Dirigidos por la coreógrafa Marcela Aguilar, en el espectáculo Un mundo raro , Wendy Chinchilla, Adrián Figueroa y Miriam Lobo, intérpretes de la Compañía Nacional de Danza, se unieron con la bailarina mexicana Amada Domínguez, en calidad de invitada, para recrear varios episodios y personajes inspirados en la vida y la obra de la escritora costarricense Yolanda Oreamuno (este año se conmemora un siglo de su nacimiento).
Después de casi 25 años de estar tratando los temas de la biografía y la producción literaria de Yolanda Oreamuno (19161956), esta coreógrafa no podía faltar a la celebración que se ha realizado en Costa Rica durante este año.
Para esta puesta en escena en el Teatro de la Danza, Marcela Aguilar partió de Insomnio , que ha formado parte de trabajos anteriores sobre la escritora y nos ofreció algo así como una fiesta, con mariachi y brindis incluido.
Este trabajo de carácter intimista lo abordó hilvanando escenas en las que los textos Los hombres no existen , Todas esas discusiones , Adónde irán , Las mañanitas , Un mundo raro , Insomnio , así como Yolanda hace todo como mujer para esconder su condición de Ángel , sirvieron de motivación para que los intérpretes hurgaran en sus mundos interiores y expusieran de manera casi visceral sus emociones y sentimientos.
El lenguaje predominante en la obra es el que Aguilar ha presentado en trabajos anteriores, en los cuales se combinan movimientos contemporáneos con muchos gestos y teatralidad, todos ellos enmarcados en una banda sonora como un collage, en el cual se combinan canciones latinoamericanas con música clásica europea.
En el nivel plástico, Un mundo raro , contó con una discreta pero esencial escenografía (cama, mesa, perchero y otros utensilios), diseñada por Ronald Araya; además, la autora supo sacar provecho de la infraestructura del escenario, como las escaleras internas, y ubicó tanto al público como a los bailarines en el mismo espacio, para propiciar la sensación de intimidad.
En el vestuario de su autoría, predominó el blanco y negro salpicado por un rojo intenso, contó con trajes y telas que favorecieron la ejecución de los movimientos que permitieron destacar los cuerpos de los bailarines.
La interpretación y ejecución de Un mundo raro presentó buena labor de dirección por parte de la autora, toda vez que cada bailarín logró mostrar lo mejor de sí.
De esta manera, Miriam Lobo, tanto en la primera parte como al final, nos da un personaje construido por la combinación de la teatralidad y la repetición de movimiento, inmerso en un gran conflicto, en el cual la obsesión es su principal motivación.
Como oposición vemos a Wendy Chinchilla, con su traje rojo fuerte, brillante y sensual lo que permite imaginar que Yolanda Oreamuno, como todas las personas, es binaria.
Por su parte, en el dúo realizado por Adrián Figueroa y Amada Dominguez, ellos nos ofrecen lo dinámico de las relaciones de pareja, con todos sus matices y buen nivel de ejecución. Casi al final, todas las mujeres en negro, nos dan la visión del hombre de describe Yolanda en sus textos.
Y Un mundo raro cerró con la participación del Mariachi San José y una copa de sangría, con la que brindamos por el legado de una artista a la que en este tiempo se le recuerda y se le quiere.
Ficha artística.
Coreografía: Marcela Aguilar
Intérpretes: Wendy Chinchilla, Amada Domínguez, Adrián Figueroa y Miriam Lobo.
Fecha: jueves 28 julio de 2016, 8pm
Lugar: Teatro de la Danza