Una acera en Moravia, un río en Bagaces o una veranera de cualquier jardín costarricense constituyen, en la mayoría de las veces, rincones que pueden pasar desapercibidos antes el ajetreo cotidiano. Para Jimena Delgado Moya son, más bien, el impulso creativo y el punto de partida: las rayas y los patrones capaces de contar historias, convertirse en regalos y generar nuevos recuerdos.
Son esos estampadas de todos los días los que la diseñadora recrea en los pañuelos de Doña Daisy, su propia marca. Estos se ofrecen en diferentes tamaños y con un orillado hecho a mano en España.
"No es necesario hacer el gran viaje para inspirarse. En algo tan simple como salir a comprar algo al super salen esos detalles", afirma la joven, que se especializó en Madrid, España, en el diseño textil.
Un ejemplo es el pañuelo que nació de un detalle justo en la esquina de la casa de Jimena. Ella tomó una fotografía de las líneas que las losas de concreto formaban junto con la luz. Esa imagen fue el referente para traducirlo en nuevos trazos, donde dominaban los tonos rosa y el azul. A partir de un sello cuadriculado recreó la textura y, en las zonas donde no presionó bien, encontró ese encanto de los orgánico e imperfecto.
"Aprovecho esos errores para hacer los pañuelos más especiales. Siempre trato de diseñar primero dibujando, recortando y ensuciándome... es lo que más disfruto del todo el proceso. La computadora viene hasta después, ya cuándo tengo la composición lista y solo necesito retoques finales", explica Delgado en su blog.
De ese estudiado proceso de diseño nace una conexión especial entre Jimena y cada uno de sus trabajos que se transmite en las ferias de diseño donde puede conversar con los clientes. Además, sus pañuelos pueden encontrase en Casa 13 30, una tienda de diseño en el corazón de San José.
Cambio de rumbo
Con Doña Daisy, Delgado ha logrado darle forma a su sueño de tener su propia empresa a partir de un accesorio poco usual en Costa Rica, pero muy versátil: los pañuelos y bufandas. El material es la seda, que ofrece abrigo en los días fríos pero permite a la piel respirar cuando el sol se impone.
Asimismo, Doña Daisy -nombre que le hace honor su abuela- le ha permitido redireccionar su vida hacía su verdadera pasión. Tras estudiar diseño publicitario, entendió que lo suyo no era la agencia de publicidad y las campañas, sino la ilustración. Fue así como decidió continuar su preparación en el viejo continente y cambiar el rumbo hacia el diseño textil.
"Tenía esa necesidad de expresarme, de dibujar, de hacer líneas que no necesariamente fueran a terminar en un dibujo lindísimo sino nada más rayar. Las texturas me encantan. Quería hacer algo con todo eso", explica.
Fue al regresar, hace año y medio, que nació la empresa. Sus pañuelos son ideales para complementar el atuendo si se llevan en cuello, como adorno en un bolso o incluso como un detalle colorido dentro de un traje masculino.
La parte preferida, tanto de Jimena como de quien se convierte en dueño de un pañuelo, es la historia de cada uno de ellos, la inspiración que esconden esas líneas. Son el sostén de una empresa que se edifica cada día y se desdobla en tonos de azul. "Sabía que era más difícil iniciar pero creo que a futuro va a ser más gratificante", concluye.
¿Cómo cuidar un pañuelo de seda?
- Guárdelo siempre debidamente doblado en su empaque original
- Al lavarlo, puede recurrir al dry cleaning o bien a mano con una gota de detergente.
- No lo retuerza el lavar.
- Déjelo secar extendido o con un paño debajo y otro encima.