Las partes involucradas en el asesinato de Luany Valeria Salazar volvieron a encontrarse en los Tribunales de Cartago este viernes, donde después de dos juicios condenatorios contra Kenneth Mejía Chavarría, la Fiscalía y la familia de la víctima insisten en revisar las penas para que sean más altas, mientras la defensa de Mejía pide valorar la absolutoria.
Luany Valeria era una joven de 23 años que, según lo resuelto en ambos juicios, fue asesinada por Mejía, vecino de ella en Río Azul de La Unión, el martes 9 de junio del 2020. Recibió siete puñaladas y su cuerpo fue enterrado en el patio de la casa del homicida.
La audiencia oral y pública de este 13 de enero permitirá a los jueces a cargo decidir, con base en lo expuesto por las partes, si procede o no convocar a un nuevo debate para ver solo lo referido al monto de la pena, con el fin de evitar el costo y el desgaste que implicaría empezar desde cero, lo cual es otra posibilidad.
En dos meses se podría saber qué decide el tribunal, que estuvo integrado por Wilson Flores Fallas, José Asdrúbal Quirós Pereira (presidente) y Adrián Cascante Mora.
Mejía fue condenado en primera instancia el 12 de julio del 2021. Esa vez le dictaron 19 años de cárcel al considerar los jueces que se trató de un homicidio simple, pues dijeron que faltaban pruebas para determinar que el asesinato hubiese sido con alevosía y ensañamiento, como lo planteaban la Fiscalía y el abogado de la familia, Joseph Rivera Cheves.
Posteriormente, el 25 de agosto del año pasado, Mejía fue condenado a 25 años por homicidio calificado y un año adicional por el hurto del celular de la víctima. El aumento en la pena se debió a que los jueces determinaron que sí era un homicidio calificado, al considerar que hubo alevosía, ya que el homicida era vecino y conocido de la víctima, se la llevó engañada de una fiesta diciéndole que le tenía un negocio, la drogó y la mató.
Ese aumento de siete años en la pena tampoco ha sido del agrado de las partes acusadoras, pues piden penas más altas. Pese a esta pretensión, en la audiencia de este viernes no se habló de montos, pues apenas se va a explorar la posibilidad de volver a valorar el caso.
Días atrás Rivera afirmó que deben ser al menos 38 años, debido a que también pide aumentar las penas por el hurto del celular. Mientras tanto, el abogado defensor de Mejía, Francisco Herrera, ha insistido en la libertad inmediata de su cliente, al estimar que las pruebas presentadas estaban contaminadas, pues no fueron recolectadas de manera idónea.
Joseph Rivera alega que en la última sentencia no se extrae en forma clara cuáles aspectos fueron determinantes para establecer la pena de 25 años. Añade que el Tribunal en ese momento se limitó a hacer un análisis muy simple, no propio a la fijación de la pena y decidió poner una pena intermedia sin analizar los aspectos objetivos y subjetivos del tipo penal, pues no determinaron la dinámica del homicidio.
Por su parte, el fiscal Julián Martínez Madriz también aboga por una revisión de las penas, que podrían ser más altas.
Vio a Luany el día que desapareció
Este viernes, en la Sala 12 de los Tribunales de Justicia de Cartago, el sentenciado dijo que respeta la vida en todas sus formas y no tenía motivo para quitarle la vida a su vecina. Afirmó que se han ensañado en querer culparlo y hacerle ver como el responsable de algo que no cometió. “Me molesta que sigan diciendo que yo llegué a buscar a esa muchacha, cómo lo prueban, se basan solo en la versión de la gente”, afirmó.
Según alega, tampoco es cierto que él ayudó a buscar a la muchacha durante los días en que se denunció la desaparición y que siempre estuvo en la casa de su abuela, en cuyo patio apareció el cadáver.
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En relación con el hecho de que luego dejó la casa de su abuela para irse a Heredia, donde lo capturaron, Mejía dijo que lo hizo porque los tipos con los que vio a Luany la última vez, en algún momento lo secuestraron y ante la vulnerabilidad de esa casa, donde él cuidaba a la abuela que es adulta mayor, y para no crearle problemas, se vio obligado a escapar.
La última vez que él vio a Luany fue el martes en que ella desapareció. Esa vez Mejía dice que iba pasando por un búnker (sitio para la venta y consumo de drogas) y la vio en una situación bochornosa por algo que le achacaban de drogas o un dinero que debía.
Negó que en el cuchillo encontrado por la Policía Judicial hubiesen huellas suyas y dice que ni siquiera le pertenecía. También declaró que la hora de muerte de Luany, definida por la Medicatura Forense, no coincide con lo que a él se le atribuye y que existen otros puntos que deben ser analizados.
La madre de Luany, Ana Patricia Zamora, que llegó a los tribunales acompañada por una hermana, calificó a Mejía como un “mentiroso” por lo dicho ante los jueces.
" Todo lo que él dijo en la sala de juicio es mentira. Él me ayudó a buscar a mi hija, yo lo dije y lo sostengo que él llegó a la peluquería y anduvo ayudándome a buscar a mi hija”, acotó.
Afirmó que va a llegar hasta las últimas instancias para que se le dé el valor real a una vida humana y espera que la pena aumente.