“Uno sabe que las llamadas en la madrugada son para malas noticias. Ese día me llamó mi hijo para decirme que mataron a su esposa. Desde ese día mi vida cambió”.
De esa manera, Luis Nelson recordó el día en que asesinaron a su nuera, Yahaira Martínez Martínez, de 31 años de edad. Ella estaba con su pareja en el bar B’Cool en Cieneguita, en Limón, el 20 de agosto pasado, cuando varios tipos armados empezaron a intercambiar balazos entre sí.
Martínez fue impactada por algunas de esas balas y murió en el Hospital Tony Facio.
Además, otras cinco personas resultaron heridas en este hecho.
Desde ese día, Nelson, de 61 años de edad, asiste a su hijo (del mismo nombre) en el cuido de su nieta de tres años.
“A pesar de la edad que tenemos, mi esposa y yo nos hacemos cargo de la pequeña. Los otros hijos de Yahaira están en Atenas con la abuela materna”, detalló.
Esos otros hijos son dos mujeres y un varón de 15, 13 y 5 años de edad, respectivamente.
“Mi nieta pregunta por sus hermanos, sabe que están en Atenas. A veces llora y pregunta por su mamá, pero no podemos hacer nada; solo dejarla llorar”, dijo Nelson.
El abuelo narró que la niña recibe atención psicológica por la muerte de su madre y la separación de sus tres hermanos.
Según dijo, la rutina de todos cambió. Él, por ejemplo, ahora debe levantarse más temprano para atender a la niña, caminar en medio de juguetes, jugar a las escondidas y pensar en todas las atenciones que requiere un menor.
Enseñar las vocales, los números y ver caricaturas son tareas que regresaron a la vida de este hombre, quien fue jugador de la Asociación Deportiva Limonense.
Ahora, él piensa en alternativas para la educación de su nieta, quien pronto irá al kínder. El abuelo quiere que ella aprenda inglés, que sea buena estudiante y que tenga un buen futuro. “Hasta una silla para subirla en el carro tuve que comprar”, narró el hombre.
En el lugar equivocado. Según comentó Nelson, su nuera no tenía antecedentes penales ni pendientes con la ley.
“Ella estuvo en el lugar menos adecuado, un lugar donde, por lo general, no se dan cosas buenas”, apuntó Nelson.
La fallecida era extranjera, pero vino a Costa Rica hace seis años. Desde entonces, residía en barrio El Bohío y se dedicaba a pintar uñas a sus vecinas.
Causas. La falta de lugares para practicar deportes es uno de los detonantes que señala Nelson ante el problema de drogas que se vive en la provincia de Limón.
Además, considera que son pocas las opciones de trabajo para los jóvenes. “Estas cosas influyen y afectan a todos aquí”, concluyó el abuelo.