Costa Rica enfrenta un número récord de incendios forestales en el 2024, reportó este martes el Cuerpo de Bomberos.
Este año ya se han atendido 80 siniestros, la cifra más alta de los últimos diez años, según datos de la Oficina de Despacho de Emergencias de la institución. Las llamas han consumido un total de 14.785 hectáreas, lo equivalente a más de 8.000 canchas de fútbol.
La provincia más afectada es Guanacaste, donde se han registrado 42 incendios y 12.209 hectáreas afectadas. A esta le sigue Puntarenas, con 15 incendios y 1.759 ha; San José, con 13 casos en 180 ha; Cartago, con seis casos en 115 ha; y Alajuela, donde cuatro incendios consumieron 522 ha.
Este martes, Bomberos controlaban cinco incendios: en Tamarindo, de 115 hectáreas, Playa Hermosa de Guanacaste (300 ha), Bagaces (400 ha), Paquera (100 ha) y Turrubares (30 ha).
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A finales de marzo, también se controlaron siniestros en Tablillas y Los Robles, en Los Chiles de Alajuela, que consumieron más de 200 hectáreas de terreno dentro del Refugio de Vida Silvestre Medio Queso. Además, ocurrieron incendios en Isla Chira de Puntarenas y en un sector de Prusia, en el Parque Nacional Volcán Irazú.
“Lo relevante en este caso es que hay dos factores que se están sumando, uno es el factor climatico, producto del fenómeno de El Niño, donde tenemos temperaturas altas, baja humedad, el viento que hace que el fuego se propague”, explicó el director de Bomberos, Héctor Chaves.

El fenómeno de El Niño, provocado cada cierto número de años por el calentamiento del océano Pacífico, se iba a extender hasta este mes de abril, según señaló en noviembre pasado la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
El segundo factor mencionado por Chaves es el factor humano.
Todos estos incendios son provocados intencionalmente, para quemar basura, limpiar un lote o simplemente por vandalismo, señaló el jerarca, quien alertó que en esta época seca cualquier conato de incendio se puede extender a grandes proporciones.
Una de las prácticas más comunes que culminan en incendios forestales es el cambio de uso de suelo, en la cual el dueño de una propiedad, repleta de vegetación, desea transformarla en un potrero, pero evita la tarea de limpiar la zona adecuadamente o la solicitud de un trámite de tala, por lo que inicia una quema que posteriormente se descontrola.
Muchos de estos incendios se extienden hacia áreas montañosas lejos de la carretera, lo que dificulta la llegada del Cuerpo de Bomberos y el acceso al agua. Cuando no hay agua cerca, los bomberos recurren a sopladoras, motoguadañas, motosierras, herramientas manuales como hachas, rastrillos y batefuegos.
Se esperan incendios más intensos
“El comportamiento del fuego definitivamente está cambiando”, alertó Oscar Mora, coordinador del Programa Manejo del Fuego del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac).
La tendencia de más incendios forestales se está dando a nivel mundial, en gran parte por el cambio climático, explicó. Las temperaturas más altas durante varios años han secado los bosques, lo que se convierte en eventual combustible para las llamas, que luego avanzan más fácilmente gracias al calor.
El cambio climático produjo lo que ahora los expertos llaman incendios de sexta generación, lo que significa incendios forestales masivos, intensos y de rápida propagación, capaces de colapsar los cuerpos de emergencia.
Esta es la peor categoría en una escala que empieza con la primera generación: incendios facilitados por el abandono de cultivos tras la migración de las zonas rurales hacia las ciudades, pero más fáciles de manejar para las autoridades.
Aunque en Costa Rica aún no han llegado a ocurrir incendios de sexta generación, Mora aseguró que “estamos muy cerca de llegar a ese nivel”.
“Incluso, me atrevería a decir que el incendio de Palo Verde del año pasado (que consumió 4.200 ha en una semana) se categorizaría como uno por las condiciones que se dieron”, aseveró.
El funcionario de Sinac citó estimaciones de la ONU de que para final de siglo, los incendios forestales aumentarán en un 50%, y agregó que desde Sinac buscan enfrentarlos por medio de la capacitación de personal, y el llamado a la conciencia de la población.
“Se requiere que el personal esté más capacitado, para prevenir primero un accidente sobre sobre ellos mismos y para buscar la forma de controlar más rápido el incendio como tal”, afirmó.