Qué alegría más grande cuando las horas de gimnasio empiezan a dar resultados y al subirnos a la báscula hemos perdido algunos kilos. La noticia es aún más agradable si sabemos que el valor perdido corresponde a porcentaje de grasa.
La receta es vieja conocida: ejercicio y buena alimentación pueden conducir a la reducción de peso. Lo que es desconocido es qué se hace la grasa que perdemos. ¿Se va por el inodoro, se quema, se suda o se exhala? Sí, se exhala. Esa es la respuesta correcta.
Un estudio de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Australia, indagó en el funcionamiento metabólico del cuerpo y determinó que la grasa se convierte en dióxido de carbono y agua. El ser humana exhala el dióxido de carbono y el agua se mezcla en su circulación hasta que se pierde como orina o sudor.
Por ejemplo, si alguien pierde 4,5 kilos de grasa, 3,8 kilos salen por sus pulmones y solo 700 gramos restantes se convierten en agua. En otras palabras, casi todo el peso que perdemos se exhala.
¿Sorprendente, verdad? El resultado del estudio también causó mucha impresión en médicos, nutricionistas y entrenadores físicos, pues tenía un concepto erróneo sobre el destino de la grasa. Así lo determinó el investigador Ruben Meerman, quien encuestó a 150 profesionales y solo 3 de ellos dieron una respuesta acertada.
“El concepto erróneo más común era que la grasa se convierte en energía. El problema con esta teoría es que viola la ley de conservación de la materia, a la que están sujetas todas las reacciones químicas”, explica Meerman.
“Algunos encuestados pensaban que la grasa se convierte en músculo, lo cual es imposible, y otros asumieron que escapa a través del colon. Solo tres de nuestros encuestados dieron la respuesta correcta, lo que significa que el 98% de los profesionales de la salud en nuestra encuesta no pudieron explicar cómo funciona la pérdida de peso”, agrega el científico.
De hecho, según el resultado de la investigación, casi todo lo que comemos vuelve a salir a través de los pulmones. Cada carbohidrato y cada grasa que ingresa a nuestra boca pasa por un proceso celular y se convierten en dióxido de carbono y agua.
Con las proteínas sucede similar, a excepción de la pequeña parte que se convierte en sólidos y se desechan en forma de orina.
Los únicos alimentos que llegan al colon sin digerir e intactos son las fibras dietéticas; el resto se absorbe en el torrente sanguíneo y los órganos y, después de eso, se vaporiza.
Ahora que sabemos que la grasa se pierde al exhalar, hay otra cosa que debe quedar clara: lastimosamente no bajaremos de peso si respiramos más. Respirar más de lo necesario solo causará hiperventilación y mareos. La única manera de aumentar conscientemente la cantidad de dióxido de carbono que produce nuestro cuerpo es moviendo los músculos. Es decir, nos toca seguir poniéndole bonito en el gimnasio.
Además es importante combinar el ejercicio con una alimentación balanceada, que incluya frutas, verduras y vegetales.
Ejercicios recomendados
Si después de un análisis realizado por nuestro nutricionista o preparador físico, salimos con el porcentaje de grasa elevado solemos preocuparnos, entristecernos, ajustar la dieta y correr al gimnasio; sin embargo, hay que tener cuidado de hacer los ejercicios correctos para eliminar la grasa y no el músculo.
Se debe tener en cuenta que el músculo pesa más que la grasa, así que incluso puede que aumentemos de peso. Más allá de lo que diga la báscula, debemos procurar que el porcentaje de grasa se mantenga dentro de lo adecuado.
Es recomendable hacer ejercicio cardiovascular (correr, nadar, bailar, hacer spinning, zumba o caminatas, etc.) y combinarlo con pesas para crear masa muscular. Evite hacer cardio antes de el entrenamiento con pesas para tener a buen nivel las reservas de glucosa y glucógeno.
Se debe calentar 15 minutos, luego hacer ejercicio de resistencia y luego terminar con una sesión de cardio. La rutina se debe cumplir al menos tres días por semana.
Creencias comunes
1. La grasa se desecha por las heces y orina: Falso. Aunque podemos regular el tránsito intestinal y eliminar una mayor cantidad de grasas ingeridas, su exceso en nuestro cuerpo, no se elimina con la digestión.
2. La grasa se transforma en energía: La grasa se quema, y como todo lo que se quema y genera calor, en realidad se ha convertido en energía. Pero esta solo es una verdad a medias porque no toda la grasa se quema sino solo un porcentaje, el resto el cuerpo lo guarda como reserva de energía y otra parte se elimina por otros medios.
3. La grasa se convierte en músculo: Si usted pierde tres kilos de grasa con dieta y ejercicio, ¿acaso tiene tres kilos más de músculo? El espacio que antes ocupaba la grasa, ahora puede ser aprovechado por el músculo, pero la grasa no se convierte en músculo.
Fuentes: Investigación “When somebody loses weight, where does the fat go?” del científico Ruben Meerman; Marianne Monteil, nutricionista (tel.: 2524–2959) e Ingrid Roldán, preparadora física (ingridroldanm@gmail.com).