Laguna cratérica del Poás llega al punto más alto de la última década debido a fuertes lluvias

Los aguaceros de las últimas semanas en las montañas elevaron el nivel de la laguna cratérica del volcán Poás, donde el agua ya tapó por completo la lengua de rocas y sedimentos que lanzó hacia el lago la última erupción registrada en ese cráter el pasado 6 de abril.

El pasado martes 6 de julio, el vulcanólogo Geoffroy Avard, del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori), visitó con un grupo de científicos el cráter del coloso que se encuentra en Poás de Alajuela, a 2.687 metros sobre el nivel del mar. “En la década que tengo de estar en el país, nunca había vista la laguna tan alta, creo que en estas últimas semanas subió entre dos y tres metros”, afirmó.

Dijo que el balance entre la cantidad de agua que entra es mayor a la que se evapora y a la que se filtra, por lo que se ha favorecido el llenado. Ya el agua tapó la especie de camino o lengua de rocas que se había formado en la parte norte del lago con el material expulsado por la fumarola naranja hace tres meses, que fue superior a los 100.000 metros cúbicos. Ese volumen también influye en el aumento del nivel.

Los demás parámetros, como la temperatura, siguen normales. El agua está a 41 grados Celsius, lo cual está dentro de los parámetros de un volcán activo como ese. Se notan manchas de azufre flotando en ciertas partes del lago, lo cual es producto de la interacción del agua con los gases que antes salían directamente a la superficie y ahora no pueden hacerlo, por el filtro que forma la gran cantidad de líquido que está sobre el cráter.

Por ahora no hay actividad eruptiva ni signos de que se vaya a retomar. En las fumarolas de los alrededores persiste la desgasificación normal y también se notan borbollones en varias partes del lago, conocidos como celdas de convección. La concentración de gases como dióxido de azufre sigue en los parámetros normales, de modo que la visitación ha permanecido constante y seguirá abierta a los visitantes.

Las ráfagas de viento a veces despejan la cumbre por varios minutos y luego se vuelve a nublar, de modo que solo algunos turistas tienen la oportunidad de verlo despejado durante los 20 minutos que se les permite estar en el mirador.

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