Jafet Ortiz Condega, de 21 años, tenía menos de tres meses de trabajar en la bananera Frubasa S. A., en Santa Marta de Batán, Matina. Su objetivo era ganar dinero para ingresar a la universidad y estudiar Ingeniería Industrial. El lunes, a las 4:30 p. m. lo encañonaron para robarle el celular y una bala acabó con su vida, y con sus sueños.
Para su padre, el limonense Esaú Ortiz Vásquez, esta muerte es el reflejo de la gran inseguridad que se vive en el cantón de Matina. Afirma que las patrullas nunca se ven y que lo único que queda es agarrarse de Dios.
“Uno camina por todas partes y debe cuidarse para evitar robos o asesinatos. Así es como la gente del pueblo se desplaza en cualquier momento del día. Cada quien camina encomendándose a Dios. Mi hijo fue asaltado a las 4:30 p. m.”, agregó, mientras se preparaba para viajar 120 km hasta la Medicatura Forense, en Heredia, a retirar el cuerpo del muchacho.
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Jafet Ortiz Condega, de 21 años, falleció durante un asalto sufrido cuando salía con otros trabajadores de la finca Frubasa en Santa Marta de Batán, Matina. Foto: Cortesía.
Don Esaú, de 56 años, relató que ha sido padre y madre para Jafet desde que este estaba en cuarto grado, cuando se divorció de su esposa y los tres hijos se quedaron a vivir con él, en Matina.
El día lunes, seis horas antes de que lo mataran, fue la última vez que hablaron. “Pasé a las 11 a. m. repartiendo material cerca de la finca y se me ocurrió llevarle un pan con carne. Lo busqué en la planta, lo abracé y le dije: ‘Papi aquí le traje este pancito, cómaselo. Ahí nos vemos más tarde’, pero ese reencuentro nunca llegó”.
A eso de las 5 p. m. una vecina lo llamó para informarle que habían asaltado a Jafet.
“Salí apresurado en el carro, incluso iba sin camisa, y corrí por el bananal unos 600 metros para ver si aún estaba vivo y sacarlo, pero al llegar ya no había nada que hacer. Estaba bocabajo con una herida de bala al costado del corazón”, dijo con tristeza.
Estimó que Jafet es el segundo o tercer joven asesinado en el mismo lugar, cerca de la salida de la finca bananera Frubasa, sin que hasta el momento nadie haya reaccionado para prevenir más muertes en el área. El 2 de febrero la víctima fue un hombre de 30 años.
La bicicleta de Jafet quedó abandonada. Lo que le robaron fue su teléfono celular, un antiguo Huawei, ya que su otro teléfono se había dañado y él había decidido no comprar uno costoso.
Zona peligrosa
Al llegar a la finca, don Esaú intentó ver el cuerpo de su hijo, pero la Policía no lo permitió e incluso uno de los oficiales intentó empujarlo, lo que llevó a una discusión. “Ahora lo protegen, cuando está muerto, ¿por qué no lo protegieron antes?”, cuestionó el hombre.
Don Esaú les señaló que la Policía evita a alias “Diablo” y a sus cómplices, pero son rápidos en confrontar a civiles. “Conmigo se equivocan”, expresó muy molesto por la falta de seguridad en la provincia. Comentó que cuando se llama a las autoridades, no acuden, y si hay un tiroteo, llegan una hora o 45 minutos después, cuando todo ya ha sucedido.
Jafet deja atrás a sus padres y dos hermanas: Jhexarel, la mayor, de 24 años, quien está a punto de graduarse en Trabajo Social, en la Universidad de Costa Rica, y Sofía, de 12 años, quien está en sexto grado. Vivían cerca de la iglesia “Viva Jesucristo”, en el centro de Santa Marta de Batán.
Familiar implicado
Según la información recabada por don Esaú, un familiar de Jafet, por parte materna, estaría involucrado en el asalto.
Incluso, la casa del sospechoso está bajo custodia policial y su paradero se desconoce. Esta versión proviene de testigos, cuyos relatos llevaron a la captura de uno de los individuos, quien fue detenido en una casa a unos 800 metros del lugar del homicidio. Este hombre presentaba golpes en el rostro debido al forcejeo.
Don Esaú afirmó que su hijo era una persona educada, sin vicios y trabajadora. Creció con valores, tenía inclinaciones religiosas, conocía la Biblia y evitaba las actividades en la calle; siempre se dirigía del trabajo a la casa y viceversa. En los fines de semana, solía acompañarlo en paseos en bicicleta, su pasatiempo favorito. Era su compañero.
“Aquí ocurren asaltos todos los días. Incluso a mí me asaltaron, pero pude defenderme porque fui miembro de la Fuerza Pública. Trabajé en el Comando de Los Chiles hace años”, dijo don Esaú, quien también fue voluntario de la Cruz Roja durante 18 años y trabajó para la institución de forma permanente durante cinco años.
Mencionó que Jafet tuvo una novia en Guácimo, pero él le advirtió sobre los peligros de viajar en bicicleta hasta ese lugar para visitarla, así que decidieron no continuar.
Don Esaú esperaba que el martes se reabriera la Ruta 32 para dirigirse desde Matina a la Medicatura Forense en San Joaquín de Flores, donde vestiría a su hijo, reclamaría el cuerpo y prepararía el velorio y el funeral.
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Jafet Ortiz, de 21 años, era el segundo hijo de don Esaú Ortiz. Lo mataron para robarle un celular. Foto: Cortesía.
Forcejeo
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) informó este martes sobre la detención de un individuo de apellidos Rodríguez Sequeira, de 30 años, como sospechoso en este caso.
Según el informe, todo ocurrió cerca del poste número 5 en la plantación de banano.
Jafet estaba caminando con otras dos personas cuando fueron interceptados por dos sujetos que intentaron asaltarlos, lo que derivó en un forcejeo. Jafet resultó herido en el pecho, mientras que los otros dos salieron ilesos y los asaltantes escaparon. Con base en la información obtenida, la Fuerza Pública arrestó al primer sospechoso en su casa.
Hasta hoy, la cifra de homicidios alcanza los 570 en todo el país. 144 de ellos ocurrieron en la provincia de Limón, 40 más que en el mismo período del año pasado. Matina es el segundo cantón con mayor número de asesinatos en la provincia caribeña, pues totaliza 28 en los 232 días transcurridos, lo que significa un promedio de un crimen cada ocho días.
El caso más reciente ocurrió el 15 de agosto en Veintiocho Millas, donde perdió la vida Wilmer Varciana Gómez, de 30 años.
Ese día un sujeto entró a robar al lavacar donde laboraba Varciana, quien al parecer se defendió con un arma de fuego para repeler el asalto y recibió un disparo en el abdomen que le ocasionó la muerte.
En ese mismo cantón, pero en el distrito de Carrandí, hubo un triple asesinato el 13 de abril, que además dejó a otras dos personas heridas. Esa vez, cerca de la medianoche, cinco encapuchados entraron a un bar y abrieron fuego. Perdieron la vida Adonis Vargas Cabezas, de 29 años; Jordany Carmona, de 24 y José Manuel Quesada Córdoba, de 38.