Hace diez años, las amigas Gisela Bonilla y Ana María García se quedaron sin ver a Miguel Bosé. En ese momento, tenían otras prioridades, como velar para que sus hijos comieran y estuvieran bien cuidados en sus hogares.
Una década después, la historia fue muy distinta para ellas. Con los hijos ya adultos vinieron tranquilas, compraron las mejores entradas que pudieron en la zona preferencial y se dispusieron a ver al artista que aman y disfrutan desde hace más de 20 años.
Estas vecinas de Los Yoses, San Pedro, no llegaron para escuchar solo determinadas canciones: para ellas cualquier pieza de Bosé sería ideal, porque se las saben todas.
García aseguró que la música del español es buena en todas sus épocas. A ella le gustan las primeras canciones del español, como Amiga , y los éxitos de los años 90, como Si tu no vuelves.
“En todo este tiempo, su música ha sido muy linda, por eso es que logró mantenerse hasta ahora”, dijo Bonilla.
La amistad de estas dos mujeres es de hace ya muchos años, y comentaron que las unen muchos detalles, entre ellos el gusto por Miguel Bosé.
Celina Siles es otra de esas fanáticas de hueso colorado del artista europeo. Ella llegó acompañada de su amiga, Débora Picado a quien tuvo que convencer para que juntas disfrutaran de esa visita de Bosé.
Llegaron desde la 5 p. m. No llevaron sus vehículos, pensando en que sería imposible encontrar un espacio para parquear por el mar de gente que asistiría al show .
No obstante, el panorama era otro: pocas personas ingresando y muchos revendedores que no colocaban sus entradas. Aun así, Celina estaba más que entusiasmada, ya que ella tenía en su poder un pase especial.
Con este boleto, ella ingresaría al backstage , con el objetivo de tomarse una foto con su artista, y si podía le robaría hasta un beso.
“Claro que tengo mucha expectativa, me gusta mucho la música de él de los años 80, porque fue con la que lo conocí. Pero también me gustan otras pocas, como Girados y Papitwo ”, afirmó Siles.
Tibio ambiente. Quienes asistieron en el pasado a conciertos internacionales en el Estadio Ricardo Saprissa, saben que las dos horas previas al espectáculo son una locura. No obstante, ayer el panorama fue distinto.
Revendedores se entretenían apostando en un juego de cartas, vehículos transitaban sin mayor problema por las calles aledañas y los parqueos estaban vacíos.
En las instalaciones deportivas, el movimiento del público ingresando se desarrolló en orden. La zona de platea fue la primera en verse llena, mientras que los espacios frente a la tarima (la zona preferencial) permanecieron casi vacíos hasta las 7 p. m.
El frío fue un fiel compañero de todo los asistentes que aguardaban por su amante bandido.