El tema de estar saludables definitivamente es una moda: realizar ejercicio, ingerir las comidas en tiempos específicos y evitar las grasas es algo que la mayoría de expertos en salud recomienda. No obstante, hay quienes se toman muy en serio el asunto de la comida, tanto que sin darse cuenta se brincan la delgada línea que divide lo saludable de la ortorexia.
Quienes padecen este mal no se atreven a ir a un restaurante, tomarse unas cervezas o incorporarle azúcar al café. Prefieren preparar sus propios alimentos, comprar productos orgánicos y no compartir elementos de cocina por una posible contaminación.
La nutricionista Mariel Laitano comenta que la ortrexia es un tipo de trastorno obsesivo que lleva al extremo la idea de comer sano, son personas demasiado controladoras y estrictas de todos los componentes que están formados los alimentos. Más allá de intentar comer sano, es una obsesión por asegurarse de consumir solo alimentos libres de químicos y preservantes.
"El mal nace con la idea de no ensuciar el cuerpo con los preservantes. El error se da cuando uno se obsesiona. Al igual que otros males nutricionales está muy relacionado con un problema psicológico", menciona Laitano.
Ana María Shapiro, médico especialista en siquiatría del Hospital Calderón Guardia, explica que el autoestima de los ortoréxicos gira en la pureza de su dieta y con frecuencia se sienten superiores a otros, especialmente en lo que respecta a la ingesta de alimentos, esta superioridad refleja también una percepción inadecuada de ellos mismos y de los demás. Además, puede estar socialmente aislado, ya que planean su vida alrededor de la comida.
La experta asegura que la obsesión por los alimentos orgánicos puede llegar a causar enfermedades psiquiátricas y se puede presentar con mayor facilidad en pacientes que han sufrido bulimia (es cuando se pierde el control de lo que se consume y se acude a métodos como el vómito para evitar el aumento de peso) o anorexia (se caracteriza por el temor a aumentar de peso y la visión distorsionada de su cuerpo).
"También resaltan aquellas con motivaciones emocionales por el sacrificio, compulsión por el control absoluto, la búsqueda incesante del bienestar, escapar de los miedos, el deseo de adelgazar, mejorar la autoestima, buscar la espiritualidad a través de la comida y usar la comida como una identidad", detalló Shapiro.
Entre los segmentos más vulnerables están los jóvenes y las mujeres. Aquellas personas meticulosas, con orden exagerado en su vida y que buscan la perfección. Igual que los atletas de élite, los culturistas, y las personas de nivel socioeconómico alto.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) cerca de un 30% de la población mundial sufre de este mal. La nutricionista Mariel Laitano asegura que en el país las cifras de pacientes ortoréxicos va en incremento.
Esa preocupación constante por lo que se consume no se trata solo de comprar en lugares seleccionados. Ellos pueden tardar hasta tres horas planeando qué van a consumir y como lo van a preparar. Quizá esta sea una de las principales señales de alerta de quienes padezcan de este mal, recalca la nutricionista.
"Es muy difícil que alguien acepte por su propia cuenta que sufre de ortorexia. Lo enmascaran con la idea de que están comiendo saludable cuando en realidad no es cierto", comentó Laitano.
Además, se inquietan más por la calidad de los alimentos que por el placer de comerlos y sienten culpa por saltarse su régimen alimenticio, situación que los conduce al autocastigo mediante largos ayunos y en casos más graves los llegan a agredirse.
Aunque la idea inicial es mantener el cuerpo sano y desintoxicado, esta fijación provoca que las dietas sean poco balanceadas y con carencia de elementos nutricionales, lo que a su vez puede inducir a la delgadez, anemia, carencias vitamínicas, falta de energía, pérdida de la capacidad de comer espontáneamente, ansiedad e hipocondriasis, que es el temor de padecer una enfermedad grave aunque medicamente no se registre ninguna anomalía.
Lo orgánico. Los alimentos orgánicos, aquellos que están libres de químicos y en apariencia más saludables, pese a ser una de las fijaciones de quienes padecen de este mal no se deben de ver con malos ojos.
Según la nutricionista son ricos en vitaminas y minerales, más que los de consumo regular, debido a que no están expuestos constantemente a químicos, pesticidas o fungicidas. Se caracterizan por que el productor asegura respetar todo el proceso de desarrollo de las plantas.
"Todo en extremo es malo. Pero estos pueden ayudar a mejorar la calidad de vida siempre que se acompañen de una dieta balanceada", mencionó.
En Costa Rica la oferta de productos orgánicos va en ascenso, cada vez son más las cadenas de supermercados que incorporan en sus estantes este tipo de alimentos y las ferias del agricultor que se caracterizan por facilitar estos cultivos.
Mantener un estilo de vida saludable no debe implicar un sacrificio o preocupación adicional. Trate de tener una dieta balanceada, en la que puede incluir vegetales orgánicos, y no permita que el estilo de vida que elija sea moldeado por las modas transitorias, concluye Shapiro.