Los años no pasan por la prodigiosa voz de Miguel Cortés; sigue siendo clara y potente. El periodista vive tranquilo y sin agenda. Disfruta de su familia y sus pasatiempos luego de poner fin a Oro y Grana, el programa que en el 2020 salió del aire tras 45 años de existencia y de ostentar, hasta entonces, el título del espacio deportivo más longevo de la radio tica.
Han pasado cuatro años desde aquella decisión que asombró a muchos: don Miguel estaba a muy poco de celebrar medio siglo de Oro y Grana, sin embargo, consideró que era tiempo de descansar (entró al mundo laboral desde los 16 años) y al día de hoy no hay arrepentimientos. Más bien, le agradece a Dios porque lo hizo en el tiempo preciso. Más adelante, cuenta por qué.
Hoy, a sus 78 años, sigue aficionado al Club Sport Herediano, se informa del acontecer deportivo por medio de la televisión y el periódico y se siente pleno al disfrutar de una orquesta de pajaritos cada vez que toma un descanso intencional tras sus caminatas.
Cuando camina por la calle, continúa siendo saludado con cariño y hay quienes se refieren a él como ‘una gloria del periodismo radial y deportivo’. Él responde a estos gestos con una sonrisa, reflejando así la satisfacción del deber cumplido. Siempre se esforzó por transmitir información de manera clara y veraz, objetivo que logró gracias a su elocuencia y facilidad para improvisar.
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“Me llama la atención que la gente me sigue recordando. A nadie le amarga un dulce, que hablen bien de uno, pues está bien”, dijo don Miguel, quien confiesa que nunca ha hecho nada especial para mantener su voz intacta.
El reconocimiento y respeto que acumuló en el medio costarricense provocó que al terminar su ciclo en la radio le llegaran varias ofertas para continuar ligado al mundo de la comunicación deportiva. Él agradeció los ofrecimientos, pero estaba claro que era tiempo de descansar.
“Don Hernán, de Radio Monumental (donde se pasó Oro y Grana de 4 a 5 p. m. de lunes a sábado), me dijo que me quedara un tiempito más, estiré mi estancia. Uno agradece porque han valorado lo que uno es”, contó don Miguel, quien décadas atrás fue director deportivo de NC4.
Mientras vive su juventud acumulada, como llama a esta etapa de su vida, no tiene tiempo para aburrirse. Miguel Cortés conversó con La Nación sobre su actualidad, una en la que “más allá de los dolorcillos intermitentes propios de la edad”, se siente físicamente muy bien.
-¿Cómo son sus días luego de jubilarse?
Como detalle anecdótico, yo me retiré una semana antes de que se declarara la pandemia. Dios protege a sus animalitos. Yo lo venía pensando porque a mí la radio siempre me ha gustado, no estaba ni cansado, pero pensé que era justo y necesario hacerme a un lado. Hay mucho muchacho jovencito, bueno y nuevo, en su gran mayoría. Consideré que era oportuno hacerme a un lado.
“Yo empecé a trabajar a los 16 años en la farmacia del Hospital Calderón Guardia. Consideré que era mejor retirarme y no me he arrepentido. Lo hice para llevarla al suave. No he tenido tiempo de aburrirme. Siempre me salen cosas por hacer.
“Mis días son variados: me despierto a eso de las 6 a. m. A veces voy y camino, yo hago trote liviano, antes hacía uno diferente. Desayuno, leo el periódico y visito amigos. A estas alturas uno se reúne para tomar café. Tenemos grupos con la gente que iba al programa, pues nos quedó la costumbre de reunirnos. Pasamos un par de horas contando cosas, anécdotas, analizando”.
-¿Cómo fue la decisión, hace cuatro años, de separarse de la radio tras 45 años al aire? ¿Decidió priorizarse?
“Siempre tengo que agradecer infinitamente a dos pilares, dos extraordinarias personas, dos periodistas: Jorge Pastor Durán, un maestrazo, algo extraordinario; y Juanito Martín Guijarro, un español, me hice amigo de los dos, cada uno con estilos diferentes, en comentario y entrevista eran extraordinarios, de ellos absorbí alguna cosa. Siempre lo agradeceré. Pastor Durán me dijo: ‘Miguelito, por qué no se dedica a esto (la radio)’, cuando yo estaba en la farmacia. Se lo creí y el resto de mi vida comí de eso.
