Lausana, Suiza. Gallo pinto con natilla, café recién chorreado o su postre preferido... Usted conoce y reconoce cómo saben estas comidas y bebidas gracias a las 10.000 papilas gustativas alojadas en su lengua.
Este órgano no solo tiene la habilidad de alertarle sobre los placeres de la comida o bebida, sino también sobre aquellos platillos que saben mal, o que ya no son aptos para consumo.
Sin embargo, esa facultad del gusto le ha tomado miles de años de evolución al ser humano, pero a las máquinas podría tomarles menos, gracias a la inteligencia artificial y una de sus ramas: el aprendizaje automático, también conocido como Machine Learning.
Hypertaste, una “lengua electrónica” es un prueba preliminar en la que trabaja el Frontiers Institute de IBM Research en Zurich, Suiza, cuyo desarrollo fue dado a conocer en el marco del Congreso Mundial de Periodismo Científico, al que atienden unas 1.200 personas esta semana, en la ciudad de Lausana, del mencionado país. La Nación participa de este evento.
El desarrollo e investigación de esta lengua permitiría “probar” sin la necesidad de que un humano deba introducir un líquido o alimento en su boca.
Quizá estará pensando: ¿para qué serviría hacer tal cosa?, pues podría utilizarse para proteger la vida de sustancias peligrosas en el agua. Por ejemplo, resultaría de utilidad para que un gobierno indague rápidamente si un río o lago tienen alguna sustancia contaminante.
El investigador de IBM, Patrick Ruch explicó a La Nación que durante la conferencia aprovechan para hacer demostraciones de cómo funciona la tecnología en la caracterización del agua. Sin embargo, están realizando otras pruebas preliminares, con empresas que son socias del Frontiers Institute, IBM.
“Por ejemplo, estamos trabajando en la metabolización de fármacos en los fluidos corporales, es algo a lo apuntamos con uno de nuestros socios. Y hay otros campos que pensamos explorar el próximo año, también el tema ambiental, la caracterización del agua (…) La tecnología es suficientemente madura en este momento para que podamos probar estos diferentes ‘sabores’”.
Inteligencia artificial para ‘degustar’
Científicos de IBM Research demostraron cómo esta “lengua electrónica” resultaría útil en diversos campos de la industria.
FUENTE: IBM RESEARCH. || w. s. / LA NACIÓN.
¿Cómo funciona esta lengua electrónica?
Hypertaste es un aparato redondo de pocos centímetros de diámetro (similar al tamaño de una moneda de ¢100), que se puede colocar en el borde de un vaso, y sumergirse de forma parcial en el contenido de este.
Los datos obtenidos por los sensores del dispositivo son enviados a un teléfono inteligente y una vez ahí, la información del líquido analizado se envía a un servidor en la nube de Internet.
Una vez en la nube se realiza una comparación de “la huella digital de que se acaba de registrar, contra una base de datos de líquidos que son más químicamente similares al líquido que se está investigando”, explicó IBM Research en un comunicado.
Posteriormente, el resultado es mostrado en la aplicación y según la prueba que realizan estos investigadores toma menos de un minuto lograr ese resultado.
La clave acá, según apuntan los responsables del proyecto, es el entrenamiento que se le brinda a los sensores, mostrándole al dispositivo cuáles son los líquidos de interés para que este pueda aprender y luego realizar una comparación.
Aunque apenas se trata de una prueba preliminar (es decir, aquella que se realiza para asegurarse de que tiene potencial y funciona, antes de hacer un análisis más complejo y oneroso), el dispositivo ya está listo para estudios de viabilidad.
Otras experiencias
En Estados Unidos, una investigación realizada en la Universidad Estatal de Washington determinó que una “lengua electrónica” era capaz de “distinguir los niveles de picante entre diferentes muestras de queso paneer con mayor rapidez y precisión que las papilas gustativas humanas”, según asegura la publicación realizada al respecto en Journal of Food Science.
Las investigadoras responsables del estudio, apuntaron a que una lengua electrónica podría resultar útil “a medida que el mercado de alimentos picantes continúa creciendo, pues se necesitan métodos para un análisis rápido y preciso de las cualidades sensoriales de los productos alimenticios”.
Lo anterior puede resultar más complicado con humanos pues estos pueden sufrir molestias a causa de lo picante de los productos.