Área de visita conyugal de la Unidad de Atención Integral del Centro Penitenciario La Reforma en San Rafael de Alajuela. Foto: Melissa Fernández Silva (Melissa Fernandez Silva)
El 20% de hombres y mujeres recluidos en las cárceles del país reciben visita conyugal. Eso significa 3.00 visitas activas y un total de 148 espacios.
Las reglas para esos encuentros íntimos y los que se soliciten en el futuro podrían cambiar ante la decisión del Ministerio de Justicia de revisar en “forma exhaustiva” los criterios para dar estas autorizaciones.
Esa tarea fue asignada al Instituto Nacional de Criminología (INC) y a la Dirección de Adaptación Social, luego del crimen ocurrido el viernes 21 de setiembre en la cárcel de Liberia, como reconoció Daysi Matamoros, subdirectora de Adaptación Social.
Ese día el privado de libertad Sergio Guevara asesinó a su pareja, Marisol Estrada Mejías, durante la visita conyugal, para luego quitarse la vida.
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Tras este hecho, los equipos técnicos de los centros penitenciarios de todo el país coordinarán con la Policía Penitenciaria y verificarán los antecedentes policiales de cada solicitante, lo cual será un elemento de juicio para otorgar o no el beneficio.
De forma paralela, el Ministerio de Justicia gestiona un convenio con el de Seguridad para que les compartan las bases de datos que ayuden a conocer el historial de los presos e identificar riesgos.
El reglamento del sistema penitenciario enlista una serie de indicadores para otorgar o rechazar la visita íntima; la violencia intrafamiliar es el principal motivo de rechazo y los trabajadores sociales y psicólogos entrevistan tanto a la persona privada de libertad como a quien le visita para el encuentro conyugal.
“Obviamente, al cruzar esa información con la policial podríamos identificar si en alguna fase hay un incidente que pueda ser tomada como violencia y que permita que se tomen medidas de rechazo”, dijo Matamoros.
Sobre el caso específico del homicidio y suicidio ocurridos el viernes en la cárcel de Liberia, la ministra de Justicia, Marcia González, pidió una investigación a fondo sobre el proceso que asignó el derecho a la visita de Sergio Guevara Bermúdez a fin de conocer los detalles y si es del caso, sentar las responsabilidades que correspondan.
“El Ministerio de Justicia y Paz mantiene su compromiso de cero tolerancia a la agresión contra las mujeres”, afirmó la jerarca en un comunicado de prensa donde dice que la idea es evitar que se repitan casos como el acaecido en Liberia.
Ana Hidalgo, coordinadora del área de Violencia del Instituto Nacional de las Mujeres (Inamu), afirmó que ante el pedido de la ministra de Justicia, se va a profundizar en los procedimientos que urge reforzar para que no se repitan esas situaciones.
Agregó que buscan sensibilizar a las personas que no son privadas de libertad, pero les hacen visitas. Muchas veces las mujeres no conocen las razones por las cuales la persona que visitan está en prisión.
En ese sentido, Daysi Matamoros explicó que a veces las personas que hacen visitas íntimas callan y no alertan a las autoridades de eventuales episodios de violencia. Ante estos casos, el Ministerio de Justicia no tiene forma, a partir de sus mecanismos, de tomar medidas.
Riesgoso derecho
Para Ana Hidalgo, el crimen de Liberia reafirma que la visita conyugal, pese a ser un derecho para la población penal, es un riesgo para las mujeres.
Incluso, esa es una de las razones por las que se colocaron botones de pánico. El problema es que solo se instalaron en 24 de los 148 espacios; están en las prisiones de más reciente construcción.
La intención es poder extender ese mecanismo electrónico a todos los penales.
Aunque no son frecuentes, el caso de Liberia no es el único ocurrido en visita conyugal. El 20 de setiembre del 2005 en la cárcel La Leticia de Pococí, José Francisco Ortiz González, quien descontaba una pena de 40 años, asesinó a María Guadalupe Córdoba Núñez, con quien tenía tres años de matrimonio.
“Tenemos que reforzar los procesos de seguridad de tal manera que, sin violentar el derecho de un privado de libertad, podamos tener seguridad de que las personas que los visitan, en este caso las mujeres, no estén bajo coacción o haciendo la visita contra su voluntad y que ellas puedan tener un espacio de información y de sensibilización previo a las visitas conyugales”, acotó Hidalgo.
En el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) la vocera Fanny Cordero, dijo que desde que recibieron la alerta del caso en Liberia, por medio del sistema 9-1-1 informaron a la oficina local para visitar familia y amigos.
Luego del acompañamiento en el momento de crisis, se dejaron las niñas con la familia materna mientras se valora el caso, ya que el papá de la niña mayor quiere asumir la crianza. Ellos son vecinos de Tilarán, Guanacaste.
