Si bien es cierto que el nombre de Andrés Calamaro está en la cúpula del rock latinoamericano, también es real que su espíritu rockstar lo sobrepasa. Así se evidenció la noche de este sábado 7 de octubre en el concierto que El Salmón argentino presentó en Costa Rica, en el Club Pepper.
El espectáculo fue de Calamaro para sus fans más fuertes, esos a los que en muchas ocasiones del concierto se les vio secarse las lágrimas de los ojos y el sudor de la frente después de escuchar alguno de los clásicos del argentino. También se notó como un show que sirvió de catalizador para el músico que en los últimos días se vio envuelto en una polémica con un sector del público que lo criticó por ser seguidor de la tauromaquia.

El inicio del espectáculo se dio puntual a las 8 p. m. Calamaro subió a escena acuerpado por una banda formada por bajo, guitarra, teclados y batería.
Sus primeras canciones las interpretó tocando él mismo el otro teclado. Output Input y Cuando no estás fueron los temas elegidos para empezar con la fiesta de rock argentino, que convocó a una audiencia de edades muy diferentes en Pepper: había niños, jóvenes y adultos que disfrutaron a sus anchas del show.
Entre ellos, un hombre de cabello largo y barba tupida se distinguió ante nuestros ojos por ser tal vez uno de los más agradecidos por ver de cerca al Salmón. Llevaba una pañoleta en su frente, al igual que Calamaro, y una camiseta blanca que con el pasar del concierto y al calor de las canciones del argentino, se quitó y la usó durante todo el show como una bandera para llamar la atención del músico para los besos que le tiraba con la mano.
El recital siguió su curso con una lista de piezas que varias veces terminaron con el icónico coro: “Oe, oe, oe, oeee, Andrés, Andrés”, una muestra de cariño que Calamaro agradeció con sonrisas y más canciones. A los ojos, Verdades afiladas, Me arde y Rehenes sonaron en el escenario y el público las cantó de principio a fin.

Con Calamaro ya en el centro del escenario tocando su guitarra eléctrica, el show fue tomando un poco más de movimiento. En una de sus intervenciones, le dijo al público que en Europa envidian dos cosas que tenemos en Costa Rica: el Pura Vida y el puro rock, así fue como comenzó a echarse a sus fans a la bolsa.
El argentino fue atento, alegre y cuidadoso con sus seguidores con un recital que pensó para complacerlos y para complacerse a sí mismo. Repasó en un momento la lista de canciones que estaba pegada en el suelo del escenario como para que no se le olvidara nada y siguió tirando éxitos.
Andrés Calamaro y un concierto provocador
Fiel a su estilo, con el rockstar en la cédula de identidad y con la polémica fresca, Calamaro en la segunda parte del espectáculo fue más intenso que al inicio.
Cantó en un popurrí La parte de adelante, Loco y Corte de huracán. Además, se tomó el tiempo para presentar My Mafia, canción que dedicó a unos amigos suyos en Buenos Aires y en ese momento voló al escenario una camiseta de la Selección de Fútbol Argentina con el número 10 en la espalda.

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“Le doy a la vida gracias, le doy al Señor gracias porque entre tanto rigor y habiendo perdido tanto, no le perdí el amor al canto ni mi voz”, dijo y el público estalló en aplausos.
Después llegaron Alta suciedad y Maradona, dos piezas que fueron muy esperadas por la audiencia. Se notó que sus seguidores las quieren con todas las ganas.
Momentos después llegó Andrés, el provocador. Antes de tocar el éxito Sin documentos, se dirigió al público y dijo: “Si no se saben la canción, le ponen la letra que quieran” y agregó que si querían podían llamarlo “fascista, asesino, maltratador de animales, sionista o mata palestinos”.
Calamaro se vio envuelto en una controversia hace unos días después de que defendió fervientemente las corridas de toros, actividad de la que es seguidor. Además de la referencia a su pasión por la tauromaquia, las palabras de Calamaro resonaron todavía más por el ataque que la organización palestina Hamás lanzó contra Israel la madrugada de este sábado 7 de octubre; sin embargo, se notó que muchos en el público no le dieron mayor importancia a las palabras del argentino y se dedicaron a cantar.

Al cierre del concierto, Calamaro interpretó sus himnos Flaca, Paloma, Crímenes y Los Chicos, con la cual le hizo un homenaje a varios de sus amigos fallecidos, entre ellos Luis Alberto Spinetta, Maradona, Marciano Cantero y Gustavo Cerati.
El adiós llegó con una sorpresa inusual. En los parlantes sonaba el pasodoble Nerva, icónico tema relacionado con las corridas de toros, y Andrés, siendo Andrés, tomó un capote e hizo varios pases de torero para despedirse. El público aplaudió la salida.