La vida de Jenni Rivera estuvo repleta de contradicciones y coincidencias increíbles; de escándalos y éxitos, de lágrimas y heroísmo.
Parecía escrito en la piedra del destino que su muerte debería ser como su vida: frenética, trágica y provista de una extraña parafernalia.
Hoy hace exactamente dos años, los seguidores de la música regional mexicana en Estados Unidos y del resto del continente, contuvieron el aliento desde buena mañana cuando trascendió que había desaparecido el avión que trasladaba a Jenni Rivera desde Monterrey a Toluca, en un vuelo que ella, dos tripulantes y otros cuatro pasajeros abordaron a las 3:25 a. m. y solo duraría una hora en llegar a su destino.
Era domingo y, mientras las autoridades mexicanas buscaban la aeronave, los fans de la “diva de la banda” permanecíamos frente a la computadora a la espera de las últimas noticias.
Entretanto, las principales cadenas televisivas de ese país y los fans en YouTube empezaban a colgar videos del encendido concierto que Rivera ofreció la noche anterior, en el Arena Monterrey.
Surrealista e impensable era imaginar que aquella tromba de mujer, con sus voluptuosas curvas enfundadas en un ceñido traje negro y que dejó alma y corazón en aquel escenario, poco después dejaría la vida en un área boscosa al sur de Nuevo León, donde fue hallado el avión en horas de la tarde.
Como consta en el video, Jenni estaba más intensa que nunca. Tomó tequila, brindó con los asistentes, espetó frases pasadas de tono incitando a beberse la vida cruda y, finalmente, lloró profusamente al interpretar Paloma negra.
Escalofriante fue escuchar sus palabras en la última conferencia de prensa, la propia noche de ese concierto en Monterrey: “Me siento bendecida. No hay otra palabra más que sentirme bendecida, muy afortunada, muy querida”.
Y recalcó, con especial énfasis, y sumamente emocionada: “Yo muchas veces no puedo creer las cosas en mi vida profesional ni en la personal tampoco, que suceden en mi vida”.
Solo cuatro o cinco horas después, sus restos estarían desperdigados en un sector montañoso, que pronto se convirtió en santuario para cientos de sus fans.
Estela de escándalos
La muerte de la luchadora y auténtica cantante causó gran conmoción entre fans y gremio artístico, pero muy temprano empezó a decantarse la polémica entre los miembros de la familia, acicateados por los reportes de la prensa rosa y amarillista.
Jenni falleció justo en momentos en que se encontraba distanciada de Chiqui, su hija mayor, por un turbio escándalo que vinculaba a la joven con el esposo de la cantante, del cual ella estaba separado.
Luego, hubo dimes y diretes hasta por decisiones relacionadas con el sepelio. Muchos escándalos han ensombrecido su memoria; también, han sido recurrentes las historias que han manchado el nombre de la aguerrida cantante porque tanto su familia como su exesposo han sido acusados de lucrar con la imagen de la intérprete.
Incluso su hijo, Trinidad Angelo Marín, fue detenido unos meses después de la muerte, acusado de “vandalismo” en Miami.
Los hermanos varones de la cantante también cumplieron con su cuota de controversia. Lupillo (también cantante y el más famoso de todos) y Gustavo Rivera se enfrentaron a golpes cuando este último acusó al intérprete de haberle dado información y fotografías familiares a los medios. Gustavo hasta golpeó con un bate la camioneta de Lupillo.
Aunque en los últimos meses los acontecimientos desagradables en torno a la familia de Jenni parecen haberse aplacado, de cuando en cuando surge algo tan bochornoso como lo anterior. Hace un mes, la Chiqui echó de la mansión de su madre a su tía Rosie (albacea de los bienes de Jenni) porque la encontró vestida con prendas y zapatos de su mamá.
Ni qué decir de los líos en los que se ha enfrascado la familia con distintos cineastas por los derechos de la película biográfica de Jenni.
Solo fiebres. Más allá de los desagradables incidentes que han protagonizado los Rivera tras la muerte de su hermana, los fans parecen volverse cada vez más fieles e, incluso, multiplicarse.
En noviembre del 2013, Jenni Rivera había vendido más de 880.000 discos, casi la misma cantidad que logró cuando estaba viva. Esto generó una ganancia de $7 millones, lo cual la colocó en la lista anual de la revista Forbes de las celebridades fallecidas más lucrativas.
A principios de este año, una nueva noticia sobre Rivera se hizo viral: se trató de la aparición de un video de su última presentación, la noche antes de su muerte, que al minuto 2:19 claramente deja escuchar una voz gritar a lo lejos “¡Hoy la matan!”.
Aunque las autoridades mexicanas descalificaron la veracidad del hecho y lo atribuyeron a un truco cibernético, no faltan hipótesis sobre un supuesto plan que querría acabar con la diva de la banda.
A dos años de su muerte, sus familiares parecen haber depuesto las diferencias, al menos unos días, y su hermana Jennely liderará un homenaje el 12 de diciembre en León, Guanajuato.
Con el título de Joyas prestadas, el espectáculo será un viaje por la vida de Jenni, desde sus primeras canciones en Besos y copas hasta La gran señora , Basta ya , las más populares y otras enfocadas en el género norteño.
Por otro lado, la familia de la fallecida cantante lanzó en noviembre el disco 1 vida – 3 historias : 13 temas que interpretó Jenni en un concierto en Culiacán, Sinaloa, en 2012.