La inmensidad que puede representar un piano es algo desconocido para Santiago Arce, Andrea Maroto y Sofía Soto.
Desde sus tres años, y a pesar de que sus piernas no alcanzaban a tocar el piso desde el asiento del instrumento, estos jóvenes han visto una oportunidad única.
Su edad no ha sido más que un motor para explorar mundos de cuerdas y teclas que construyen pasillos de imaginaciones excepcionales.
Con tan solo 13, 15 y 13 años, Santiago, Andrea y Sofía (respectivamente) destacan por algo que históricamente ha sido asociado con personas longevas: la composición musical. Este año, la Asociación de Compositores y Autores Musicales (Acam) le otorgó un reconocimiento especial a estos niños mediante el programa JOC que los alberga, lo cual ha abierto una discusión inesperada y necesaria: ¿cómo se puede fortalecer la composición original desde temprana edad?
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Ambición y talento
“Si alguien más lo hizo, ¿por qué uno no puede hacerlo?”. Con esa ambición y lucidez habla Santiago, un niño pianista que, por mera casualidad, entró en el mundo de la composición musical.
“Yo estaba en una de mis clases y la profesora preguntó quién de nosotros componía. Yo levanté la mano sin tener idea de qué era componer”, recuerda entre risas. “Después me enseñaron lo necesario y creo que lo interesante de todo fue que valió la pena arriesgar”.
Un poco diferente fue el camino que trazaron Andrea y Sofía. Para ambas, la música funciona como una inspiración que aparece de repente.
“Para mí es algo que me hace sentir bien. Me hace sentirme diferente. Hace un tiempo, le escribí una canción a mi abuelo que murió, y fue algo muy significativo. Siempre que pienso en un momento especial me llega la inspiración”, dice Sofía, quien además del piano toca el órgano y el violonchelo.
Estos tres jóvenes, junto con otra decena de niños, son parte del programa JOC, también conocido como Junior Original Concert.
Este proyecto, que comenzó en el año 1972 en Japón, ha desarrollado en personas menores de 15 años una intensa afición en los niños para que presenten sus composiciones originales.
En todo el mundo, este programa se realiza bajo las academias Yamaha, cuya tutela en Costa Rica se encuentra en las escuelas Bansbach. El pasado 14 de junio, Santiago, Andrea y Sofía presentaron sus recientes composiciones en un recital que recordó su talento.
Los tres jóvenes dividen sus días entre música, colegio y otras actividades. “No es tan difícil como parece”, dice Santiago sobre mantener buenas calificaciones y continuar componiendo. “Lo bueno es que a uno le genera mucha disciplina desde pequeño y puede seguir adelante”, asegura Andrea.
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Andrea, además de ser parte del programa, estudia Etapa básica en piano clásico en la Universidad de Costa Rica. Fuera de la música, es parte de la Selección Nacional de Nado Sincronizado.
Santiago también se encuentra cursando Etapa básica en piano clásico. Además de la música, sus destacadas participaciones en Olimpiadas de Matemática lo han llevado a aspirar a convertirse en físico.
Sofía, quien participa también en olimpiadas nacionales pero de química, sueña con seguir ascendiendo en orquestas sinfónicas. Actualmente, es pieza elemental en la Orquesta Sinfónica Nacional Infantil.
“Todo comenzó un día que me senté al piano y pasaron las horas mientras componía. Ahora, han pasado los años y es muy lindo ver todo lo que uno siente, todo lo que uno conoce. La aspiración es grande”, señala Sofía.
Los tres han llevado su propia música fuera del país. No solo se han destacado como grandes intérpretes, sino también como promesas de la composición.
Santiago llevó piezas originales al concierto de JOC realizado en México en el 2015; Andrea interpretó sus creaciones en Colombia en el 2016; y Sofía tocó composiciones originales en Argentina, en el 2017. Cada vez, se centra más la atención de jóvenes creadores.
“Es muy interesante porque Acam nos acaba de dar un reconocimiento este año porque no existe una categoría propiamente sobre composición hecha por niños. Uno mira el nivel y hasta podría imaginarlos compitiendo a esta edad en las categorías mayores. Yo confío mucho en su nivel”, afirma Edgar Brenes-Soto, coordinador del programa de Niños y Niñas Compositores de la Academia Bansbach.
“Yo sé que estos niños dan para mucho. Es una alegría saber que el mundo de la música está viendo a los jóvenes de otro modo. No se subestima su talento, sino que se potencia”, finaliza Brenes-Soto.