La procesión al lago es una fotografía captada en el presente año en Guatemala, propiamente en el pueblo de Santiago de Atitlán; pertenece al ensayo fotográfico Ma Nawal Jesu Krista’ realizado para el Colectivo Nómada. La técnica utilizada es el formato digital, imagen que luego adapté en la versión de Internet para su publicación en el sitio del Colectivo.
Realicé esta fotografía con una cámara Canon EOS 60D y un lente Sigma de 17 mm con 2.8 de abertura. Quise evitar al máximo la utilización del flash para mantener el ambiente natural de las candelas, por lo que elevé el ISO de la cámara a 3.200 dada la precaria iluminación del momento. La escena que se presenta en la fotografía se refiere a la procesión de índole religiosa maya al culto a Maximón o Rilaj Mam, palabras estas que significan Gran Abuelo.
Rilaj Mam es un personaje mitad santo y mitad dios, con antecedentes propios de la cosmología maya y que ha llevado a los tz’utujiles –indígenas a orillas del lago Atitlán– a venerarlo para fines de sanación, protección y fertilidad, o incluso para fines más oscuros. La procesión toma más fuerza durante la Semana Santa, en una mezcla de santos católicos y deidades de la cultura de los tz’utujiles.
En el primer plano de la escena se nota a las mujeres llamadas texeles. Con sus ropas coloridas y sus candelas envueltas en hojas de maíz, ellas dirigen una procesión que empieza en la casa del sacerdote o telinel , lugar también llamado Cofradía. Las mujeres que encabezan la procesión simbolizan la renovación fértil; por esto las vemos con sus adornos y sus colores frutales, propios del período de transición entre la época seca y la temporada de lluvia.
Aquellas mujeres son las esposas de los líderes religiosos y las encargadas de la Cofradía. Están en abstinencia sexual de varios días antes de la celebración, para luego ser entregadas simbólicamente a Maximón. Este se encargará de asegurar la fertilidad de la comunidad hasta la culminación del ritual. Entonces se reintroducirá el ciclo de la vida en la comunidad de los tz’utujiles.
El ángulo de la toma deja ver a la multitud que seguía a las mujeres. La casa es de difícil acceso e incluye un complejo de callejones oscuros. Luego de atravesarlos, se da a la calle principal del pueblo. Desde dicha calle, la caminata continúa hasta las piedras sagradas, situadas en la orilla del lago.
En ese punto se produce el ritual del lavado de las ropas del venerado santo. Durante todo el año, las mujeres lavan en sus casas, pero los esposos de las texeles son los encargados en esta fecha. El lavado de las ropas de Maximón puede interpretarse como una muerte y una resurrección simbólicas de la deidad, en el periodo de renuevo de la naturaleza.
Junto con la preponderante sombra que la acompaña, la luz cálida de la toma expresa el misticismo que yo buscaba plasmar en la fotografía: algo que necesitaba conservar para representar la idea cosmológica de la cultura maya. La noche, el color, la luz y el camino trascienden más allá de la forma hacia un lugar simbólico explorado en mis trabajos al que me gustaría llamar “mística de la imagen”.