Nadie debería sorprenderse de que un partido político acuda a una encuesta para conocer su imagen entre la gente, pero en el Partido Acción Ciudadana (PAC) eso es una señal revolucionaria.
El partido costarricense que más ha desdeñado las encuestas se decidió a dar el paso. Recurrirán a un estudio de opinión que sirva de base en el planeamiento hacia el 2014 y para impulsar la reflexión en este año, cuando se cumple una década desde que Ottón Solís y otros académicos lo fundaron pensando en la elección del 2002.
También hay una corriente interna para que el PAC use todo el dinero que la ley electoral le faculta para la campaña política y un sector menos fuerte que clama por revisar las estrictas reglas éticas. Ambos temas se tocaron en las asambleas recientes y está previsto retomarlos en el Congreso ideológico programado para realizarse este año.
El estudio de opinión es solo parte de esa decisión por renovar el funcionamiento del segundo partido más grande del país, aunque los últimos resultados electorales le restaron peso y empujaron a sus autoridades a promover una áspera autocrítica.
Desde dentro, el PAC se percibe como un partido con organización débil, cerrado, descuidado con sus autoridades municipales, vertical en exceso e incapaz de combatir la volatilidad de quienes han votado por la bandera rojiamarilla.
Así consta en documentos que ahora procesa el partido, decidido a superar en el futuro las cifra de 479.000 electores de febrero pasado para Presidente, 646.000 en el 2006 y 400.000 en el 2002.
“Buscamos la forma de echar raíces en todo el territorio, ya que no tenemos un arraigo histórico ni bases clientelares. Tenemos que hallar el camino de meternos en la vida cotidiana comunal”, expresó Víctor Morales, exgerente de la campaña pasada y miembro del equipo de profesionales que trabaja en la organización partidaria.
Tras la autoevaluación también reconocen perjuicios por la lucha que desempeñaron contra el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos y el haber proyectado una imagen de partido rígido, obstruccionista y poco propositivo.
El diagnóstico, sin embargo, incluye también puntos positivos. El PAC se siente causante de una mayor calidad de la democracia, del enaltecimiento de la ética y del ambiente en la política, así como defensor de principios como la austeridad, la equidad de género y la solidaridad social.
“Si el partido se considerara un actor fracasado, no estaría haciendo todo este esfuerzo. El 8 de febrero (después de las elecciones) encontré gente con un entusiasmo que nunca les vi en la campaña”, dijo Sonia Marta Mora, una de las profesionales que trabaja en este proceso, sin cargo formal en el partido.
Ahora el PAC se esfuerza por evitar que la bancada legislativa sea su única vitrina política vigente en tiempos no electorales.
Esta fracción es más pequeña que la del período 2006-2010 (pasó de 17 a 11) y con figuras de menos protagonismo público, como lo fueron Alberto Salom, Elizabeth Fonseca o Sergio Alfaro.
Las principales caras en el PAC ahora son su presidenta, Elizabeth Fonseca, y su secretaria general, Margarita Bolaños, quienes esta semana se encontraban fuera del país reforzando otro de los aspectos pendientes: los vínculos con organizaciones internacionales
Los dos exrivales de Solís en la precampaña, Román Macaya y Epsy Campbell, se mantienen dentro de la agrupación y son ejemplo de los liderazgos que se desarrollan dentro. Macaya es uno de los miembros de la Comisión Política y ella, sin cargo formal, muestra una mayor participación en la discusión interna sobre el estado del partido.