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Al noroeste del lago cratérico se notaba este lunes una gran cantidad de sedimentos que ascienden desde el fondo, impulsados por la nueva fumarola. Foto: Ovsicori.
Una nueva fumarola que se formó en el lago cratérico del Poás, así como un retorno de la sismicidad son cambios que los científicos vigilan de cerca en ese volcán, situado a 2.687 metros sobre el nivel del mar, en Alajuela.
El nuevo foco de gases y vapores se formó bajo del agua, en el sector noroeste. Fueron las corrientes de sedimentos que suben desde el fondo hasta la superficie, las que facilitaron su detección. “Está en el fondo, Lo que se ve es la afectación que produce cada vez que se reactiva y empuja los materiales desde abajo”, dijo Javier Pacheco, vulcanólogo del Observatorio Vulcanológico y Sismológico (Ovsicori).
Según el experto, desde mediados de agosto se notan cambios leves, pero exigen que se esté vigilando más de cerca el volcán, ante la posibilidad de que esas variaciones se aceleren. Es posible que el sistema esté evolucionando hacia algo más activo.
El Poás había dejado de tener tremores o simos prolongados, desde finales del 2019 y ahora se notan de nuevo en los aparatos de medición, lo que significa que hay un nuevo aporte de calor o presión debajo del cráter activo. Se trata de un ingreso pequeño de energía que perturbó el sistema. Su origen puede deberse a un leve ascenso de magma hasta la cámara, o bien que esa energía se haya activado por algún temblor reciente. Ambas hipótesis son valoradas en el Ovsicori.
Pacheco estima que posiblemente obedezca a cambios tectónicos, más que a un aporte de magma, pues han visto un leve movimiento entre placas tectónicas (Coco y microplaca de Panamá) a unos 40 kilómetros de profundidad, al oeste del volcán.
Únicamente las estaciones de Sistemas de Posicionamiento Global o GPS pueden captar esas minúsculas variaciones. “Se les llama sismos lentos porque pueden durar semanas o meses enteros. No son detectados por la población, no causan daños, no producen ondas y pasan desapercibidos para la gente, pero ese movimiento de placas libera esfuerzos de compresión y puede crear fisuras milimétricas por las cuales algunos gases y fluidos ascienden hacia la superficie y esa podría ser la causa de la actual perturbación”, explicó Pacheco.
Añadió que el sismo lento en esa zona comenzó a finales de agosto y podría terminar la semana entrante. “Cuando se acabe, es posible que los tremores y la actividad de la nueva fumarola, situada al noroeste del lago, desaparezcan”, añadió.
Sin erupciones
La cantidad de gases que emite el volcán no ha llegado aún a niveles altos y tampoco las temperaturas de las fumarolas hacen prever, por ahora, algún cambio drástico, de modo que el coloso sigue abierto a los visitantes.
La última vez que hubo una erupción en ese volcán fue el pasado 6 de abril, a las 2:42 a. m., cuando desde la pared norte una fumarola lanzó aproximadamente 100.000 metros cúbicos de rocas y materiales al lago, equivalente a lo que cargan unas 10.000 vagonetas. Esa actividad duró casi cuatro minutos y elevó de forma inmediata el nivel del agua.
El boquete que produjo esa erupción ha seguido con pequeños deslizamientos, a raíz de la erosión que generan los aguaceros y por lo inclinado de la pared. Algunas rocas que formaban una lengua en el lago dejaron de verse semanas después, debido a que las lluvias elevaron el nivel.
El boquete que produjo esa erupción ha seguido con pequeños deslizamientos de material, a raíz de la erosión que generan los aguaceros y a lo inclinado de la pared.
La última medición de temperatura en las fumarolas varía entre los 35 y 43 grados Celsius, lo que está dentro de parámetros aceptables, pues solo cuando pasan de 50 o 60 grados se tornan preocupantes para los científicos.
En cuanto al nivel del lago grisáceo e hiperácido, Pacheco dijo que está en el punto más alto y estima que no subirá más, pues existen varios ríos que nacen en las inmediaciones del cráter y que le sirven como desagüe.
Añadió que casi todas las semanas el personal del Ovsicori realiza visitas al cráter, para medir la cantidad de gases, temperatura del lago y otros parámetros.
Por ahora no hay actividad eruptiva. Se siguen observando celdas de convección termal en el lago, es decir una especie de borbollones. Este lunes 12 de setiembre se observó una gran cantidad de sedimento en el norte de lago.
Siguen los sismos de baja amplitud, así como concentraciones de gas en niveles permitidos. La relación de dióxido de carbono y dióxido de azufre muestra un aumento progresivo de modo que se le da seguimiento constante.
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Actualmente el volcán Poás es el segundo más activo del país, solo superaro por el Rincón de la Vieja. Foto: Geoffroy Avard/Ovsicori .