Nuestro cuerpo necesita energía para ejecutar cada proceso y función del organismo: desde dormir, crecer, caminar y hasta pensar. El metabolismo es un conjunto de reacciones químicas que tiene lugar en las células del cuerpo. De esa forma convierte los alimentos en energía, el combustible que nos permite llevar a cabo las responsabilidades y actividades de cada día.
El metabolismo se compone de dos tipos de procesos:
- Anabolismo: consiste en la fabricación de tejidos corporales y reservas de energía.
- Catabolismo: lleva a cabo la descomposición de tejidos y reservas para utilizarlas como energía.
Cada persona y cada biotipo son diferentes; los sistemas no reaccionan de la misma manera. Una persona activa físicamente, con un plan específico, tendrá un metabolismo más estable y saludable que alguien sedentario. En la misma línea, una alimentación balanceada y nutritiva también trabajará a favor de su buen funcionamiento.
¿De qué se encarga el metabolismo en el cuerpo?
La energía que se produce mediante el proceso metabólico se utiliza en diferentes funciones vitales como la respiración, el proceso de digestión, la eliminación de desechos a través de riñones y del intestino, el funcionamiento del sistema circulatorio y la regulación de la temperatura corporal.
El metabolismo condiciona también el gasto energético. Algunas personas presentan dificultad para perder peso. En estos casos, resulta fundamental un programa físico diseñado específicamente para usted, al igual que un plan nutricional hecho a su medida.
La energía que un alimento provee al cuerpo se mide en calorías. Cuando se consumen más calorías de las que el cuerpo necesita, estas se acumulan en forma de grasa. Al ingerir alimentos, las enzimas del sistema digestivo descomponen las proteínas, en aminoácidos; los carbohidratos, en azúcares simples (glucosa); y las grasas, en ácidos grasos. Estos compuestos son absorbidos por la sangre, la cual los distribuye a las células. El sistema humano es todo un andamiaje; es capaz de realizar sus funciones a la perfección.
¿Cómo afecta nuestro estilo de vida?
Es fundamental conocer la base de alimentos más conveniente según el diagnóstico o la sintomatología de la persona.
Para cada patología, lo ideal y más conveniente es acudir a un nutricionista, así como contar con un endocrinólogo. Las personas con metabolismo lento tienen tendencia a ganar peso. Suelen preferir los dulces y las harinas.
La actividad física provoca variación en el metabolismo que favorece nuestro sistema y ayuda en la prevención de afecciones. Incorporar a la vida una rutina diaria de actividad física específica, según cada necesidad, genera cambios fisiológicos y metabólicos muy positivos. Va más allá del hecho de quemar calorías, reducir grasa y mantener masa muscular apropiada. La actividad física provoca una modificación de la composición del cuerpo y del funcionamiento del metabolismo.
Cabe destacar un beneficio absoluto de la actividad física consistente: mejora la relación de la persona con la comida, reduciendo el apetito a lo necesario, a la vez que favorece la adopción de hábitos saludables de alimentación.
Señales de un metabolismo lento
- Cansancio y fatiga
- Estreñimiento
- Dificultad para levantarse en la mañana
- Digestión lenta y pesada
- Reacción lenta a estímulos
- Aumento de peso
Síntomas de un metabolismo rápido
- Apetito constante
- Exceso de energía
- Problemas para conciliar el sueño
- Dificultad para ganar peso
- Tendencia a la ansiedad
- Absorción inestable de los nutrientes
Indicadores de un metabolismo estable y saludable (ideal)
- Consistencia en un peso ideal según la edad
- Sueño saludable
- Control del hábito alimenticio
- Suministro de energía necesaria
- Actividad física habitual