Jesús Adrián Romero, un ensamble de la Orquesta Filarmónica y el Estadio Nacional. Una combinación que le erizó la piel a 15.000 personas. Foto: Rafael Murillo (Rafael Murillo)
Dicen que el que canta, reza doble. Con emoción y con momentos para reflexión, miles rezaron al doble, triple y cuádruple entonando junto a Jesús Adrián Romero algunas de sus canciones más conocidas en el Estadio Nacional, el sábado 14 de julio.
Las intenciones se multiplicaron: a la banda de Romero, se le unieron en algunas canciones los músicos de la Filarmónica, y los asistentes cantaron en un solo coro de 15.000 voces.
Romero cantó con todos ellos y durante dos horas hizo sentir a miles una especial conexión espiritual, una que también han buscado los millones de personas que han visto sus videos y disfrutado de sus canciones.
La espera por el concierto estuvo tan pasada por agua como la presentación musical. Foto: Rafael Murillo (Rafael Murillo)
Es en un escenario, en comunión musical con su banda y acompañado por el coro incondicional de quienes lo admiran, en donde se comprende mejor su trabajo y por qué no decirlo, su magia.
Reencuentro
A las 7:50 p. m., un video introdujo el concierto y unos minutos después, Jesús Adrián Romero entró a escena para interpretar dos de sus temas más queridos de un tirón: Ayer te vi y El aire de tu casa.
Sentado en una silla alta, y vestido en un traje entero negro, el mexicano cantaba con la tranquilidad que lo caracteriza y en ocasiones sonreía cuando veía hacia el público.
Jesús Adrián Romero ha visitado Costa Rica en al menos unas seis ocasiones. Foto: Rafael Murillo (Rafael Murillo)
A su derecha, unos 20 músicos de la Orquesta Filarmónica, dirigidos por Marvin Araya acompañaban las canciones con arreglos de cuerdas. Aunque en ocasiones la banda que acompaña a Romero opacaba los arreglos, la mezcla de sonidos le dio una delicadeza adicional a las canciones.
Esto se percibió especialmente en No es como yo, un tema en el que el mexicano se sumó a la banda con una guitarra acústica. Al terminar, le dedicó unas palabras al público.
“Qué gusto tan enorme estar de nuevo en Costa Rica. Mi corazón se queda aquí cada vez que nos vamos, siempre nos dan un recibimiento extraordinario. Yo tuve un encuentro con Jesús a los 16, era un hippie greñudo con el pelo por las espaldas y fui a una reunión en la que conocí a Jesús (…) a veces pienso en qué sería de mi vida si no conociera a Jesús y de eso se tratan estas canciones”, contó.
Inmediatamente la banda inició con Razones para vivir, que Romero grabó a dueto con Alex Campos. Quizá su colega no estaba presente físicamente, pero en las pantallas se podía ver su rostro y desde los parlantes se podían escuchar su voz.
Durante Aquí estoy, Romero dejó de cantar para el coro, dejando que los miles de cristianos presentes cantaran “mi vida es para tí, en tí yo la quiero invertir”. Las luces del escenario los iluminaron mientras lo hacían y la multitud y su fervor se hizo sentir en toda La Sabana.
Después de interpretar Se desbaratan mis sueños y Tu bandera, la banda se dedicó a un popurrí con algunas canciones “viejitas”, como las llamó Romero.
Sin importar la distancia, Jesús Adrián Romero tiene conexión cercana con su público, que siente su calidez durante todo el concierto. Foto: Rafael Murillo (Rafael Murillo)
La lluvia no mermaba, pero el público de todo el estadio se dio gusto cantando temas como Que sería de mí, Este día especial y la esperada Sumérgeme. Debajo del aguacero miles cantaron enteros el verso y coro de la que quizá sea la canción más conocida de Romero.
“Quedémonos de pie”, dijo el cantante. “Si tienen frío, bailen estas canciones para calentarse”, agregó y él mismo se unió al baile para Cuenta conmigo y Pegao a tí.
Al finalizar, Romero contó la historia de una mujer que se le acercó a pedir que orara por ella. “Ella tenía la impresión de que yo no era pecador y no tenía fallas, que las tengo, y quizá sí tengo algo especial, y en esta canción lo explico”, dijo.
Con la canción Por tu gracia -y de nuevo acompañado por el ensamble de la Filarmónica-, el mexicano reafirmó su creencia que la única forma de estar completos era mediante la perfección divina. Miles cantaron con él mientras la pantalla gigante proyectaba la letra de la canción.
Como ya es costumbre, Romero invitó al escenario a Marcela Gándara para interpretar Tú estás aquí, otro de los temas más esperados y, por supuesto, de los más coreados
Gándara, por cierto, tuvo una exitosa participación como telonera del concierto, una hora antes de que Romero entrara a escena.
La mexicana ya ha visitado el país junto a Jesús Adrián Romero y a Alex Campos y fue recibida con cariño por el público. Aún con la lluvia encima, el público bailó y cantó temas como Supe que me amabas y Cerca estás.
Final
Jesús Adrián Romero invitó al escenario a Marcela Gándara, la telonera para cantar 'Tú estás aquí'. Foto: Rafael Murillo (Rafael Murillo)
El concierto se acercaba a su fin, pero aún quedaban sorpresas y temas importantes. Mi universo fue coreada por todo el público -con tanta fuerza como ocurrió con Sumérgeme- y luego, ocurrió lo mismo para Mi vida sin tí.
Antes de interpretar la canción, invitó al escenario a su esposa Pecos Romero para celebrar que estaban próximos a cumplir 30 años de casados. Luego, Romero mencionó a sus hijas, como antesala a la canción Mágicas princesas.
Durante esta canción, la pantalla proyectó imágenes de sus hijas y de las de varios de los asistentes, quienes las enviaron a la productora para aparecer en el montaje. Romero paró de cantar abruptamente y admitió haber olvidado una parte de la canción. La banda retomó la pieza, pero esta vez Romero dejó que el público cantara la mayor parte de la canción.
La tenue canción Como la brisa y la movida En la azotea fueron las últimas canciones interpretadas en el concierto. Algunos aprovecharon las últimas notas para sali del recinto y huir de la lluvia, otros recibieron por última ocasión el baldazo con los brazos alzados al cielo.
Lo común en ambos casos eran las sonrisas y las caras de satisfacción. Jesús Adrián Romero no decepciona y dejó claro a su público que sus canciones son puerto seguro para sentirse en casa, llueva o truene.