los sentimientos del dueño a su perro.
Es una forma de comunicación no verbal entre ambos; “por eso, debe ir siempre relajada para no crearle tensión”, dijo Peiró.
Si la persona jala la correa al ver a otras personas o canes, sin saberlo, está pidiendo a su mascota mantenerse en estado de alerta y eso podría propiciar un accidente por mordedura.
Peiró recomienda el collar antitirada Halti porque brinda más control del cuello y cabeza del animal, sin lastimarlo.
“El arnés es el peor instrumento para educar un perro. Si lo que quiere es un perro de trineo, entonces póngale un arnés para que tire bien duro”, explicó.
Además, la correa previene que el can se escape y se pierda. Otra recomendación es colocarle, al collar o la correa, una placa con el nombre de la mascota y los números de contacto del dueño.
Interacciones. En la calle, perro y dueño se encontrarán con otras personas y animales. Por eso, la socialización previa que haya tenido el animal es relevante.
Se aconseja socializar a los cachorros desde los tres meses para que, cuando crezcan, estén más dispuestos a nuevas experiencias sin ponerse agresivos.
“Entre más oportunidades tengan de interactuar con personas, otros animales e incluso sonidos, cuando ese perrito sea adulto va a reconocer esas situaciones como normales y no se va a asustar”, comentó Melania Gamboa, gerente de Programas Veterinarios de la organización Protección Animal Mundial.
Ante un encuentro entre animales, hay que dejar que los perros se huelan entre ellos. “Así es como saben si el otro es un perro amigable o no. Hay que dejarlos acercarse lentamente, siempre con correa. Si alguno empieza a mostrarse incómodo o gruñe, entonces mejor separarlos y no forzar esa amistad”, dijo Gamboa.
En el caso de las personas, hay que saber presentarse ante un perro nuevo. Lo mejor es quedarse quieto , sin sonreír ni mirarlo fijamente, y esperar a que lo huela.
Antes de acariciarlo, pregúntele al dueño si es agresivo y la forma de acercársele. Manténgase cerca del propietario y, de nuevo, deje que el can lo huela. Cuando el perro esté en posición de sumisión (orejas para atrás), entonces puede tocarlo en la espalda.
En Estados Unidos nació la campaña The Yellow Dog Project, que promueve colocar un lazo amarillo en la correa para facilitar esa interacción.
Ese lazo amarillo funciona como advertencia e indica que es mejor no acercarse a ese can porque está enfermo, no está socializado y es agresivo, está en celo o acaba de tener crías.