
El disturbio que se encuentra en el mar al Caribe ya es un ciclón de categoría menor (depresión tropical) y entre la tarde y noche de este viernes podría ganar fuerza y pasar a tormenta tropical. Con la trayectoria prevista se estima que se emrumbe hacia el norte del Caribe, de modo que el efecto para nuestro país sería indirecto y se reflejará con un aumento de lluvias el domingo en la noche y durante todo el lunes, principalmente en el litoral Pacífico.
Así lo explicó Jose Pablo Valverde, del Instituto Meteorológico Nacional (IMN), quien agregó que el principal efecto será el refuerzo de las precipitaciones que pueden prolongarse incluso durante horas de la noche de esos días. Se trata del segundo ciclón de la presente temporada que ingresa al Caribe, el primero fue la tormenta tropical Bonnie, que atravesó el istmo por nuestra frontera común con Nicaragua el 1.° de julio, mientras que el actual fenómeno pasará más lejos.
Serán algunas bandas asociadas del ciclón las que aumenten los aguaceros, debido a su interacción con la zona de convergencia intertropical. La velocidad de desplazamiento del fenómeno es de 22 km/h, con una dirección hacia el oeste-noroeste y sus vientos máximos sostenidos rondan lo 55 km/h.
El nombre previsto para cuando se constituya como tormenta tropical, siguiendo el orden alfabético, es Ian, pues este viernes en la tarde se formó al oeste de Mauritania, en África, la tormenta tropical Hermine.
Por la vulnerabilidad del suelo en muchas regiones de nuestro país, el hecho de que la afectación del ciclón sea indirecta, no significa bajar la guardia, pues cualquier refuerzo en las lluvias propias de esta época puede desbordar cuencas y causar daños, por lo que se pide mucha precaución, máxime que este viernes y sábado las precipitaciones propias de la época van a ser significativas, dijo Valverde.
Actualmente hay 202 personas en albergues, la mayoría de ellos en Aserrí y Desamparados, aunque también en cantones de la zona sur como Buenos Aires y Pérez Zeledón, así como en Grecia de Alajuela y Paraíso de Cartago.
Los aguaceros de este jueves generaron 11 incidentes por inundación en Turrialba y Oreamuno de Cartago, así como San Carlos, provincia de Alajuela.
Terrenos muy vulnerables
Lidier Esquivel, jefe de la unidad de Investigación y Análisis del Riesgo de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) explicó que la saturación de suelos que tenemos en este momento en gran parte del territorio constituyen el mayor riesgo ante cualquier incremento en las precipitaciones.
Entre las zonas más vulnerables citó las carreteras que en los últimos días han sufrido cierres como la que va a Limón por el cerro Zurquí, la zona de Los Chorros en Cambronero, la del cerro de La Muerte y la costanera sur, entre otras.
De igual forma, recordó que todo el país, con excepción de la zona costera del Caribe, está en alerta naranja, lo que implica que los comités municipales de emergencias están pendientes para la movilización inmediata ante inundaciones o deslizamientos, como los que recientemente afectaron Desamparados, Aserrí, Puriscal, Mora, Alajuelita, Santa Ana y la zona de Los Santos.

El domingo pasado, a raíz de la alta saturación de los suelos, ocurrió un deslizamiento en Brasil de Santa Ana que arrasó con cinco hectáreas de terreno los cuales fueron a dar a la ladera del río Virilla. Aproximadamente cinco millones de metros cúbicos cayeron al cauce.
Esquivel dijo que por ser un cañón vertical no existe población aguas abajo que pueda ser afectada, pero la Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL) sí tuvo que realizar intervenciones en la planta eléctrica que se abastece con aguas de ese río, pues los sedimentos obligaron a limpiar y depurar varios sectores para no sacar de servicio la planta.

“El río Virilla corre ahí por una garganta muy profunda, de modo que no permite el desarrollo de asentamientos. Esa topografía de ríos tan profundos se usa más que todo para generación eléctrica”, dijo Esquivel.
Ese desprendimiento ocurrió a eso de las 3:20 a. m., en la finca del agricultor Heiner Morales Ramírez, quien además de perder gran parte de su propiedad, vio como el terreno se llevó vacas, ovejas y gallinas, así como algunos sembradíos.
La CNE realizó una evaluación en el lugar y los geólogos coincidieron en que, afortunadamente, la masa no generó un taponamiento en el río. Como la masa más grande ya cedió, se descarta otro deslizamiento extremo, aunque se prevé que con las lluvias de los próximos meses, va a seguir cayendo material al río, dice un comunicado de la CNE.
Los geólogos Julio Madrigal y Blas Sánchez, de la CNE, coincidieron en que lo profundo del cañón favorece que el material se deposite y alcance gradualmente su estabilización. Sánchez mencionó que este deslizamiento es el más grande en lo que va de este año.
El material generó un estrangulamiento del cauce, que se ensanchó por la cantidad de tierra y piedras que se precipitaron, pero el agua ha seguido fluyendo.
La CNE seguirá un monitoreo constante del sitio, así como de otros 126, a los cuales, en conjunto con varias comunidades, se les mantiene bajo estricta vigilancia.
Los deslizamientos son los desastres que más vidas cobran. Por esto, las autoridades piden a quienes viven cerca de laderas de alta pendiente o reconocidos taludes, que tomen las medidas necesarias y estén atentos a las señales que puedan presentar.
Entre esas señales están las grietas en la superficie, puertas y ventanas que se traban, vidrios que se rompen, fisuras en paredes, inclinación de árboles o del tendido eléctrico, ruptura de tuberías y retumbos, entre otros.