“En todos los femicidios hacemos una atención inmediata para garantizar dónde están los niños y se les da la atención psicosocial para superar el trauma. En este caso la oficina regional de Cañas atendió la situación”.
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Con 27 años, Marisol Estrada fue víctima de un feminicidio el 21 de setiembre en una visita a la cárcel de Liberia. Foto: Cortesía de familia, suministrada por Julio Segura.
Historia de violencia
La muerte de Marisol Estrada Mejías, en manos de su compañero sentimental, ocurrida la semana pasada en la habitación para visita conyugal en Liberia, fue el cierre de una historia de celos enfermizos por parte del agresor.
Una vez asimilados los hechos y más reposadamente, la hermana de la fallecida, Nayubel Martínez Mejías, afirmó que la pareja fallecida se conoció en Los Ángeles de Tilarán.
En esa zona Nayubel tenía una casa que le alquilaba a una hermana de Sergio Guevara, el homicida, y cerca de ahí vivía Marisol, por lo que se conocieron en el vecindario.
“Cuando estaba libre y vivía con ella era muy celoso, muy machista. Ya estando encerrado, imagínese cómo pudo haberse sentido él ahí encerrado y la muchacha libre”, dijo.
Según la mujer, Guevara la llamaba desde la cárcel y ella tenía que decirle dónde estaba, con quién estaba.
Si él tenía acceso a un celular, incluso tenía que enviarle fotos. Incluso, recordó la hermana, Marisol en alguna ocasión le pidió que se acercara lo mismo que a su cuñado para tomarse un selfie para que Sergio le creyera que estaba con su familia.
“A ella le decíamos que esos celos eran muy enfermizos. Cuando vivieron juntos, él a veces llegaba tomado y le destruía los maquillajes y la plancha del pelo. Supongo que no quería que se viera tan bonita para que otros no la vieran mucho”, narró.
Pese a las advertencias, dijo la hermana, Mariso “estaba como muy cegada”.
"Ella lo amaba en verdad”, insistió.
Desmintió que Marisol intentar terminar la relación con el recluso, con quien tuvo un a niña, quien tiene solo cinco meses.
"Ella estaba dedicada en cuerpo y alma a las niñas (dejó otra de cinco años, de una relación anterior) y a Sergio. Ella se desesperaba por ir a verlo a la cárcel y hasta recogía comida y dinero que familiares le ofrecían para llevarle. Ella nunca nunca lo visitaba con las manos vacías”, añadió la pariente.
Marisol era ama de casa y la menor de cinco hermanos. Una de sus hijas estaba a punto de graduarse del kínder y eso la tenía muy ilusionada. También estaba a la espera de un bono de vivienda.
Nayubel y su marido, que iban a ser los padrinos de la bebé, esperaban bautizarla en diciembre, cuando Sergio saliera de prisión, pero ahora quedaron a cargo de ambas niñas. Lo anterior, mientras el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) resuelve si las deja a con ellos o si otorga al padre la patria potestad de la niña mayor.
Desde el segundo embarazo de Marisol, Nayubel y su esposo le dieron soporte económico.
Nayubel recuerda que la última vez que vio a su hermana con vida fue el 14 de setiembre, cuando Marisol llegó, después del desfile de faroles, a pedirle una camisa blanca que ocupaba la niña mayor para salir al día siguiente tocando los platillos en la banda del kinder.
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Marisol dejó dos hijas, una de cinco años y otra de cinco meses, esta última era hija del agresor, quien se suicidó. Foto: Cortesía de la familia, suministrada por Julio Segura.
Datos
-Un solo factor de riesgo, como la violencia, es suficiente para rechazar la visita
-Solo las habitaciones de reciente construcción cuentan con botón de pánico
-Actualmente hay más de 3.000 visitas activas, lo que representa el 20% de la población privada de libertad
- El nivel de rechazo es alto en los diferentes centros, aunque no precisaron cifras.
-Las mujeres de la cárcel Vilma Curling (El Buen Pastor) también tienen el beneficio de visita íntima, lo mismo que las personas homosexuales.
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-Hay casos en que se autoriza la visita a privados de libertad cuyas parejas también están en el sistema penitenciario
-El número de habitaciones del sistema va acorde con la capacidad de cada centro penal
-El 25 de junio de 1998 en la cárcel de San Sebastián el privado de libertad, Cruz Ramón Rodríguez Rodríguez, de 29 años, asesinó a su compañera Luisa Arias Picado y luego se suicidó. Ella tenía 34 años y era madre de tres hijos.
-Desde el 2005 no se registraban homicidios durante la visita conyugal
-Por el caso de Liberia, el Ministerio de Justicia acompaña a la familia de ambos fallecidos, Sergio Guevara Bermúdez y Marisol Estrada Mejías
En 20 centros penitenciarios hay 148 cuartos para visita conyugal. Solo 24 tienen botón de pánico. Fuente: Min. Justicia (Hugo Solano)