Dentro del vibrante circuito de conciertos en Costa Rica, este año se han presenciado diversos espectáculos, los cuales han quedado resonando en un público que busca propuestas alternativas que ofrezcan otras texturas y otros géneros, más allá de lo que colma la lista de lo más reproducido en Spotify.
En lo que llevamos del calendario 2023, varios conciertos han brillado en la escena musical costarricense en este apartado, entre ellos los de Bándalos Chinos y Daniella Spalla, representantes argentinos, así como la presentación del mexicano Siddhartha, un espectáculo que merecía un llenazo de estadio.
A esta lista de estupendos conciertos se podría sumar Jesse Baez, cantante guatemalteco-estadounidense que regresó al país para dar su primer show en solitario (anteriormente participó en el Festival Epicentro). El pasado 8 de octubre, en el Mercadito La California, en San José, mostró todos sus dotes.
Amor a la melancolía
Baez, un artista de primer nivel, demostró con creces que sus años de dedicación y esfuerzo han dado frutos, consolidándose como un vocalista de gran rango y un compositor de canciones extraordinarias.
El chapín surgió en la escena con la banda Easy Easy, un valioso proyecto (que aún vive sin su voz) y que lo mostró como una gran voz para géneros como el R&B. Una vez comenzado su proyecto en solitario, Baez emergió como un representante de este género, pero en español, siendo una propuesta fresca y captando un público que se fue expandiendo por el continente.
Hoy Baez cuenta con una discografía nutrida, no solo por esas sonoridades, sino también por juegos rítmicos que van justamente desde el R&B hasta coqueteos con el hip-hop, el rockpop e influencias lo-fi; todo barnizado con una voz que tiene grandes alcances vocales.
Su reciente concierto en Costa Rica comenzó con No Jaló, una pieza en que acordes de guitarra se intersecan con sintetizadores. El público, desde ese comienzo, dio muestras de lo que provoca su música: manos que se sacudían en el aire arriba-abajo y letras completas coreadas por la multitud.
Fue impresionante notar que el público que llegó a disfrutarlo parecía saberse todas sus canciones, desde las más antiguas como Quiero saber, de hace seis años; hasta otras recientes como Se fue la luz, una bailable canción que compuso junto a Latin Mafia.
En los intervalos entre pieza y pieza, Baez aprovechó para dar un mensaje claro para su público: ser soñador vale la pena. “Yo nunca creí poder vivir de cantar mis canciones y aquí estoy, yendo de país en país y siendo feliz. Era mi sueño. Yo los quiero motivar a que piensen así, a que crean y persigan lo que quieren. Si no lo hacen ustedes, nadie lo hará”, dijo en el concierto, sacando más alaridos y aplausos de su ferviente audiencia.
El concierto mostró que Baez tiene energía para todo, desde la movidísima pieza 18+1 (grabada con el cantante Alvaro Díaz), pasando por la bailable Podemos intentar hasta la melancólica Malibú, tema con el que decidió cerrar su recital. El guatemalteco asombra en su capacidad para abrazar géneros, eso sí, frecuentemente habitados por letras sobre desamor y nostalgia.
¡Qué fortuna! Quienes disfrutaron a Baez en su más reciente presentación se fueron con el corazón lleno, en una noche que se complementó con la participación de Abbie y Canina, relevantes artistas nacionales. Aunque shows así no tengan la misma escala que cuentan los grandes recintos del país, conviene subrayar estos esfuerzos con la esperanza de seguir teniendo este tipo de conciertos poderosos.