“Me retiré no porque estuviera cansado. Simplemente que en la radio y el programa Oro y Grana, que estuvo en los primeros lugares, yo tenía que hacer saque de esquina e irme en carrera al área a cabecear la bola a ver si metía el gol. Yo vendía anuncios, los cobraba, hacía el programa, era todo. Entonces pensé que mejor ya no más. Resalto que estuve acompañado por gente muy buena, capaz y competente.
“En este tiempo no he vuelto casi a los estadios, no he tenido necesidad de ir, aunque sí me gustaría ir a ver a mi equipo, el Herediano, he sido herediano siempre. (...) Me he hecho muy seguidor de la televisión, veo muchos partidos; me encanta Animal Planet y de vez en cuando el cine mexicano”, Miguel Cortés
-¿Ha pensado en regresar a un programa especial, cuáles son sus planes?
Estoy tranquilo así como estoy. Por el momento no me ilusiona. De momento estoy bien. Pero no hay que decir de esta agua no he de beber. Siempre he creído que quien toma una decisión como esta se supone que la meditó y la pensó bien.
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-¿Qué lo ilusiona en esta etapa de la vida?
Estar tranquilo, reunirme con mi familia, ir a la playa y a la montaña.
-Al mirar atrás, ¿cuál cree que es el legado de Miguel Cortés en el periodismo deportivo y radial?
“Siempre he considerado que quien usa un micrófono, como mínimo, tiene que hacer que las personas le entiendan. He escuchado que hay gente que dicen cosas, no solo feas, sino que no se entienden. Soy consciente de que todo ha cambiado: la juventud piensa y actúa diferente. Hay lenguajes que no van de acuerdo a lo que debe ser el periodismo.
“Hace muchísimos años, cuando hacía guardias en el Calderón Guardia, en la farmacia, compré un diccionario inmenso que me costó ¢65, pesaba como dos kilos. En las noches, en algunas oportunidades me ponía a leer. Siempre me gustaba leer mucho, siempre pensé que el oyente merece respeto y es importante saber hablar.
“Procuré siempre que la gente me entendiera. Ilustrarme para tener una base al hablar. Siempre procuré que lo que dijera se entendiera y estuviera respaldado. Traté de hablar bien, decir la verdad. Tengo la tranquilidad de cumplir lo que me propuse”.
-¿Cuál es su relación actual con el consumo de fútbol? ¿Dónde se informa?
Me informo en la televisión, en el periódico y en mi reunión con amigos y con dirigentes.
-¿Qué es lo que le hace feliz?
Tener la tranquilidad de disfrutar del tiempo que quiero. Decido a dónde voy, lo que quiero hacer junto a mi familia.
-¿Qué tiene pendiente hacer a sus 78 años?
Me ha hecho varias preguntas que no me las imaginé (risas). (...) No es que sea conformista, pero tengo que agradecerle a Dios muchas cosas, ahorita nada más pido tranquilidad. Puede ser una respuesta trivial o corriente; no había pensado en eso (de tener algo pendiente). Soy poco ambicioso. Vivir tranquilo, que Dios siempre me ayude y que no me desampare es lo que quiero.
-¿Cómo está de salud? En el 2018 le diagnosticaron tempranamente cáncer de piel y la atención oportuna le ayudó a superarlo…
“A una edad como la mía, es como si uno tuviera un carro del 2000 o más viejo, el más nuevo y reciente funciona mejor, no hay que cambiarle cosas. A esta edad hay que adaptarse. Hay bastante juventud acumulada y ese conlleva achaques.
“A los casi 79, yo tengo amigos con 20 años menos a los que ya les duele la cintura, yo tengo más, pero en términos general no me quejo. Hace algunos años mi maestra de escuela, María del Carmen Arias Sandí, que me dio clases de primero a sexto, organizaba reuniones, cuando uno se reúne con compañero, se va a esquina, hace grupito, y ve al que tiene el pelo blanco blanco, otros sin pelo, unos arrugados. Los otros grupitos dicen lo mismo de uno (risas).
“En términos generales, ahí estoy. Quien pretenda que no le duela a uno nada, no es cierto, a uno le duele, más bien doy gracias a Dios, muchos contemporáneos de uno han muerto”.
“Una cosa que hago es que pinto acuarelas, me encanta. Me gusta mucho ver el programa de canal 13, a Pedro Serech, un señor que tiene una narración muy suave y agradable”, Miguel Cortés