Escuchar¡Bonjour la France! El Tour de Francia vuelve a tomar la salida el martes en el norte del país, tras el preludio danés de gran éxito festivo y popular, con un maillot amarillo, el belga Wout Van Aert, y en espera de la aparición del favorito y ganador de las dos últimas ediciones, el esloveno Tadej Pogacar.
¿Un escenario ideal para el último vencedor? La estancia danesa, con tres días de carrera, fue buena para el joven esloveno (23 años), sin contar algún moratón heredado de la caída colectiva en el final de la segunda etapa.
Tercero en la general, tiene una desventaja de 14 segundos respecto a Van Aert, pero cuenta con 8 y 9 de ventaja sobre sus primeros rivales del equipo Jumbo, el danés Jonas Vingegaard y el esloveno Primoz Roglic.
"Si debo hacer un primer balance, diría que todo fue bien, me siento bien", reconoció el vencedor de 2020 y 2021. Su rango le descarga del control de la carrera y su colocación durante las etapas del sábado y del domingo revela su comodidad: hace pocas peticiones a su equipo UAE, en espera de los días más difíciles y sobre todo más arriesgados.
Tres jornadas de perfil de clásicas: el inicio, el martes, en los montes de Le Boulonnais, los pavés del día siguiente antes de la llegada en Arenberg, con un final para escaladores, y por fin la carretera de Longwy el jueves.
"Una clásica por día, es una fórmula que se ve desde hace varios años en el Tour", recuerda su director Christian Prudhomme. "Pero todo depende de lo que hacen los corredores. Está claro que si Wout Van Aert y Mathieu Van der Poel se asocian como lo hicieron en la ruta de Le Creusot el año pasado, eso se refleja en una carrera atractiva para los aficionados... y cansadora para los ciclistas", añade.
A condición también de que la meteorología favorezca los ataques. La fórmula del director de carrera Thierry Gouvenou ("los organizadores proponen, los ciclistas disponen, la meteorología se impone") se vio el sábado en el final de la segunda etapa, en el paso por el puente que sobrevolaba el Grand Belt. El viento que soplaba a casi 46 km/h sobre el puente que enlazaba el estrecho afectó a la carrera y aniquiló toda tentativa de ataque.
En los dos próximos días, las previsiones meteorológicas hablan de un tiempo clemente y soleado. Pero, los pavés complican las cosas debido a que los riesgos inherentes (caídas, incidentes mecánicos, etc) se multiplican.
¿Es un riesgo demasiado grande en el marco del Tour? El debate aparece cada vez. "Los pavés forman parte de la panoplia completa del ciclista", responde Thierry Gouvenou, el diseñador del recorrido.
"Les pavés existen desde hace tiempo en Bélgica, en Francia. Fueron durante mucho tiempo quitados del Tour de Francia, pero tienen su lugar. Este año, tenemos un Tour muy completo: el viento, los puertos para escaladores, los grandes puertos, las contrarreloj y también los pavés".
Para Van Aert, la etapa de los pavés añade un posible crédito suplementario a su capital de tiempo. Segundo en la París-Roubaix en abril, cuando se recuperaba del covid-19, el belga es el hombre estrella de su equipo en este terreno. Tendrá una lucha interior con su doble rol, entre la protección del dúo Vingegaard-Roglic y su ambición personal de tener más días el maillot amarillo, asegurar el maillot verde de la clasificación por puntos y luchar por la victoria de etapa.
Aunque Van Aert ha obtenido luz verde en su búsqueda del maillot verde, el equipo no se ha construido para ese objetivo, repiten los responsables de Jumbo, que siguen buscando una victoria final en el Tour. Pero el golpe recibido en 2020, con la decepción de Roglic en la contrarreloj de la Planche des Belles Filles la víspera de la llegada, está todavía en la cabeza.
¿Cómo combinar todas las ambiciones? Todo depende en realidad de Van Aert, que ha estado siempre ayudando a Roglic, en la París-Niza en marzo y después en la Dauphiné a principios de junio.
El belga sabe hacer todo, pero una frase ancestral recuerda el peligro de correr detrás de varias liebres a la vez.
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