
Un visitante del Centro de Atención Institucional (CAI) Carlos Luis Fallas, ubicado en Pococí de Limón, intentó introducir cocaína y marihuana ocultas en bolitas de queso, un snack reconocido por su tamaño pequeño y su color naranja.
Según el director de la Policía Penitenciaria, Nelson Barquero, el hallazgo de la droga tuvo lugar el lunes, cuando los agentes destinados al centro penal inspeccionaron los suministros que llevaba consigo el visitante.
Barquero informó que 86 bolitas de queso contenían dosis de cocaína y marihuana, para un total de 9,70 gramos de cocaína y 6,50 gramos de marihuana. “Instamos a los visitantes a cumplir con las reglas para evitar la comisión de ilícitos y no verse involucrados en asuntos legales”, expresó Barquero.
Imágenes compartidas por la Policía muestran cómo las bolitas de queso estaban en una bolsa transparente, junto con otros alimentos.
Es común que las personas traten de introducir drogas en las cárceles mediante alimentos; de hecho, recientemente se registró un caso donde una policía penitenciaria intentó ingresar drogas a un centro penal en agosto del 2023, en la misma cárcel de Limón.
En ese incidente, la oficial de apellidos Campos Sandí trató de ocultar la droga en una caja de leche. Después de las inspecciones necesarias, los agentes descubrieron que se trataba de cuatro paquetes de marihuana, con un peso total de 572,15 gramos.
En ese mismo mes, Carlos Eduarte, fiscal de la Fiscalía Adjunta de Alajuela, reconoció la creatividad en estas operaciones delictivas e indicó que también se registraron casos donde personas externas procuran ingresar drogas incluso en el fondo de los recipientes.
“Lo intentan, en gallo pinto, al mezclar pequeños envoltorios de droga pintados dando la apariencia de un frijol; en pastas dentales meten pajillas con drogas; también en panes preparados; o en madera que se utiliza para artesanías”, explicó el funcionario en el programa radiofónico Frecuencia MP.
Según Eduarte, el valor de las sustancias ilícitas puede triplicarse en comparación con su precio en el mercado exterior, lo que otorga un poder significativo al vendedor de drogas dentro de la cárcel, no solo por ser un líder, sino también por tener un poder adquisitivo distinto al de las demás personas.
El artículo 77 de la Ley N. 8204 sobre estupefacientes y drogas de uso no autorizado establece penas de prisión de ocho a 20 años para quienes participen en el ingreso de drogas a establecimientos penitenciarios.
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