No sé en qué momento pasó: un día estábamos juntos, riéndonos al ver a una geométrica familia de cerdos animados, y al siguiente la conexión se había perdido. Así, de súbito, en la casa dejamos de ver a Peppa.
No mucho atrás en nuestro hogar todo tenía que ver con la hoy omnipresente caricatura animada de la cerdita Peppa. Luciana, mi hija menor, era militante convencida de la legión de preescolares que entre el 2014 e inicios del 2016 hicieron de esta fábula uno de sus referentes culturales.
Así, no solo nos conformamos con ver los episodios regulares que se emiten por Discovery Kids y que me dan hoy una excusa para plantear mi caso, dado que el canal empezará a dar esta semana nuevos capítulos de la serie. Nuestra fiebre (y digo “nuestra” porque yo disfrutaba tanto como ella del programa) se extendió a un DVD con los mejores momentos; a un set de figuras de Peppa, su hermanito George y Mamá y Papá Cerditos, una camiseta alusiva (para Luci, pues no había tallas de adultos), a libros de colorear comprados en semáforos y a la asistencia al show en vivo efectuado meses atrás en el Palacio de los Deportes.
Ahora que recapacito, las señales estaban a la vista pero no supe interpretarlas a tiempo. Luciana se acercaba a su quinto cumpleaños y si antes pedía el teléfono para ver en YouTube los capítulos de Peppa con doblaje español, ahora lo hacía para seguir youtubers mexicanas.
Así, un buen día, la chiquitilla me soltó una verdad demoledora cuando, cambiando canales, le pregunté si quería ver Peppa: “No, papi, ya no. Peppa es para bebés”. Fue devastador.
Sé que eventualmente ella y yo volveremos a Peppa, quizá como un ejercicio de nostalgia. Si en su casa aún hay bebés, presénteles a la cerdita.
Véalo. Lunes 21 de noviembre. Discovery Kids. 10:00 A. M