El cierre de la temporada de huracanes en el Atlántico está cerca (30 de noviembre), pero todavía el Instituto Meteorológico Nacional (IMN) afirma que al menos uno o dos ciclones podrían formarse en esa cuenca, pues el Fenómeno de La Niña suele propiciar la formación de esos sistemas.
Semanas atrás la agencia estadounidense de administración oceánica y atmosférica (NOAA) informó de que varios parámetros como la temperatura de la atmósfera y la del agua en el océano Pacífico (medio grado Celsius por debajo de lo normal), revelan que los dos últimos meses del año, así como los primeros tres del 2022, estarán marcados por la presencia de La Niña, caracterizada por más lluvias en el litoral Pacífico y el Valle Central.
Esa condición hace que, contrario al mes de octubre, donde no se formó ni un solo ciclón, noviembre pueda abrir las puertas a un par sistemas de esa naturaleza, sin descartar que alguno pudiera afectar al istmo centroamericano, sea directa o indirectamente. Hasta el momento ninguno de los 21 ciclones de la temporada ha afectado nuestro país.
Si surgiera un nuevo ciclón, el Centro Nacional de Huracanes tendría que acudir a la lista complementaria de nombres, pues con la formación de la tormenta tropical Wanda, el 1.° de noviembre muy al norte del continente, se completaron los 21 ciclones, que eran el máximo previsto por la NOAA para esta estación.
Los primeros nombres adicionales de la lista complementaria son Adria, Braylen y Caridad, sin embargo, la posibilidad de que se formen depende de varios factores como las tormentas de polvo del Sahara, los empujes fríos, La Niña y las condiciones oceánicas del Atlántico. Estas últimas no han favorecido este año la fuerza ciclónica, pues solo cuatro han alcanzado la categoría de huracán mayor en la categoría Saffir-Simpson (más de 178 km/h), mientras que el año pasado fueron siete.

Para los meteorólogos Luis Fernando Alvarado y Karina Hernández Espinoza, del IMN, no resulta muy usual un freno en la formación de ciclones como lo observada en octubre. En los últimos 40 años solo se registran nueve octubres sin ciclones, el más reciente fue el del 2015, es decir, desde hace seis años no teníamos una pausa así.
Ellos atribuyen el cese durante octubre a la oscilación Madden-Julian, que es como una gran onda tropical, pero que viaja en sentido contrario a las ondas tradicionales, las cuales siempre vienen por el Atlántico con rumbo el oeste. La Madden-Julian, que forma parte de la variabilidad climática, surge en el Pacífico y va hacia el este. “En este caso tuvo un impacto negativo en la producción de huracanes en octubre, que fue cuando esa oscilación se mantuvo”, dijo Alvarado.
Para ambos científicos, la transición a la próxima estación seca podría ser más prolongada durante este fin de año, pues noviembre será más lluvioso, como se ha visto en estos primeros días.
También destacaron que en setiembre el Valle Central tuvo un dos por ciento menos de lluvias que el promedio, mientras que en octubre llegó un cinco por ciento menos. Esa situación llevó a muchos agricultores del Valle Central a tener que regar sus cultivos en octubre, lo que tradicionalmente no sucede, pues las lluvias suelen evitar que se acuda al riego.