¿Que si valió la pena estar más de dos horas metidos en un carro en un trayecto que no debía superar los 40 minutos? Sí, valió toda la pena del mundo con tal de estar sentado en las butacas frente a la potente voz del tenor Andrea Bocelli.
Que el sistema vial de nuestro país no esté preparado para albergar en una misma noche (y en destinos muy cercanos) dos grandes espectáculos como eran el concierto del tenor italiano y una función del Cirque du Soleil (a corta distancia) quedó en el olvido no más entró el queridísimo cantante al escenario del Anfiteatro Coca-Cola, del Parque Viva.
Acuerpado por la intensa Orquesta Sinfónica Nacional y las voces del Coro Sinfónico Nacional, ambas agrupaciones en pleno, llegó Bocelli tomado del brazo del director Eugene Kohn, quien lo llevó directo al micrófono para que abriera el recital con la interpretación de la famosa aria La donna è mobile, de la ópera Rigoletto. Un buen tino para emocionar a un público que agotó las entradas de este espectáculo, según la productora SD Concerts.
El espectáculo, ya de por sí hermoso, contó con la participación de la soprano puertorriqueña Larissa Martínez, quien interpretó obras en solitario y también acompañó al tenor en Je t’ai pardonné!... Nuit d’hyménée, dueto de Romeo y Julieta. El momento íntimo, romántico y trágico conjugó ambas voces con la proyección de imágenes en video de Bocelli interpretando al enamorado en el teatro. Fue uno de los momentos más sublimes de la noche.
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Aunque el concierto se vivió en un ambiente de intensidad y solemnidad en el escenario, la energía de la voz de Bocelli se contagió más de una vez en el público del cual no solo salían aplausos, sino que también uno que otro piropo y declaraciones de amor en los silencios entre una pieza y otra, a las que él respondió con un pícaro pero tí mido “muchas gracias”.
La primera parte del repertorio contó con la interpretación de Ch’ella mi creda, de la ópera La fanciulla del West y del Brindisi de la Traviata, en esta ocasión Bocelli cantó y bailó con Larissa, mientras al fondo, las voces del coro los acuerpaban dándole más emoción a la pieza.
Para la segunda parte del concierto Andrea entró acompañado por una niña. Con un cambio de vestuario y la presencia de los bailarines Yessenia Reyes y Michael Rubí (participantes de Dancing with the Stars), el artista volvió para presentar temas en español: Amor, vida de mi vida, de la zarzuela Maravilla, seguido de En Aranjuez con tu amor, del compositor español Joaquín Rodrigo; y la esperada Granada, del mexicano Agustín Lara.
El homenaje a la música de habla hispana fue muy bien aceptado por el público, que con sus manos demostró el aprecio que le tienen a uno de los cantantes más importantes del crossover de la lírica y los temas más populares. Como él mismo lo dijo, la música latinoamericana ha sido una parte muy importante de su trayectoria y siempre estará presente en sus conciertos.
Antes de que Bocelli saliera a escena, la Sinfónica se lució con un corto espectáculo en solitario que incluyó un popurrí de temas costarricenses bajo la dirección de la tica Gabriela Mora Fallas.
Al cierre de edición todavía faltaban por interpretar O sole mio y las famosísimas Vivo por ella, Bésame mucho y Con te partirò.
Fue una noche intensa, llena de amor, de drama y, sobretodo, de mucha felicidad. Vuelvo a decirlo: valió toda la pena del mundo escuchar a Bocelli en vivo.